domingo, 25 de septiembre de 2016

¿Hay educación intercultural bilingüe?

Vidal Villanueva Chavez*
(Tomado del diario La República, 25/09/2016)

La educación intercultural bilingüe tiene el único propósito de incorporar a las etnias al modelo occidental, cuyo inicio se dio con la traducción de la biblia a las lenguas aborígenes para afianzar la dominación mediante la religión. La educación impuesta por el Estado a las comunidades indígenas responde a paradigmas ajenos a su cultura, a modelos propios de los civilizadores: si antes creíamos en el dios Inti por ser fuente de vida, hoy creemos en Jehová, que nos va a llevar al paraíso si nos portamos bien.

Los programas educativos se orientan a la consolidación del Estado y la lenta desaparición de los pueblos minoritarios, por cuanto únicamente se enseña la cultura occidental en lengua española, mas no en su lengua nativa (se dice que hoy se necesitan 18 mil docentes para que contribuyan al exterminio de las etnias). Es que se busca la inclusión de esos pueblos a la modernidad, hoy, a la globalización, a la formación de un tipo de ser humano homogéneo con modales y gustos comunes; y así, se van extinguiendo las tradiciones, la visión del mundo del aborigen, la conservación del medio ambiente: ¿con qué derecho?

Si somos un país pluricultural y multilingüe, entonces la enseñanza debe estar basada en el respeto a la diversidad cultural; por ende, se debe enseñar la cultura occidental en las lenguas de los aborígenes; es decir, en quechua, en aimara, en awajún, en asháninka, y sin soslayar sus modos de vida. ¿Cómo enseñar por ejemplo historia o biología o español tomando en cuenta la cultura de esos pueblos?

Si se enseñara en las lenguas aborígenes recién se estaría nivelando el criterio de la interculturalidad al buscar la igualdad de condiciones en que deben estar los pueblos. No hay cultura mejor que otra: todas son iguales, tienen su propia identidad, su propio yo, por lo que solo se puede hablar de interculturalidad si hay intercambio de culturas para bienestar de ambos pueblos; pero esto no sucede porque los civilizadores no adoptan como modo de vida los rasgos culturales de los aborígenes por considerarlos atrasados, pero exigen que estos asuman los suyos.

Entonces, ¿qué enseñar para lograr la integración sobre la base de las diferencias en un país tan desigual y diverso culturalmente, cómo organizar los programas curriculares que reflejen los elementales principios de convivencia humana, y así sentar las bases de una educación integral, cómo mantener viva la pluriculturalidad bajo el principio de la igualdad, cómo construir un país tolerante y solidario, donde se respete lo diferente? Estas son cuestiones hasta hoy no resueltas.


(*) Profesor principal de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Imágenes del Tercer Simposio Internacional Amauta y su época

on mucha expectativa culminó el tercer simposio internacional Amauta y su época, 90 aniversario de la histórica revista, organizado por la Cátedra José Carlos Mariátegui acertadamente dirigida por Sara Beatriz Guardia y auspiciado por el Instituto Raúl Porras Barrenechea, representado por el embajador Harry Belevan.

Presento un conjunto de imágenes que muestra la participación de sus invitados internacionales y nacionales. Hay que felicitar a Sara Beatriz Guardia y su Consejo Académico por la brillante organización y dirección de este importante simposio internacional que revaloriza y actualiza los alcances de la Revista Amauta en el desarrollo de nuestro país.

Las imágenes han sido tomadas por Albin Morales Hinostroza, destacando los primeros planos que permiten apreciar el desarrollo de cada disertación.

Jueves 15 de setiembre
 Inauguración.

Discurso del Embajador Harry Belevan-McBride. Director Ejecutivo. Instituto Raúl Porras Barrenechea. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


Discurso de Sara Beatriz Guardia. Directora de la Cátedra José Carlos Mariátegui.


 César Germana. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima- Perú.
Disertación: El lugar de Amauta en la genealogía de la perspectiva de la descolonialidad 
        del saber.
       


Rafael Ojeda.  Escritor e investigador en Ciencias Sociales. Perú.
Disertación: Travesía mariateguiana. Tragedia de la modernidad y comedia de la 
descolonización latinoamericana.
        


Segundo Montoya Huamaní. Universidad de San Marcos. Lima-Perú.
Disertación: De la tensión ente “mito” y “logos” a la «racionalidad alternativa» en José 
        Carlos Mariátegui.
      
