miércoles, 30 de mayo de 2018

Amauta: La revista que enseñaba





EXPOSICIÓN EN LA CASA DE LA LITERATURA PERUANA
Amauta: La revista que enseñaba
¿Qué tienen que ver un tren al sur, una revista limeña nonagenaria y un centro minero para hablar de la educación en el Perú? Una exposición determina estos hilos alrededor de la figura de José Carlos Mariátegui
 Tomado de:
29/4/2018



José Vadillo Vila
jvadillo@editoraperu.com.pe
A inicios del siglo pasado, los proyectos periodísticos-literarios tenían la impronta de cambiar el mundo. Hoy solo se piensa en Netflix y en seguir las “tendencias” que imponen las redes sociales.

Las élites intelectuales no estaban alejadas ni de los compromisos educativos ni de los engranajes que movían los obreros en las fábricas a fuerza de brazos.

Ese hito articulatorio de intelectuales, artistas con intereses por modernizar el país, se llamó Amauta, un mensuario vital, que desde 1926 dirigió y publicó José Carlos Mariátegui (1894-1930). Le bastaron 32 números (los últimos tres bajo la dirección de Ricardo Martínez de la Torre) para ser referente. Fue “el escenario” de la intelectualidad de su tiempo.
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Una antediluviana imprenta Export recibe al visitante en la primera planta de la Casa de la Literatura Peruana, a pie juntillas de la biblioteca Mario Vargas Llosa, mientras el ferrocarril despierta a los durmientes y los turistas toman fotos de Lima y su cerro San Cristóbal.

Esa máquina de la casa Nebiolo & Comp-Torino la instalaron los hermanos Julio César y José Carlos Mariátegui La Chira para su imprenta Minerva. De sus rodillos salieron tanto los números de la revista Amauta como los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, aquella vitalidad de libro que cumple 90 años este 2018.

En la Caslit se expone, por estos días, la muestra Un espíritu en movimiento. Redes culturales de la revista Amauta, lo cual permite conocer la importancia de esta publicación y la red que desarrolló, en la que sumó nombres claves. Sus vasos comunicantes se afianzaron en ciudades importantes para la intelectualidad de ese tiempo: Junín, Puno, Cusco, Arequipa, Lima.

Por medio de las misivas se puede comprobar esa relación de Mariátegui con intelectuales como Valcárcel, Magda Portal, Gamaliel Churata, artistas plásticos como José Sabogal, Julia Codesido, Diego Kunurana y Julio Gutiérrez. Educadores como José Antonio Encinas, Emilio Vásquez y Julio Acurio, y los obreros sindicalistas Julio Portocarrero, Adrián Sovero, Gamaniel Blanco.

Mariátegui prologó Tempestad en los Andes (1927) de Valcárcel, quien, como muchos de los aliados estratégicos, vendía Amauta en su jurisdicción. Valcárcel estaba en Cusco, pero tenía nexos en Argentina y Bolivia, donde presentó con la Misión Peruana de Arte Incaico (1924-1925) espectáculos de teatro y música, y conferencias. En una carta de 1925, desnuda a Mariátegui el norte de su labor: “Estoy en el empeño de demostrar dos cosas: primero, el altísimo valor de la cultura inca junto a las grandes culturas del globo; segundo, la supervivencia del incario sin el inca”.

Lazos comunicantes. En Puno, Gamaliel Churata escribía y distribuía Amauta, y, a la vez, se reproducían artículos de Mariátegui en el boletín Titikaka, que editó el hoy reconocido grupo Orkopata, cuyo norte se atisbaba en similar línea genérica a la de Valcárcel: potenciar la fuerza telúrica del indígena.

“No tiene usted que agradecerme por la colaboración que presto a Amauta y Minerva. Cuando los hombres se reúnen con fines humanos, la colaboración es obligatoria y entonces el agradecimiento sobra”, escribió Churata a Mariátegui en una carta de 1926.

