martes, 15 de noviembre de 2016

Apuntes críticos a la noción de cultura de Mario Vargas Llosa (I)


Escribe: Claudio Chipana

Tomado de:
La cultura la hacemos todos, no es el resultado exclusivo de un grupo privilegiado” (CCHG)

El escritor latinoamericano ha dicho que que la cultura en su sentido tradicional, tal como hasta hace unas décadas aquella era entendida, está a punto de desaparecer, si es que no ha desparecido ya. Pero…
n un libro reciente, “La civilización del espectáculo” (2012) de Mario Vargas Llosa, escritor y premio Nobel de literatura (2010), nos presenta una visión nostálgica y no menos apocalíptica de la cultura contemporánea. Nos dice que la cultura en su sentido tradicional, tal como hasta hace unas décadas aquella era entendida, está a punto de desaparecer si es que no ha desparecido ya.
La cultura se ha convertido en un “espectáculo”, es decir en mero entretenimiento, banalidad y frivolidad. La cultura es ahora un simple pasatiempo, nos dice el escritor.
Su libro confirmaría los temores ya expresados por otro autor, TS Eliot, quien dedicó un libro (“Notes towards the definiton of culture, 1948″)  a la situación riesgosa de la cultura de su tiempo. En un pasaje citado por Vargas Llosa el autor de “Tierra baldía” expresa su preocupación por la  “decadencia” de la cultura y de su eventual desaparición.
“La civilización del espectáculo”, libro compuesto de seis capítulos y varios artículos colocadas como “antecedentes”, es a la vez, una reflexión sobre el desarrollo cultural reciente, una teorización del concepto de cultura al lado de ciertas consideraciones estéticas, y  como hilo conductor de muchas de las elucubraciones sobre las cultura del novelista es una declaración  ideológica liberal.
Para el premio Nobel la tarea literaria no se enemista con un compromiso político pues cultura y sociedad están íntimamente imbricados.
Según Vargas Llosa los intelectuales deben comprometerse con los problemas que le plantea su tiempo. El compromiso personal de Vargas Llosa  es con la noción liberal de  “libertad” y la sociedad “abierta”, concepto  tomado del filósofo Karl Popper, uno de los mentores del escritor. En Vargas Llosa la filosofía d liberal oscila entre la idea clásica de la tolerancia y la soberanía del individuo, y la doctrina del libre mercado, es decir, del neoliberalismo.
Más adelante veremos de qué modo la concepción que tiene Vargas Llosa de la cultura se condice con su postura liberal en la política.
Hay que recordar que Vargas Llosa fue candidato presidencial por el movimiento pro libre mercado Fredemo en las elecciones peruanas de 1990 y que perdiera ante Alberto Fujimori un populista que devino en dictador. Fujimori actualmente purga condena por delitos de corrupción y lesa humanidad.
Vargas Llosa alega que la cultura tal como era 40 o 50 atrás se ha transformado tanto hasta haber devenido  en puro pasatiempo, goce instantáneo y consumo hedonista.
En esta tesis Vargas Llosa no está solo. Cita y contrasta sus puntos de vista con los de otros autores como es el caso del filósofo francés Gilles Lipovetsky quien en coautoría con Jean Serroy ha escrito el libro “La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada” (2010).
Para estos autores la cultura mundo es la cultura de masas, la cual ya no es elitista pero está marcada por el consumismo individualista a ultranza. Esta cultura hiper consumista sin embargo a diferencia de Vargas Llosa no ha significado necesariamente el fin de la cultura sino que lo que hay es una pugna entre el hiper consumismo y la búsqueda de otras opciones tal como ocurre con los jóvenes hacia estilos de vida alternativos.
En consecuencia, a diferencia de Vargas Llosa,  Lipovetsky encuentra que hay otras  alternativas a la banalización de la cultura que van más allá de la alta cultura.
Otro autor a cuyas ideas sobre la cultura pasa revista Vargas Llosa es Guy Debord quien publicó en 1967 “La societé du spectacle”.
Para este filósofo marxista el “espectáculo” de la sociedad engarza con la noción de alienación tal como aparece en los Manuscritos de Marx de 1844.
En la sociedad del espectáculo la representación y la ilusión tienen primacía sobre el ser y el vivir. Debord encuentra que el fenómeno del espectáculo como un resultado de la alienación y de la cosificación del hombre y  tiene una raigambre social y económica, no sólo cultural.
De ahí que para Debord resulta esencial cambiar la sociedad del espectáculo por medio de la acción revolucionaria. Para Vargas Llosa el espectáculo es una cuestión exclusivamente cultural. (Continuará…) 

Utopías conservadoras, leyendo a Vargas Llosa (II)

