Pedro Salinas
Tomado
de La República 10/05/2015
http://www.larepublica.pe/columnistas/el-ojo-de-mordor/memorex-10-05-2015
"Nosotras sabemos contar muchas mentiras parecidas a verdades;
pero también, cuando queremos, proclamar cosas verdaderas"
pero también, cuando queremos, proclamar cosas verdaderas"
Hesíodo, Teogonía, 27-28.
o sé ustedes, pero a mí me pasa que cuando le doy una ojeada a las entrevistas que conceden algunos fujimoristas de la vieja guardia a periodistas bisoños, o desprevenidos, o desmemoriados, pareciera que estos, los fujimoristas, son demócratas y respetuosos del Estado de Derecho de toda la vida. Pues hasta dan cátedra. Y exhortan sobre esto y lo otro. Como si fuese normal. Como si el régimen autocrático –del cual formaron parte activamente estos galifardos y galifardas–, aquel que envileció al país y a todas sus instituciones, se tratase de un episodio lejanísimo en nuestra historia.
Ya ni siquiera es que salga uno a decir,
“lamentablemente, cuando el déspota de nuestro líder dio el zarpazo a la
democracia y con ello dio paso al descalabro institucional y a la corrupcción,
y blablablá”, o algo que se le asemeje, reconociendo lo que sucedió, para
adecentar su discurso con un mea culpa, digo. Porque ni eso. Pues tienen la
desvergüenza de tratarnos como amnésicos. O como pacientes del Larco Herrera o
del Instituto Noguchi, da igual. Porque así nos tratan. Como si fuésemos
tetelemeques o tontos de capirote. Tal cual.
Y no me digan que no. Pues siempre hacen lo mismo. Se
pasean por los medios pontificando, y asumiendo poses de políticos salvavidas
en el colmo del caradurismo y el impudor. Más todavía. Cuando, por fin, un
entrevistador con una pizca de memoria menciona el tópico, salen con vericuetos
y argumentos infames o descarados para edulcorar la realidad. O la Historia, en
este caso.
“Montesinos fue el que infectó el fujimorismo”, dijo Kenji hace poco en un
periódico. “La corrupción que nos atacó, atacó a un organismo sano”, añadió,
como si el fujimorismo, que se convirtió en sinónimo de latrocinio, hubiese
sido algo tan limpio como una patena. Y remataba señalando que, “Keiko
representa el fujimorismo humilde y tolerante”, pretendiendo hacernos creer que
hay un “fujimorismo buenagente”.
Y claro. Supongo que hay quienes se lo creen todo. Y se
embuten las mentiras al cuerpo, como tragasables, dejando afuera solo la
empuñadura, con una sonrisa de oreja a oreja. Y no cuestionan nada, que esa es
otra. Como los cornudos.
Pero aparte de las ‘kenjifladas’, hay otros mensajes con
los que alucina feo. Frases enlatadas sin el menor sentido de la sintaxis, de
la estética, y del decoro. Frases paridas por deslenguados atrevidos y
atrevidas que estiman que con palabras pueden transformar las percepciones. E
incluso la realidad. Y obvio. Como los impresionables nunca faltan, hay quienes
caen en la trampa del olvido.
Luz Salgado, sin ir muy lejos, soltaba algunas de estas frases que les cuento. “Estamos encontrando graves actos de corrupción”.
Luz Salgado, sin ir muy lejos, soltaba algunas de estas frases que les cuento. “Estamos encontrando graves actos de corrupción”.
“Es lamentable y poco transparente…” “La siguiente Mesa
Directiva debería estar presidida por la oposición”. Y así. Figúrense.
A veces sospecho que a los fujimoristas no les va mal con
esta táctica. De hecho, hay mucho incauto que simpatiza con la opción
fujimorista de cara al 2016. Basta darle una revisadita al vuelo a las
encuestas de opinión. Eso sí. No deja de llamar la atención que, quien solía
asistir a la salita del Servicio de Inteligencia Nacional para reunirse con
Vladimiro Montesinos y con Absalón Vásquez con el propósito de elucubrar de qué
manera se perennizaban en el poder, venga con estas ínfulas de “estadista” y
con su carita de “aquí no pasó nada”.
“Yo he nacido con el fujimorismo (…) y estoy satisfecha
con lo que he contribuido”, comentó la misma doña que se apoltronaba en los
sillones marrones del SIN, consciente de que filmaban a todos los que
desfilaban por ahí para ser corrompidos por el fujimorismo, mientras que se
pedía “un agüita mineral con hielo o un juguito de piña con papaya”, antes de
tratar de convencer a Alex Kouri para que sea su gallito de tapada en las
elecciones municipales, jugando al secretismo, acatando los dictados del asesor
principal del autócrata. ¿Te acuerdas, Luz, cuando Vladi te soltaba uno de esos
ucases que tú obedecías de buen grado? “Nadie sabe de esta reunión”, disponía
Montesinos. Y tú respondías con docilidad: “Nadie sabe”. Y después se lo
repetías a Kouri: “Oye, esta reunión también es top secret”.
Y que conste que no me estoy inventando nada. Ni apelando
a mi imaginación. Porque todo eso, y mucho más, está consignado en los
‘vladivideos’, los que, gracias a Henry Pease, cuando fue presidente del
Congreso, decidió recogerlos en una publicación. En la sala de la corrupción,
se llama. Y forma parte del Fondo Editorial del Congreso. Son seis sustanciosos
tomos que saben a Memorex al repasarlos. Léanlos.
* Nota. Memorex es un medicamento recomendado para no perder la memoria.
* Nota. Memorex es un medicamento recomendado para no perder la memoria.
Pedro
Salinas (Lima, 1963) es periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos
programas de radio y televisión. En 1994 obtuvo, junto a César Lévano, el
Premio Nacional de Periodismo y Derechos Humanos, otorgado por la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos. Es autor de un par de obras de ficción y de
varios ensayos sobre política y periodismo y la iglesia católica. También es
autor del blog http://lavozatidebida.lamula.pe. Y en Twitter se hace llamar @chapatucombi.
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