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En el documental Rompiendo las distancias, de la realizadora Berenice Tello, el académico Víctor Mazzi recuerda cómo el centro minero de Morococha fue tan importante para la intelectualidad peruana reunida en Amauta, al igual que la obrera Ate-Vitarte, en Lima.

El ejemplo de Amauta les permitió desarrollar tanto un modelo de prensa obrera como la formación de lo primeros “centros escolares obreros” con “espíritu autodidáctico”: cada campesino-obrero aportaba 40 centavos para crear esta escuela y pagar a los maestros de sus hijos se eduquen (recién en tiempos de Centromín la pagó la patronal).

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Espíritu democrático. Mariátegui mantuvo correspondencia con el poeta-obrero Augusto Mateu Cueva, el editor y librero jaujino Max Pecho, los obreros publicaban en las revistas Amauta y Labor (quincenario de ocho páginas que editó 10 números, entre noviembre de 1928 y setiembre de 1929; fue cerrado por el autócrata Augusto B. Leguía).

¿Y qué tiene que ver el ferrocarril de la Ciudad Blanca? Observe que los ejes de Amauta son con el sur, ¿por qué? La avanzada intelectual se encontraba allá. El investigador Juan Alberto Osorio recuerda que las ideas vanguardistas llegaron primero al sur del país, por la influencia de Buenos Aires y Montevideo. Las ideas viajaban a caballo, en autos y ferrocarril. He ahí el progreso.

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Es bueno escuchar puntos divergentes. El académico sanmarquino Jorge Valenzuela revisó Amauta con otros ojos, y acaba de presentar en Cuba una ponencia sobre cómo Mariátegui construyó nuestro canon indigenista con un “prejuicio” hacia los escritores ajenos a la esfera del socialismo. Así, “sepultó” para la posteridad a Ventura García Calderón, por ejemplo.

Esa mirada de Mariátegui, que resalta la justicia popular andina que construye Enrique López Albújar en el cuento Ushanan Jampi, aunque el tratamiento que da a los indios el autor de Matalaché es de seres inferiores, es injusta porque el canon que construyó Mariátegui ha formado a la crítica literaria de los cuarenta, cincuenta y sesenta, dejando de lado a autores, dice.

lunes, 28 de mayo de 2018

viernes, 18 de mayo de 2018

Bicentenario del natalicio de Karl Marx



A DOS SIGLOS DEL NATALICIO DE KARL MARX: VIGENCIA DE SU SISTEMA FILOSÓFICO.*
Víctor Mazzi Huaycucho
Hamut'aq, Grupo de Estudios Filosóficos

I
n este homenaje al bicentenario del natalicio del “viejo” Marx, quisiera empezar señalando que reflexionaré brevemente de lo que tanto Karl Marx y Frederic Engels han aportado a la filosofía como disciplina rigurosa, sistema filosófico que hasta hoy causa adhesión, por la actualidad de sus predicciones y/o consecuencias sobre el capitalismo, en el desarrollo de la humanidad. Recuérdese hace pocos años la revista Time reconoció que Marx no se equivocó al señalar el carácter estructural de las crisis económicas en el capitalismo, motivo de una discusión sobre economía en crisis en el encuentro de Davos.

En esta ponencia trataré de apartarme de las habituales exégesis y eslóganes a los que se han acostumbrado quienes han pretendido “interpretar” la obra de Marx y Engels, quienes finalmente terminan convertidos en artículos de fe (en lo que llamo «marxismo confesional») y sus obras más trascendentes (El Capital, Contribución a la crítica de la Economía política, Miseria de la filosofía, Manifiesto Comunista, entre otros muchos) se elevan como dogmas irrebatibles conteniendo “verdades absolutas”. También deseo marcar distancia con los ataques exacerbados contra la obra y el pensamiento de Marx, sobre todo, en aquellos discursos provenientes del «racionalismo crítico», pretendiendo que Marx fuera un “profeta” y que sus teorías se reducían a un “determinismo histórico” de condición acientífica, señalando que: «el marxismo, la forma más pura, más desarrollada y más peligrosa del historicismo, de todas las que hemos examinado hasta ahora».