  
   Claudio Andrés Berríos Cavieres. Universidad de Valparaíso, Chile.
Disertación: Amauta e indigenismo: polémica y debate en el Perú de comienzos del siglo 
        XX.
      Edmundo Murrugarra Florián. Perú.
Disertación: Pueblos y culturas indígenas en el socialismo de Mariátegui.
        
  
Presentación libros
        Víctor Mazzi. Inkas y filósofos. Posturas, teorías, estudio de fuentes y reinterpretación.
 Gonzalo Jara. Reedición Comentada de Defensa del Marxismo. Edición Universidad de 
        Valparaíso.
Sara Beatriz Guardia. José Carlos Mariátegui. Una visión de género.

Autores de libros con nietos de José Carlos Mariátegui, hijos de Sandro Mariátegui.
Público asistente al simposio.
Público asistente al simposio.

Viernes 16 de setiembre

Saúl Peña. Profesor y supervisor del Instituto de Psicoanálisis de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis. 
Disertación: Mariátegui, la Revista Amauta y el Psicoanálisis.


Pierina Ferretti. Universidad de Valparaíso, Chile. 
Disertación: La dimensión religiosa del pensamiento de José Carlos Mariátegui.
      
Carmen Susana Tornquist.  Universidad Do Estado de Santa Catarina, Brasil.
Disertación: Las relaciones entre Clarté y Amauta: anotaciones de pesquisa.

Víctor Mazzi Huaycucho. Universidad Nacional de Educación. La Cantuta. Perú.
Disertación: Impacto de Amauta en la prensa minera de Morococha (1926-1930)
          

Renata Bastos da Silva. Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil.
Disertación: A gênese da Amauta e o fim do laissez-faire

Gonzalo Jara Townsend. Centro de Estudios del Pensamiento Iberoamericano de la Universidad de Valparaíso. Chile
Disertación: La filosofía de Antenor Orrego en la revista Amauta: Un formación de un estilo y una expresión latinoamericana.
       
Ricardo José de Azevedo Marinho. Universidade do Estado do Rio de Janeiro. Brasil.
Disertación: A Amauta e a Questão Meridional
        
Sara Beatriz Guardia. Directora Cátedra Mariátegui. Lima-Perú.  
Disertación: Mujeres de Amauta. Transgrediendo el monólogo masculino.

Juan Ignacio Garrido. Córdova, Argentina.
Exposición de proyecto sobre el pensamiento de José Carlos Mariátegui.
Hugo Ordoñez (Ex-Presidente de región Tacna)
José Carlos Mariátegui y la descentralización.


Clausura del Tercer Simposio Internacional por Sara Beatriz Guardia.

viernes, 2 de septiembre de 2016

KHIPU: ALTERNATIVA COMUNICATIVA DE TEXTOS Y CIFRAS.





Roque Ramírez Cueva.


En la parte uno obviamos mencionar –no correspondía- que la idea de proponer al Khipu como una forma  alternativa de cumplir los mismos usos y funciones de la escritura ha tenido sus pioneros. Cuando en anteriores notas críticas sobre el tema, afirmamos que es el profesor V. Mazzi Huaycucho (V.M.H. en adelante) uno de los contados investigadores en proponer al khipu como un sistema comunicativo y registral, lo decíamos desde la experiencia peruana y de los peruanos. La misma y vasta referencia bibliográfica dada por el propio V.M.H. en su libro nos da una idea de los muchos investigadores comprometidos en el estudio del Khipu. Por no ser de interés de la presente sólo aludiremos a unos.
Así, Williams Burns, indagador inglés, mientras trataba de demostrar en Perú el hallazgo de una escritura de signos geométricos usada en tiempo de los Inka, iba constituyendo su ensayo “Decodificación de Quipus”, o sea ya trataba de averiguar qué datos guardaban. Y desde la Universidad de Harvard otros dos investigadores norteamericanos, Gary Urton y Carrie Brezine, concluían que los Inka tenían control administrativo sobre el proceso de la producción y sabían de las diferentes ocupaciones de todos los trabajadores a su cargo para lo cual se apoyaron en los khipu.(1)

