En memoria de Juan
Carlos Scannone, sj
I
Muy buenas tardes, los saludo desde Lima, Perú, agradeciendo
la invitación para participar en la presentación del libro: Filosofía
Americana y Educación, coordinado por nuestro querido filósofo Pablo Aguzín
y publicado bajo los auspicios de la Fundación Ross y la Universidad Nacional
de Rosario y presentado hoy bajo la cobertura de la Universidad de Buenos Aires.
Disertaré en estos 15 minutos las perspectivas de la interculturalidad en la
filosofía americana y su impacto en la Educación, sobre todo, tomando el caso
del Perú, uno de los países con mayor diversidad cultural en el sur de nuestro
continente.
Para entender el proceso de interculturalidad y «sus orígenes como problema», me valdré del pensamiento
conservador acerca de nuestros pueblos originarios. Se sostiene que el aporte
principal de España a Hispanoamérica fue la lengua (el castellano) que «reemplazó» las 4,500 lenguas hablados
por «tribus», «pueblos»
e «imperios». Nuestra población
originaria, «Como no
se entendían, vivían muchos siglos entregados al pasatiempo (sic) de matarse». Este discurso de justificación
colonial busca legitimar la premisa que «fuimos
invadidos porque culturalmente éramos inferiores» y que España nos trajo la cultura, la
religión, unificó sus idiomas en uno solo y que debíamos sentirnos orgullosos
de ser descendiente de «los
pueblecitos de la península»
y de la «madre patria».
El sometimiento colonial de nuestros pueblos modificó el
orden económico europeo, basada en una economía de expoliación y saqueo, generó
prosperidad sobre la base de dicho dominio del «Nuevo
Mundo», —lo que Karl Marx denominó
la «Acumulación
originaria del Capital». Detrás
del endeudamiento para financiar la invasión estuvieron las grandes casas —predecesora de los bancos— Borgia y Habsburgos, Casa
Austria representada por Jacob Fugger. La cantidad de oro prestado fue
fabulosa, su devolución aún más grandiosa en ganancias. El secuestro del Inka
Atahuallpa y la solicitud de su rescate en oro, tiene su explicación en el pago
de la deuda contraída por Carlos V con un plazo de ocho años.
La invasión al Nuevo Mundo produjo un etnocidio
indescriptible sobre todos nuestros pueblos originarios. Esto fue testimoniado
por religiosos que testimoniaron el sadismo y la criminalidad de las tropas
castellanas para asesinar mujeres, niños y ancianos. El obispo de Chiapas, Bartolomé
de las Casas, escribió La destrucción de las Indias denunciando todos
los abusos que cometieron sus compatriotas, se preguntó cómo iban a catequizar
en el Nuevo Mundo si mataban a todos. Aunque la solución al problema fue su
solicitud que se trajeran esclavos africanos.
La invasión hispana fue resistida activamente desde el
primer momento. Caciques Caribes y Kurakas andinos constantemente se han
rebelado y preservado la cultura, costumbres e idioma. ¿Cómo se explica que una
reducida pandilla de hispanos pudiera vencer a millones de tropas nativas? Fue
porque tuvieron como aliados políticos y militares a otros pueblos originarios,
quienes les sirvieron de «mesnadas» en los campos de batalla
para derrotar la resistencia. Ésta en Perú fue liderada por Manco Inka en 1536
y subsistió en Vilcabamba hasta 1571. Estos Inkas no quieren ser parte del
dominio colonial español, por eso es que se habla de «República de indios» y «República
de españoles», dos
mundos contrapuestos coexistiendo, compartiendo el mismo espacio con sistemas
comunicativos, sociales, económicos, culturales, rituales opuestos y son
excluyentes.
La situación del poblador originario se discutió en la Junta
de Valladolid: ¿eran seres humanos?, ¿Tenían derechos a preservar sus propiedades
y formas de gobierno? ¿era necesario preservarles sus ritos y creencias
autóctonas? El ius gentis se convertía en la herramienta jurídica en el
caso de condición de la humanidad del «indio» y su nacimiento como «sujeto subalterno». La condición de su
subalternidad fue debatida al situársele como parte de la encomienda, que
debiera ser perpetua, ya que formaba parte de los dominios coloniales
adquiridos.
La resistencia al dominio colonial se expresó en la
preservación de la sabiduría alcanzada en matemáticas, medicina, astronomía,
fitogenética, moral y organización social. Su forma más elevada fue la
preservación del idioma originario. Éste constituye la representación de la
realidad en el pensar. Tanto cultura como idioma no se pueden separar. La administración
colonial mediante los concilios religiosos impuso la unificación del sistema
comunicativo originario que denominaron «lengua
general». Ante la
diversidad de lenguas se impusieron el chinchaysimi (quechua) y aymara, lo que
ocasionó una lenta extinción de las demás. Aunque la lengua castellana fue hegemonía,
el uso de nuestras lenguas vernáculas perduran en el tiempo. Nuestras lenguas autóctonas
están relacionadas a la condición de pertenencia y diversidad.