Suscribo que la obra de Marx no puede reducirse a «eslóganes» y debe estudiarse mucho más, hay que desmitificar el pensamiento de Marx como un «icono inerte» y estudiarlo en su real dimensión: el creador de un sistema filosófico que permite analizar las condiciones materiales en los que se desarrollan las clases sociales y su dinámica de evolución y desarrollo.

Ante la profusión de seguidores “críticos”, intérpretes y exégetas, elegiré una idea que propuso el primer marxista “convicto y confeso” en el Perú –José Carlos Mariátegui,-, quien había alertado en 1930, la incorrecta actitud de muchos al leer a los "intérpretes" y "exégetas", pero no la obra del mismo Marx. Escribe:
"La verdadera imagen de Marx no es la del monótono materialista que nos presentan sus discípulos. A Marx hace falta estudiarlo en Marx mismo. Las exégesis son generalmente falaces. Son exégesis de la letra, no del espíritu".
Esta advertencia refiere a quienes creen saber de Marx leyendo a sus intermediarios y no al mismo autor. En su mensaje al II al segundo congreso obrero de Lima (1927), Mariátegui señalaba el potente uso como herramienta teórica del pensamiento de Marx:
“Hay que despojarse radicalmente de viejos dogmatismos, de desacreditados prejuicios y de arcaicas supersticiones. El marxismo, del cual todos hablan pero que muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, es un método fundamentalmente dialéctico. Esto es, un método que se apoya íntegramente en la realidad en los hechos. No es, como algunos erróneamente suponen, cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la historia. El marxismo, en cada pueblo, en cada país, opera y acciona sobre el ambiente, sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades.”
Sospecho después de enunciado dicho criterio, aún hoy muchas generaciones de jóvenes tienen simpatías personales de adhesión al pensamiento de Marx sin comprender cuál es su esencia en la construcción del sistema y cómo puede resultar una metodología útil, una herramienta para el análisis reflexivo y para la acción consecuente. Aunque constato que muchos «marxistas empíricos» prefieren «la acción» y menosprecian la teoría que puede guiarla.

Time reconoció que Marx no se equivocó al señalar el carácter
 estructural de las crisis económicas en el capitalismo
II
La tradición filosófica alemana ha fundado un conjunto de sistemas, todas se reclaman como continuadoras de la tradición filosófica surgida en la Grecia del Siglo VI A.N.E. Cuya cúspide más elevada son los sistemas de Immanuel Kant (la razón) y GFW Hegel (la dialéctica].

Tanto Karl Marx como Frederic Engels pertenecían al ala de “izquierda” de los jóvenes hegelianos. Ambos manifiestan que pusieron “patas arribas” el sistema hegeliano, rescatando todo la dialéctica como soporte de su nuevo sistema. Engels en el prólogo a Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana señala el origen de la rebelión:
En Hegel, la verdad que trataba de conocer la filosofía no era ya una colección de tesis dogmáticas fijas que, una vez encontradas, sólo haya que aprenderse de memoria; ahora, la verdad residía en el proceso mismo del conocer en la larga trayectoria histórica de la ciencia, que, desde las etapas inferiores, se remonta a fases cada vez más altas de conocimiento, pero sin llegar jamás, por el descubrimiento de una llamada verdad absoluta, a un punto en que ya no pueda seguir avanzando, en que sólo le reste cruzarse de brazos y sentarse a admirar la verdad absoluta conquistada” (pág. 11)
La idea del desarrollo funda una condición relativa de la filosofía y la estructura de toda teoría del conocimiento y epistemología: “no hay sistema absoluto” que pretenda ser la última versión del conocimiento, cada vez resulta una aproximación al objeto que cambia constantemente.

La filosofía de Marx y Engels rescata lo primordial del sistema hegeliano: El método dialéctico. La idea del progreso mediante una dualidad de contrarios en pugna provenía del efesio Heráclito. La diferencia con el sistema hegeliano provenía de la adopción de una postura materialista que reconoce a la naturaleza como lo realmente existente, mientras que en Hegel la naturaleza se reduce a una degradación de la “idea absoluta”.