La web, o revista digital, Khipu Database Project, vocero del proyecto del mismo nombre y dirigida por la Fundación Nacional de Ciencia y la Universidad de Harvard, en la ventana on line “What is a Khipu?”(2) menciona a otros investigadores, entre ellos Locke, a los esposos Ascher y, al ya mencionado, Urton. Leamos:
 “Leland Locke (…) was the first to show that the knots had numerical significance. The Inkas used a decimal system of counting. Numbers of varying magnitude could be indicated by knot type and the position of the knot on its cord. Beginning in the 1970’s, Marcia and Robert Ascher conducted invaluable research into the numeric significance of khipu, and developed a system of recording khipu details which is still in wide use today among khipu researchers. More recently, researchers such as Gary Urton have recognized the depth of information contained in non-numeric, structural elements of khipu.”
No tengo el dato comparativo necesario para concordar si Locke fue el primero en demostrar que los nudos del khipu tenían significado numérico, pero es muy interesante informarse que los Ascher por 1970 desarrollaron un sistema de grabación (registro) de datos del khipu muy útil a investigadores de la materia. Gary Urton, por su parte, ha reconocido la profundidad de la información contenida en los elementos estructurales no numéricos del khipu. Es decir, ya se permitía deducir que hay información más que solamente numérica en los khipu. Gary Urton(3) en sus indagaciones hechas en base a los khipu hallados en el sitio de Puruchuco (Vitarte, Lima) puntualiza que la data registrada o incorporada en los khipu tenía movilidad muy dinámica al intercambiarse entre los funcionarios de alto y bajo nivel en el sistema administrativo de los Inka.

 Sin embargo, para Urton aún no puede develarse con claridad la funcionalidad del khipu, por eso termina preguntándose, en ese mismo ensayo publicado en Science, “How did the khipu-keepers of the Inka administrative system record the identities of objects—people, animals, produce, manufactured goods, etc.—in the three-dimensional forms of their knotted-string records? ¿Cómo hicieron los Khipucamayuq del sistema administrativo del Inka para grabar las identidades de objetos personales, de animales, de lo producido y bienes manufacturados, etc., en las formas tridimensionales de sus registros en cuerdas anudadas? Aquí, acotamos que ya en el 2005 Urton se está refiriendo a los Khipu como una forma tridimensional de registros, en la nota de comentario al libro Inkas y Filósofos de Mazzi se dijo que Flores Quelopana los llama una escritura tridimensional.

Entonces, volviendo a la línea de nuestro comentario, ante estas y otras dudas e interrogantes V. Mazzi H. justamente propone sí o sí que los Khipu son –ya se dijo atrás- la alternativa comunicativa de cifras y textos que los Inka emplearon en lugar de la escritura alfabética o de ideogramas; también fundamenta la diversa funcionalidad que el Inka Pachacuti le dio al khipu, y hay solidez en dar evidencias al discurrir acerca de un khipu de tipo narrativo que registra relatos, historias, biografías, e incluso pensamientos reflexivos.

De esta manera, los abundantes testimonios de crónicas presentados por V.M.H. en su libro Inkas y Filósofos significan una fuente que sustenta con validez los argumentos de sus proposiciones. Sigamos leyendo lo que nos dicen tales cronistas. Siguiendo con Joseph de Acosta (citado por Mazzi) da fe: “Es increíble lo que en este modo alcanzaron, porque cuanto los libros pueden decir de historias, y leyes y ceremonias, y cuentas de negocios, todo eso suplen los khipus tan puntualmente, que admira”

El cronista Martín de Murúa menciona las funciones importantes del Khipu, y las dimensiones que, en calidad de sistema comunicativo, alcanzó esta invención tawantisuyana genial. Murúa escribió, “Todos cuanto refieren cosas deste reino lo ha alcanzado y sabido por este medio, único y solo de entender los secretos y antigüedades deste reino…”. Y hablando de lo antiguo, el khipu no registraba únicamente el presente , además contiene información que registró sucesos y asuntos del pasado, desde los tiempos tempranos del surgimiento del Tawantisuyu. Murúa, agrega: “…los casos sucedidos en infinidad de años [antiguos] los referían los indios, que los tenían por oficio, tan puntual y distintamente que los mejores y más diestros lectores de nuestras escrituras  no se les aventajaran en el decirlos, en señalar los tiempos [épocas] y ocasiones, las personas, edades y circunstancias que en ellos concurrieron, cosa maravillosa [su capacidad de registrar información] y [es] de tener estima en una gente ignorante, y tenida en nuestras provincias [opinión de invasores] por inculta y bárbara”. (corchetes nuestros).