Tomado de:

Las utopías conservadoras están en boga en América Latina y en el mundo Occidental y están a la ofensiva.
Si hay una ideología que subyace al libro “La civilización del espectáculo” – CdE (Vargas Llosa Mario, Punto de lectura México, 2015), es la ideología liberal la cual el escritor ha defendido abiertamente como cuando candidato presidencial. La CdE no sólo es un manifiesto cultural sino también como un manifiesto político.
El hilo conductor de las ideas sobre la cultura expuestos en este libro corre parejo con una lógica política de corte liberal.
Pero dicho pensamiento liberal no calza únicamente con el pensamiento clásico liberal de la fe puesta en el progreso y en la tolerancia.
Vargas Llosa va más allá hasta abrazar el ideario neoliberal aunque en el libro ello quede solamente insinuado cuando enfila sus ataques a gobiernos como Venezuela y Cuba y otros gobiernos que han emprendido una ruta anti neoliberal.
Claudio Chipana leyendo su ponencia en Latinoamerican house
Los regímenes progresistas de America latina son un freno para la “democracia” y la “libertad”, léase, la libertad de mercado (Ver “Mario Vargas Llosa: Confessions of a Latin American Liberal” ). Cuando fue candidato en 1990 presentó un conjunto de recetas ostensiblemente neoliberales.
Vargas Llosa ha declarado que se considera utópico en todo “menos en política” (El País, 29-03-03).
Sin embargo, en línea con la derecha liberal  internacional su pensamiento político encuadra en lo que se ha denominado la utopía conservadora hoy hegemónica en el mundo occidental. No es casual que los mentores de Vargas Llosa sean no sólo los pensadores liberales del siglo de las luces, sino también Popper, Von Mises, Hayek, y otros propulsores del modelo neoliberal (En 1947 hubo un importante cónclave del pensamiento neoliberal. Ver “El Neoliberalismo y su concepto del Hombre: La Sociedad Mont Pelerin”).
Las utopías conservadoras están en boga en America Latina y en el mundo Occidental y están a la ofensiva. El neoliberalismo pone el acento en el libre mercado, la privatización y una escasa participación del Estado.
Vargas Llosa evidencia su postura elitista en relación a la cultura al postular que la degradación de la cultura se debe al hecho de que se ha masificado y  “democratizado”. Al democratizarse, dice Vargas Llosa la cultura gana en cantidad pero pierde en calidad (Vargas Llosa, 2015, p 35).
La masificación de la cultura por los medios audiovisuales que ha dado lugar al predominio de la imagen, ha traído consigo la pérdida del lugar que ocupaba la “alta cultura”. Para revertir ello las elites selectas  deben seguir jugando un papel central en la preservación de la cultura. La salida no es mirar hacia el futuro sino volver  la mirada al pasado, a la era privilegiada de la alta cultura.
“Confieso que tengo poca curiosidad por el futuro, en el que, como van las cosas, tiendo a descreer” manifiesta el escritor (Ibid, p. 203). Vargas Llosa refuerza su añoranza por aquel pasado cuando dice que las elites son necesarias “si no queremos progresar sin rumbo, a ciegas, como autómatas, hacia nuestra propia desintegración” (Ibid, p 73).
Así, Vargas Llosa descarta del todo la posibilidad de que la cultura popular, ya sea en su sentido bakhtiniano, en tanto respuesta del pueblo frente a la cultura oficial, o como “low brow culture”, es decir, como opuesta a la alta cultura (“high brow” culture) pueda hacer renacer la cultura de la  banalización en que se halla. Lo popular como la expresión cultural de los de abajo es tan nocivo como la cultura de masas creada por las corporaciones mediáticas.
Vargas Llosa no hace mayores distingos entre ambas manifestaciones de lo popular.
Más allá de las frases declarativas en defensa de la “libertad” y la sociedad “abierta” Vargas Llosa va en contra la corriente multicultural en Europa echando mano a argumentos contra el multiculturalismo y la “corrección política”. Se pronuncia así en contra del uso del velo islámico en las escuelas francesas. Para el novelista esta es una decisión “justa y democrática” (Ibid, p 187).

Las familias musulmanas no deben preservar su cultura, deben “ajustar su conducta a las leyes vigentes”, o sea asimilarse a la cultura de la mayoría. Sin embargo adopta un parecer un tanto distinto cuando sostiene que sectas religiosas como la “cienciología”  “deberían ser no sólo respetadas, sino fomentadas”. Hasta aquí algunas aporías del liberalismo  conservador de Mario Vargas Llosa.
Jeremy Corbyn con los representantes latinoamericanos. A su lado Claudio Chipana.