Señala Engels, que “El gran problema cardinal de toda la filosofía, especialmente el de la moderna, es el problema de la relación entre el pensar y el ser.” Si bien esta idea ya la había planteado Parménides siglos antes, plantea un esquema del proceso del conocimiento y de las condiciones en las que se puede establecer un criterio de certeza en las teorías que van emergiendo producto de esta relación. La identidad entre el pensar y el ser implica una variedad de respuestas a las preguntas que Engels había planteado:"¿Qué relación guardan nuestros pensamientos acerca del mundo que nos rodea con este mismo mundo? ¿Es nuestro pensamiento capaz de conocer el mundo real; podemos nosotros,  en nuestras ideas y conceptos acerca del mundo real, formarnos una imagen refleja exacta de la realidad?" (p. 20)

Precisamente la negación de la existencia de verdades absolutas proviene de esta condición que oscila entre el progreso y el relativismo del conocimiento. Si bien establece una problematización entre pensar y ser, su forma dual espíritu o naturaleza, correspondía que en la elección de la condición ser dividiera los campos de la filosofía entre «idealistas» y «materialistas». El mundo real es cognoscible, la formación del pensamiento debe reconocer el mundo “exterior”.

El defecto del materialismo de Feuerbach –sostuvo Marx en 1845- es que concibe las cosas, la realidad, la percepción «bajo la forma de un objeto o de contemplación». Es decir las cuestiones de prueba del conocimiento verdadero, como problema y camino de investigación es que si al pensamiento humano «se le puede atribuir una verdad objetiva», lo que nos conduce a una resolución «práctica».  En la segunda tesis sobre Feuerbach, coincide con la tradición empírica inglesa, y antecede al pragmatismo: «Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento». Sobre esta condición cognitiva, nos conduce a la tesis 11: «Los filósofos no han hecho más que interpretar [contemplar] de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo».

En la onceava tesis va a crear una nueva condición del filósofo: no sólo puede ser contemplativa y académica, debe ser acción, mundana en su despliegue. A la idea de una filosofía en la acción y para la acción, considera una condición básica: el reconocimiento que la realidad cambia, pero el cambio debe ser también modificación expresa en la acción humana. Transformar implica crear las condiciones “materiales” en la cual el cambio indique una dirección, no es “acción ciega” sino una dirección en el que los actos y la acción sean dirigidas por una teoría coherente y la autoafirmación de cómo debe concebirse dicha «acción».

III
¿Por qué sigue vigente el sistema y la doctrina de Marx? Pregunta que se ha respondido desde distintos ángulos e intereses. El diagnóstico de la sociedad de su época –el capitalismo inglés en consolidación- y las propuestas desde una sociología que funda una actitud sobre el poder, en el proletariado, clase social emergente, debe proponer un programa político que resuelva las condiciones de vida de la clase obrera. La vieja idea sobre justicia debía absolver el problema de la “justicia social”, del anhelo de equilibrar las relaciones productivas y crear una condición de bienestar. A esta condición de justicia muchas veces se le ha llamado “utopía”, en realidad para lograrlo requiere la asunción de un programa político donde se apliquen todas las consideraciones del ascenso y captura del poder para lograr tal condición de justicia. 

La idea de una condición individual del sujeto como necesidad de confrontar el problema se eleva por lo que se denomina “conjunto social”, “clase social”. La vigencia del pensamiento de Marx hay que buscarla justamente en alcanzar dicha justicia social. “Ley social” es una forma de englobar las condiciones materiales que rigen el conjunto social, expuesta en el prefacio de Contribución a la crítica de la economía política. Las condiciones materiales dentro de una Formación Económica Social, la cual moldea el pensamiento, pero a su vez dicho pensamiento en acción va erosionando dichas condiciones materiales buscando mejorar y transformar la condición en la que se encuentran. 