Murúa se refiere al papel vital de los khipucamayuq y lo compara con mejores escritores-lectores hispanos, los cuales no serían menos entre unos y otros. A Murúa le sorprende que tan elevada cualidad la puedan tener dichos indios khipucamayuq, si se consideraba que en tiempo de los Inka no tenían escritura similar al alfabeto, aparte de considerarlos ignorantes por no ser cristianos. En todo caso Murúa no percibe que ambos sectores sociales (invasor y ancestros) ignoraban los logros que habían alcanzado las dos sociedades, tawantisuyana y española, cada una en su ámbito y perspectiva cultural. Pero en qué nos adelantaban los europeos, tal vez en disponer de inventos que no eran suyos sino de sus conquistadores los árabes, ciencias y tecnologías eran de los fieles de Alá. En cambio, nosotros dominamos la hidráulica con más dominio de sus postulados geométricos y físicos que de sus elementos de tecnología de los que no se disponía tanto.

Khipu sin anudar. Museo de Sitio Arica. 

No obstante Murúa amplía testimonios acerca de las dimensiones funcionales del khipu como registro contable y como texto narrativo, su diversidad referida a varias áreas del conocimiento, a múltiples tareas administrativas. En realidad Murúa y los otros cronistas, con sus testimonios, preservaron la memoria de su crónica, y la otra memoria contenida en nuestras cuerdas anudadas:
“Por estos nudos contaban las sucesiones de los tiempos y cuando reinó cada Inka, los hijos que tuvo, si fue bueno o malo, valiente o cobarde, con quién fue casado, que tierras conquistó, los edificios que labró, el servicio y riqueza que tuvo, cuántos años vivió, donde murió, a qué fue aficionado; todo en fin lo que los libros nos enseñan y muestran se sacaba de allí [los khipu], y así todo lo que en este libro se refiere del origen, principio, sucesión, guerras, conquistas, destrucciones, castigos, edificios, gobierno, policía, tratos, vestidos, comidas, autoridad, gastos y riquezas, de los Yngas, todo sale de allí [khipu].” (Corchetes nuestros).
Hasta aquí, es evidente y queda claro que el khipu fue un sistema comunicativo y registral en el que se preservó datos contables y, lo más importante, se guardó información de tipo descriptiva, expositiva y narrativa. Existe un tipo de khipu que Mazzi denomina narrativo-ritual se utilizó hasta comienzos del estado colonial, después de concluida la conquista. Ello nos infiere que también registraron temas culturales y religiosos, incluso de reflexión filosófica, muy importantes para la evolución de las sociedades. Sin embargo, se le proscribió.

Bartra, citado por V.M.H., transcribe una directiva dada por el Tercer Concilio Limense, con el fin que se destruyan estos khipu porque contenían asuntos del demonio, supersticiones. Sin quererlo, se enfatiza en que los Khipu guardaban información no sólo de contabilidad, sino asuntos culturales y de su religiosidad, aparte de que se les concebía de similar parecido a la función de los libros, pero en otro soporte, de cuerdas. No obstante contra lo dispuesto por la Iglesia Católica, intolerante ante las manifestaciones religiosas en el Tawantisuyu, nosotros hoy debemos interpretar tales asuntos desde otra visión, allí donde se lee “superstición” “cosas del demonio” “ceremonias y culturas maléficas”, debemos entenderlas como ceremonias y rituales de religiosidad andina. Bartra, escribió:
“y porque en lugar de libros lo indios han usado y usan como registros hechos de diferentes hilos que ellos llaman khipus, y con esto conservan la memoria de su antigua superstición y ritos ceremonias y costumbres perversas, procuren con diligencia los obispos que todos los memoriales o khipus que sirven para su superstición, se les quiten totalmente a los indios”.
El testimonio es claro, los saberes, pareceres e ideas sobre las cosas de la religiosidad en el Tawantisuyo es otro tema de información que se ha registrado en los khipu. Esto lo entendían así, no cualquier persona del estado colonial, sino un conjunto de doctos obispos reunidos en Concilio. Los Obispos no tenían dudas que el instrumento que reemplazaba al libro, fue el khipu. Y como en todas las sociedades a los libros se les cuidó pero también quemó. Igual pasó con los khipu se confiscaron, otras veces destruyeron como consecuencia de guerras fratricidas, y por el desenlace de la invasión europea por lo cual los últimos Inka destruyeron miles de khipu con tal que el enemigo no se enterara cómo funcionaba y estaba constituida la sociedad tawantisuyana.