La interculturalidad es aquella que reconoce la diversidad
idiomática y su preservación como elemento de pertenencia de propia cultura y
nación. Cuando hablamos de filosofía de la educación e interculturalidad, lo
primero que hay que analizar son las secuelas del proceso del dominio colonial,
para comprender sus formas encubiertas que se adoptan en las políticas de
Estado donde persiste mediante la mentalidad colonial.
Las políticas interculturales en América Latina, sobre todo
es el Perú, se hacen basadas en esta idea de que el progreso implica la
automática destrucción de nuestros idiomas originarios. Hay la necesidad de
preservar nuestras lenguas, detrás de cada lengua originaria hay un universo de
sabidurías que hace implícita su rescate y puesta en valor.
Por eso que cuando aplicamos una política educativa
intercultural, lo primero que vemos son los principios programáticos de
inclusión, si las bases encubren una destrucción imponiendo una lengua
extranjera o una lengua que no es la propia, entonces estamos actuando
colonialmente y de eso depende mucho de cómo entendamos interculturalidad.
II
La filosofía intercultural como «novedad reflexiva» parte del enunciado que existen diversidad de
culturas que han producido peculiares pensamientos y reflexiones, y que existe
posibilidad del entendimiento entre diversas culturas filosóficas.
Se considera dentro de la filosofía intercultural que todas
las sociedades y culturas humanas han desarrollado sus propias reflexiones, han
dado explicación al origen y estructura del mundo, a la naturaleza del hombre,
y, han determinado las cualidades de lo existente.
Desde el antecedente del territorio americano las filosofías
que abarcan lo intercultural, determinan principios que es necesario tomar en
cuenta:
1.
La consideración de “geo-cultura” propuesto por
Rodolfo Kush, implica nuevos rumbos para la filosofía como “universalidad”. Hay
reflexión fuera de la tradición dominante europea, también como el conflicto de
tradiciones que ubican fuera del espacio reflexivo eurocéntrico y plantean las
propias condiciones.
2.
La filosofía como «universalidad
liberada».
Reconocimiento del saber intercultural. Universalizar no significa
expandir la hegemonía y dominio de una sola tradición, sino el dialogo y
reconocimiento de otras reflexiones.
3.
Transformar la filosofía intercultural
legitimando las memorias culturales liberadoras, transformar la filosofía para
liberarla.
4.
Renuncia a toda postura reduccionista de la
filosofía, a operar bajo un modelo único teórico-conceptual que sirva de marco
interpretativo exclusivo para realidades distintas.
5.
Descentrar la reflexión filosófica de todo
centro hegemónico y dominador: «liberar
a la filosofía de las amarras de la tradición europea». Someter a crítica severa la vinculación
dependiente (mentalidad de «sucursal») exclusivismo que asignó
como no-filosofía a cualquier otro centro cultural distinto al europeo.
6.
Apertura de un espacio Inter discursivo en la
forja de una «identidad
filosófica» como parte
de su universalización del pensamiento.
7.
La filosofía intercultural representa una
universalidad filosófica bajo la unidad de pertenencia a la cultura originaria,
apartada de la historia europea como parámetro para evaluar otras culturas.
8.
Requiere romper el límite de la monocultural a
la intercultural como dialogo y reconocimiento «del
otro».
Desde las propuestas de Franz Wimmer, Raúl Fornet-Betancourt,
se fundamenta la presencia de la etnofilosofía, filosofía de los pueblos
originarios que pueden compararse como reflexiones originales y profundas.
III
La filosofía intercultural y educación asumen dos
condiciones históricas bajo la secuela de la colonialidad. Primero: Los idiomas
de los pueblos originarios ha resistido a lo largo de siglos, a pesar de
políticas educativas orientadas a su exterminio como sabiduría ancestral. Segundo:
toda pedagogía aplicada desde la época colonial hacia adelante es propiamente
una pedagogía para cautivos, es decir, la esencia del programa educativo está
ligado al sistema del dominio que se nos ha impuesto.
Usualmente, las políticas educativas interculturales revelan
estrategias para consolidación de un Estado poscolonial que excluye a los
propios pueblos originarios y apuesta o está en su programa como política de
estado la lenta desaparición de nuestros pueblos originarios, su cultura y su
idioma. Por eso el diseño del currículo escolar se centraliza en la enseñanza
hegemónica de la cultura occidental, sin desmerecerla, pero causa la lenta
extinción de nuestra propia cultura. Persiste la endofobia,
es decir, se odia lo propio, lo autóctono.
Somos producto de un proceso
histórico colonial en la cual nuestra identidad se ha roto, se ha quebrado y
preferimos siempre preservar nuestras propias tradiciones, culturas y
sabidurías, respecto a una cultura exógena que no ha contribuido en mantener y
respetar todas las formas de creencias y constituciones de sabiduría, la diversidad
cultural representa nuestra pertenencia cultural. La cultura originaria que
cada pueblo ha construido en nuestro continente nos hace diversos, las
diferencias entre culturas visualizan un diálogo profundo, que permite
intercambiar saberes, no es un monólogo de dominio, sino es una reciprocidad
entre cada pueblo y cultura.
Bien, nuevamente les agradezco
por escucharme, como educador peruano formado en la Universidad Nacional de
Educación conocida como “La Cantuta” les doy mis saludos esperando que este seminario
sirva para todos ustedes. Muchas Gracias.