La economía permite comprender dichas vicisitudes del problema, aunque muchos han reducido el sistema de Marx a una condición sólo económica, lo cual es un error. (El "homo economicus”). Como sistema, Marx aplicó un conjunto de estudios de distintas fuentes para entender el proceso, no se redujo al estudio sólo económico, sino lo integró con la historia, filosofía, estadística, antropología…. Por eso se le considera como estudio interdisciplinario, tal como puede en su obra magna: El Capital.

IV
Concluyendo, Uno de los aportes más significativos en la filosofía del siglo XIX, fue la creación de un sistema propio para estudiar la realidad, componiendo una teoría del conocimiento que sentó las bases de una epistemología que se desarrollará en el siglo XX, guiado por un método (dialéctico) que permitió comprender el movimiento de la naturaleza y el pensamiento.

La Cantuta, 17 de mayo 2018.

·         * Ponencia leída en: A dos siglos de Marx. Conferencia en conmemoración del bicentenario de su nacimiento. Jueves 17 de mayo. Organizado por el Prof. Raúl Torres Tello y estudiantes de Filosofía y Psicología, con el apoyo de Hamut’aq, Grupo de Estudios Filosóficos. Universidad Nacional de Educación, La Cantuta. Se han agregado algunos párrafos respecto al original leído.


jueves, 3 de mayo de 2018

Terrorismos, democracia y debate de ideas


Tomado de: Diario UNO 29/4/18. Pág. 12

on ocasión de la liberación de dos dirigentes senderistas, luego de haber cumplido sus penas, acabamos de ver a la democracia peruana tal como es: una caricatura. Para el coro de ángeles que anida en los medios de comunicación tan sólidamente cómplices de la verdad oficial, terroristas son solo los senderistas y, demócratas, los militares, fujimoristas, apristas, acciopopulistas, y demás beneficiarios de las elecciones cada cinco años. Punto. Nada más.

Nadie dice una palabra sobre el modo democrático de gobernar, porque los jefes, caudillos, y cabecillas de bandas para delinquir que dirigen los llamados partidos y las coaliciones electorales no aprendieron nunca a ser demócratas, y tienen poco o nada que enseñarnos sobre la democracia.

Lo mismo ocurre con los dueños de empresas grandes medianas y pequeñas de todo tipo, también con los rectores de universidades directores de colegios de secundaria y primaria, salvo algunas raras excepciones.

Si la democracia es solo el fruto de las elecciones, se trata de una democracia incipiente, raquítica, y llenen ustedes lectoras y lectores el mismo casillero con otros adjetivos calificativos como “de baja intensidad”, “precaria”, etc. Como ejemplo lejano, piensen en los países nórdicos (Suecia, Noruega, Finlandia), aunque la comparación nos duela y avergüence.

1. Terroristas son los que matan a personas inocentes haciendo explotar bombas, disparando a mansalva, para sembrar el terror y que todos tengan miedo del peligro que corren si se oponen a los cobardes disfrazados de valientes. Terroristas han sido los senderistas, por supuesto, sin duda alguna. También Alberto Fujimori y su gemelo Montesinos, y los oficiales y soldados de las fuerzas armadas que llenaron tumbas abiertas con centenares de cadáveres de indígenas en Huanta. Basta ver el Informe final de la Comisión de la Verdad y el libro de Ricardo Uceda Muerte en el Pentagonito para tener las pruebas de lo que afirmo. Hay, pues un terrorismo de Estado, oficial y otro, de las organizaciones políticas que en su desamparo de imaginación apelan a la violencia indiscriminada como recurso para tratar de lograr sus objetivos. De los viejos y heroicos guerrilleros del tiempo del Che no queda nada.