Y, volviendo a las huellas que nos mostraban el asomo evidente de un sistema comunicativo diferente a la escritura, se entiende que este es otro rastro que no se supo interpretar. ¿Por qué los obispos del Concilio decretaron la eliminación de los khipus, si eran simples instrumentos de cuerdas? ¿Por qué la destrucción de los nudos y cuerdas, también fue ordenada por los capitanes y sucesores del Inka Atawualpa? ¿Lo harían por qué sólo conservaban información numérica? Obviamente no.

Los capitanes Quisquis y Calcuchimac(5) ordenan en el Cusco la quema de miles de khipu, cuando tomaron prisionero a Huascar, para que no se contaran las hazañas y vidas de todos los anteriores Inka y sólo se preservara la existencia de Atahualpa y la leyenda que, imaginaron, empezaría con él. Y los obispos del Concilio Limense, lo hicieron porque el khipu contenía información de la religiosidad y de la función de los waka. Por tanto, todo indica que hubo sucesos históricos y manifestaciones religiosas contenidos en los khipu. 

Notas Bibliográficas:
(1)       http://pueblosoriginarios.com/sur/andina/inca/quipu.html .- El ciber diario Pueblos Originarios documenta su información desde el link, http://khipukamayuq.fas.harvard.edu/espanol/index_sp.html


(3)       REVISTA Science,  12 Aug 2005: Vol. 309, Issue 5737, pp. 1065-1067.
(4)       Mazzi Huaycucho, Víctor. Inkas y Filósofos. Lima, edición de autor. 2016.

(5)       Valcárcel, Luis Eduardo. Historia del Perú Antiguo. Lima. Tomo III. Religión, Magia Mito Juego. Editorial Universitaria S.A. 1964.

IMPERSONALISMO PRECOLOMBINO: MITO O REALIDAD




GUSTAVO FLORES QUELOPANA
Sociedad Peruana de Filosofía
http://gusfilosofar.blogspot.pe/2016/08/impersonalismo-precolombino-mito-o.html

Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio

Leonardo da Vinci

i amigo, el filósofo sanmarquino Zenón Depaz Toledo (La cosmovisión andina en el Manuscrito de Huarochirí, Lima 2015), ha visto otra solución que no es monista ni dualista, ni politeísta, sino unitaria de la diversidad, o como él mismo lo expresa “una dual y diversa” para explicar lo que yo llamo la teología precolombina.

Esta versión aparentemente ecléctica, encierra una compleja ontología. Para él la cosmovisión andina es una ontología donde el “Ser es interactuar” (p. 323). El cosmos es dialogante y vinculante. Como tal, dioses y hombres dialogan en un horizonte común que es la Pacha o el mundo. Dice, Pacha es fenoménico, pero excede al fenómeno. Presenta a Waka o lo Sagrado como el fundamento que excede el mundo. El cosmos es animado o Kama.

Pero si la vida no se agota en el fenómeno –como quiere Depaz-, entonces hay vida transfenoménica. Todo es, sigue diciendo, un tejido de la dualidad primordial, donde el mediador supremo es el quinto elemento vinculante llamado chawpi primordial. O sea, para Zenón, lo dual es la unidad mínima porque el uno dual es chawpi o vínculo unificante. Este papel sobresaliente y central que concede Depaz al vínculo o chawpi va a ser determinante en la construcción de su esquema ontológico de la teología andina. Se constituye en un problemático principio que sobrepasa el protagonismo de camac, Waka y Yachay. Chawpi queda convertido en un supra principio ontológico-metafísico de carácter impersonal y panteísta, al cual queda sometido todo lo existente.

Aquí queda reflejado el gran influjo de Heidegger y de la mística alemana en la interpretación de Depaz. Efectivamente, al convertir a Chawpi en el supra principio ontológico metafísico de carácter impersonal está reproduciendo la metafísica voluntarista de la metafísica alemana, el “sin fondo”, lo indeterminado o “Ungrund” del filósofo y místico renacentista Jacobo Boheme, y la distinción entre la Divinidad y Dios del Meister Eckhart. Boehme intrigado por dar solución al problema del mal en el mundo concibió a Dios no como a un ser estático, sino como una voluntad dinámica que se autodespliega en una serie de etapas que recuerdan a la dialéctica hegeliana. Dios correlativo a la creación surge de las profundidades de la eternidad Divina. La divinidad primera está más allá del bien y del mal, más allá de los dioses.

Así, empuja el origen más allá de todo ser, en un “sin fondo”, lugar de la libertad, imposible de concebir con las categorías intelectuales de Platón y Aristóteles dentro de una ontología de esencias. Tal es la idea más profunda de la mística alemana que se repite en la principal motivación heideggeriana: hay que ver al ser en la “diferencia ontológica” sin pensarle a partir del simple ente, lo que es nihilismo, “olvido del ser”, “caída” en la mundanidad, o “razón subjetiva”. Y esto lo repite Depaz haciendo del Chawpi un super vínculo indeterminado de la ontología andina.

Pero la pregunta es si verdaderamente en la teología andina existe algo parecido a un principio impersonal. Pregunta muy difícil de responder porque depende del punto de vista interpretativo. Más, si pretendemos efectuar una deducción más o menos fidedigna diré que un principio impersonal no es impensable dentro de la filosofía mitocrática, la filosofía védica y los Upanishads así lo demuestran. No descarto que haya podido existir alguna escuela andina de amautas que haya pensado en la naturaleza impersonal y universal del Camac, pero me inclino a pensar que la doctrina dominante fue la que le otorgó personalidad y providencia más no omnipotencia. Es decir, Depaz no está descaminado en la posibilidad de pensar a Chawpi como lo impersonal, pero suponer que esa fue la interpretación hegemónica es otra cosa.



Además, existen razones metafísicas al impersonalismo panteísta que cuestionan su posibilidad andina. Primero, si todo existe y es posible por lo impersonal entonces qué sentido tendría una deidad ordenadora o vivificadora. Ninguno, todo estaría vivificado. Segundo, si lo impersonal es todo entonces dónde ejercería su acción si sólo existe lo impersonal en todo. Este Chawpi impersonal sería algo así como pura inteligencia, sin voluntad ni libertad. Pero las religiones andinas conocidas han supuesto una deidad personalizada con inteligencia, voluntad y libertad. Este es un fuerte indicio que la teología andina se circunscribió a las religiones mitológicas y no a las religiones naturales. Veamos el esquema de los estadios religiosos:



No niego que haya existido ascetas en el Perú antiguo y por tanto religión natural. Sólo digo que lo hegemónico fue la religión mitológica sobre la religión natural.

Es decir, según Depaz, lo dual conforma una tríada que se vuelve genésicamente cuádruple y luego genera un quinto vinculante llamado chawpi mediador (pp. 305-327). En una entrevista personal filmada para la librería Libros Peruanos, es donde inquiero más en este punto, y él me expresa que concibe el plano de los dioses y el plano del mundo como la dimensión de la animación actualizada y el Uccu pacha como el caos de la pura potencia vital. Ya veremos por qué este esquema implica un dualismo inevitable.

Sin duda, este esquema ontológico-metafísico que se puede llamar del "uno dual de quíntuple vinculante" es original, complejo y seductor. ¿Pero corresponderá realmente al mundo andino? Por lo pronto deja ciertas serias dudas. Lo primero es que si el vínculo o chawpi se convierte en supra principio metafísico, entonces éste se duplica infinitamente en cada mediación del cosmos. Sería algo así como la objeción del “tercer hombre” que Aristóteles le dirigía a la teoría de las Ideas de Platón. El tejido cósmico haciendo perpetuamente al tejedor que se desdobla equivale a poner un supraser sobre el ordenador cósmico.

Por tanto, el chawpi o vínculo sería el verdadero principio impersonal, como la substancia espinosista, que subordina a todos los elementos que vincula. Una especie de Tao chino o Brahma hindú, de cuya acción impersonal todo depende.

Además, cuando sostiene que Pacha siendo fenoménico excede el fenómeno nos preguntamos, qué parte de Pacha lo excede y por qué lo excede. Si lo excede no es totalmente inmanente a la naturaleza sino trascendente. Y si es trascendente entonces se constituye en un principio impersonal que se confunde con el chawpi vinculante primordial. Lo segundo es que si el Uccu Pacha es pura potencia vital, entonces hay que preguntarse por la deidad, deidades o principio que efectúa la actualización.