2. Los militares están convencidos de que todo lo que hicieron fue para defender a la democracia. Ni la Constitución, ni ley peruana alguna autorizan a degollar, torturar, violar y matar a peruanos y peruanas para defender la democracia. Recuerden a Alberto Fujimori caminando feliz entre los cadáveres de los emerretistas muertos. Uno de los integrantes del Comando militar que liberó a los rehenes de la residencia del embajador japonés, declaró que le gustaría que los peruanos viéramos a los miembros de ese comando como a “héroes de la democracia”. Galarreta, el Presidente del Congreso fujimorista pidió desde su extraordinaria ignorancia una ley para borrar los juicios que se sigue a los militares por sus crímenes y delitos.
3. Si la democracia supone el respeto del llamado Estado de Derecho, o mundo de las leyes, debiéramos aceptar que los presos salgan de la cárcel al cumplir sus condenas, sean quienes sean. Si los falsos demócratas piden que mueran en la cárcel, es porque solo creen en la ley del embudo.

4. Alberto Fujimori, uno de los grandes terroristas del país, anunció el año 2,000 la derrota de sendero y reclamó para sí el mérito de esa derrota. Desde ese mismo año, todo el Perú oficial muestra su miedo por el “temible” y “posible” “renacimiento de los senderistas”, que no tiene por dónde aparecer. (Viene desde 1532 el histórico miedo limeño, y peruano por extensión).

El ejército dejó unas columnas senderistas en Viscatán para reclamar después más dinero, armas y normas legales favorables para combatirlos. Los senderistas ya no ponen bombas, no destruyen hidroeléctricas ni convocan a paros armados, solo aparecen de vez en cuando a través del llamado MOVADEF para pedir la libertad de Abimael Guzmán, una ley de amnistía general y su deseo de participar en elecciones.

5. Los senderistas no vieron ni quisieron ver en 1980 que las tomas de tierras de 1962 y las reformas agrarias posteriores le habían roto ya el espinazo a los terratenientes y gamonales. Tampoco se dieron cuenta que prohibir a los campesinos e indígenas llevar sus productos a la feria de Lirio en Huanta era un error monumental, lo mismo que creer que la comunidad campesina era parte del Estado burgués y que por eso estaría atravesada por la lucha de clases, lo que los condujo a asesinar a campesinos por haber sido nombrados gobernadores, tenientes gobernadores, alcaldes o tenientes alcaldes. El resultado fue muy simple: sus iniciales colaboradores se convirtieron en enemigos.

6. El MOVADEF no aprende ninguna de las lecciones que dio la realidad a Sendero Luminoso. Mantuvo el llamado “pensamiento Gonzalo” como línea política inamovible al mismo tiempo que Abimael Guzmán no creía más en la guerra y anunció que lo nuevo y fundamental sería su libertad personal y la amnistía política general. Cree que puede participar en las elecciones sin reconocer su derrota. En Colombia los guerrilleros de las FARC entregaron sus armas, pidieron perdón y ahora buscan votos.

7. La lucha ideológica contra Sendero comenzó antes que aquel comité regional de Bandera Roja en Ayacucho se convirtiera en Sendero Luminoso, en 1971. Sería útil que los servicios de inteligencia revisen sus archivos. En 1971, cuando fui invitado a la Universidad de Huamanga a presentar mi libro A propósito de la economía predominantemente capitalista del Perú, los senderistas amenazaron colgarme en la higuera del patio, me calificaron como revisionista agente del imperialismo, cobarde y pequeño burgués, por el atrevimiento de sostener en una tesis doctoral de Antropología en San Marcos, que todas las organizaciones maoístas de la izquierda peruana así el Partido Comunista y el “MIR cuarta” no habían investigado la realidad y repetían sin prueba alguna el viejo discurso del Perú feudal o semi feudal. En algunas reuniones de base del SUTEP se llegó al extremo de aprobar el carácter feudal del país por mayoría de votos. Hoy, a nadie se le ocurre repetir que el feudalismo es más importante que el capitalismo.

8. Si se aprendiese las lecciones de la realidad, se tendría menos miedo, y se asumiría una batalla en serio por la democracia. Pero estamos muy lejos aún de contar con un mínimo de madurez. Lo que es plenamente vigente ahora es el pensamiento fujimorista, que consiste en haber despojado a la política de todo componente ético posible.