Cualquiera sea la respuesta la opción inevitable será el establecer un dualismo entre el Animador que actualiza y lo Potencial a actualizar. No hay escapatoria. Zenón cree hacerlo apelando a un uno dual diverso, pero en realidad con ello atiende a su manifestación pero no a su acto genésico constitutivo. Hablando en un sentido fenomenológico se puede afirmar que hay que diferenciar entre el acto de animar (noesis o animar) del contenido de la animación (noema o animado). Y en Depaz ambos actos están confundidos. Queriéndole otorgar un dinamismo hiper dialéctico a todo el proceso cosmogónico precolombino, lo que ha obtenido es un esquema que multiplica el acto vinculante hasta el infinito y con ello convierte en imposible hallar un principio explicativo. Véase, en cambio, el esquema diferente que propongo: 



Son dos niveles ontológico-epistémicos diferentes y que no deben ser confundidos por cautela organológica y metodológica. Mientras el hombre occidental elige el logos para adentrarse en el ser, el hombre andino es testigo del logos o Camac conformando lo cósmico a partir de lo indeterminado o al apeiron sin vida del Uccu Pacha primordial o con la vida en potencia.

En otras palabras, en el esquema anterior de Depaz se trata de una solución impersonal monista panteísta cuasi oriental, encubierta de dualidades y que en la tradición occidental más actual lo más parecido es la lectura del Supraser de Heidegger, debajo del cual están los dioses, los hombres y la tierra. Así, mi amigo Depaz, al igual que Heidegger, convierte la investigación ontológica en una supermetafísica encubierta. En este caso da la impresión que el influjo del Heidegger místico y oracular de Tiempo y Ser (1999) y el Gadamer (1997) de los “horizontes de sentido” han distorsionado su percepción independiente del mundo andino.

Y lo segundo que considero controvertible es que Depaz rehúye sistemáticamente llamar a su búsqueda ontológica con el nombre de "Filosofía". En este sentido es un fiel catecúmeno del eurocéntrico universalismo asuntivo que niega la existencia de la filosofía andina, como otrora lo hicieron los eurocéntricos Rivara y Sobrevilla.

Ya Georges Gusdorf (Mito y metafísica, B. Aires 1960) había subrayado la existencia de una metafísica primaria en la conciencia mítica y de la intención mítica en todas las grandes filosofías. Por su parte, para Bochenski (1963) todo hombre está destinado a filosofar. En la carta encíclica Fides et ratio (1998) la Iglesia reconoce que la filosofía como búsqueda de sentido es patrimonio humano y de todas las culturas y no exclusivamente de occidente. Y Karl Jaspers (Los grandes filósofos, 1956) defiende la universalidad de la filosofía sosteniendo que la filosofía está en todas partes, tanto en el pensar metódico (Occidente) como en el pensar mítico (Oriente), la filosofía es ineluctable al hombre.

Pero a pesar de todas estas justas y agudas apreciaciones faltaba aun una categoría que precisara la forma de filosofar del pensamiento mítico ancestral. Así tuve que crear la categoría de lo "Mitocrático", como opuesto al filosofar "logocrático" de Occidente. Explicando sobre dicha categoría el modo de filosofar de la razón mítica (Filosofía mitocrática y mitocratología, Lima 2010).

En otras palabras, Depaz no advierte el vínculo entre mytho y logos. Y por ello no puede percibir ni la universalidad de la filosofía y menos operar el giro copernicano mitocrático, ni dar el salto de afirmar la existencia de la filosofía en un nuevo sentido en el seno de la ancestral cultura andina.

De esta forma se queda atrapado anatópicamente en la jaula eurocéntrica y no puede dejar de hablar diltheyanamente de cosmovisión. A mi modo de ver, el grupo interpretativo “cosmovisional” representa un eurocentrismo vergonzante y la retaguardia de la mentalidad neocolonial dependiente. Con toda claridad ahora se puede ver que hay dos grandes grupos interpretativos contrapuestos, a saber, el Grupo Cosmovisional (Zenón Depaz, Omar Salazar, Mejía Huamán) -los cuales son herederos del eurocentrismo filosófico etnocéntrico de Rivara y Sobrevilla- y el Grupo Filosófico (Flores, Mazzi, joven hornada) -que niegan que el sentido eurocéntrico de la filosofía sea el único posible-.  Este último camino es más difícil, porque requiere de una visión metafilosófica, desafiar el dogma eurocéntrico que rige la academia y porque requiere de nuevas categorías para describir los nuevos fenómenos que se perciben del pasado ancestral.

En realidad, Depaz retrograda el análisis y hace desandar la discusión del pensar ancestral andino y lo retrocede a la etapa previa de la discusión sobre su estatus filosófico. Y sucede así porque se niega a establecer un diálogo alturado y constructivo con la tradición filosófica andina nacional.

Por lo demás, su idea de que Ser es interactuar resulta débil y contradictoria. Veamos. El filósofo argentino Carlos Astrada tiene un bonito libro (Génesis de la dialéctica, B. Aires 1968) en el que habla de la dialéctica del pensar de los eleatas (conocimiento de las contradicciones del concepto mismo) y la dialéctica del devenir de Heráclito (el ser entraña el no ser). Pues bien, Depaz está sugiriendo considerar a la dialéctica de la relación andina como unificante con el chawpi genésico.

Aquí yo diría tres cosas. Primero, mientras la ontología dialéctica griega surge del razonamiento lógico, la ontología dialéctica andina brota de la vivencia religiosa, el espíritu comunal y del espíritu de la mística. Una breve acotación para señalar que los estudios antropológicos andinos han insistido en la estrecha relación entre racionalidad mítica y espíritu comunitario (Juan José García: La racionalidad de la cosmovisión andina, Lima 2015; Juan Ossio: Ideología mesiánica del mundo andino. Gráfica Morson, Lima 1975; Montoya Maquín: Ayllu: telar del mundo andino. Yachay, Asociación de Cultura. Lima 1997; Morote: Aldeas sumergidas, Cuzco 1989). Segundo, la dialéctica de la relación es la explicación genésica del mundo-universo, más no del Ser en cuanto ser (Parménides) ni del Ser en cuanto constante emerger (Heráclito).

En otras palabras, la dialéctica de la relación que propone Depaz es una explicación óntica que da cuenta de los entes, pero no es una explicación ontológica que dé cuenta del Ser.

Pero el asunto es que no sólo en Wiracocha o Pachacamac se manifiesta este dios ignoto e invisible, sino también en el dios Wari (Polia, La cosmovisión religiosa andina en los documentos inéditos del Archivo Romano de la Compañía de Jesús. PUCP, Lima 1999: 166). Wari, Viracocha y Pachacamac tienen un hondo sentido ontológico y no sólo óntico, como Depaz lo presenta limitadamente.

Lo que nos remite al centro sagrado civilizatorio Chavín. Esto significa que la adoración al dios ignoto se extiende mucho más atrás de los incas, remontándose a los horizontes culturales panandinos previos de Chavín-Wari-Tiahuanaco. Lo cual es muy importante señalar porque supone una gestación espiritual coral y polifónica, en un sentido similar al que habla Mazzotti (Encontrando un Inca. Ensayos escogidos sobre el Inca Garcilaso de la Vega. Axiara, Boston 1996), donde se combinan muchas culturas e idiomas en el crisol andino precolombino.

Tercero, la ontología andina sitúa lo sagrado en el mundo mismo o sea en lo óntico. Pero lo sagrado no se limita a las Wakas, sino que el mundo superior donde moran los arquetipos del Qoyllur y aún más lejano, donde habita el Animador-Ordenador, que es también sagrado y, sin embargo, no es óntico sino ontológico. Es decir, no es el mundo, sino su fundamento. Justamente este andino “situar” lo sagrado más allá de este mundo fue aprovechado por el cristianismo para acelerar la extirpación de idolatrías y la evangelización.

Y cuarto, la seducción que tiene sobre el Inca Garcilaso el Dios incognoscible e incomprensible y sus manifestaciones visibles en el universo, como elementos cabalísticos y teosóficos que no eliminó de su traducción de los Diálogos de Amor de León Hebreo, como lo hizo la traducción de Montesa, revela la conexión con el pensamiento andino. Menéndez y Pelayo (Antología CLXII) es el primero en atribuir rasgos cabalísticos a la obra de León Hebreo, precisamente para explicar la prohibición de la Traducción de Garcilaso por la Inquisición. Se suprimió frases contrarias al libre albedrío, la contraposición entre fe y obras, la teoría de las sucesivas destrucciones y recreaciones del mundo, retorno al Caos y el carácter andrógino de Dios. Luego Mazzotti (2016: 29-43) ha llamado la atención sobre la analogía entre el Diálogo y la Cábala con el pensamiento mítico andino.



Lima, Salamanca 30 de Agosto del 2016