viernes, 25 de septiembre de 2009

Francisco Carrillo Espejo: Testimonio sobre la revista de poesía Haraui: «Cien números de la poesía peruana» (*)

Voy a explicar como nace la Revista Haraui. Yo ingresé a estudiar Letras en la Universidad de San Marcos el año 1943 - cuando los padres de ustedes aún no habían nacido. En ese año estaban pasando cosas de gran trascendencia en el Perú, y entrar a San Marcos era muy importante. Estábamos con unos gobiernos un poco nocivos para el Perú y el Apra, en esa época, asomaba como una nueva idea. Entraban poetas y sociólogos - ya nacía la sociología como algo importante- y había una lucha por deshacerse de la antigua universidad, que hasta ese momento gobernaba, y traer gente nueva. Por ejemplo, tuvimos un decano que en algún momento sacó del aula a un alumno por ser negro. Vean ustedes, estamos hablando de la época del medioevo.

El primer movimiento estudiantil, pequeño que vi, fue la reacción de nuestra clase que empezó a luchar contra la discriminación que en ese momento parecía pequeña por lo que estaba sucediendo en el país que era más grande. Finalmente, con la reforma que se hizo en esos años, el primero en salir fue justamente ese decano. Nos deshicimos de varios profesores. Pues bien, había poetas, en esa época los que se interesaban en la poesía estaban muy amarrados a Federico García Lorca. Él había sido un gran poeta de principios del siglo veinte y estaba funcionando muy bien hasta mediados del siglo veinte, murió asesinado por Francisco Franco, el poderoso dictador de España. Eso era lo que nos entusiasmaba.

Francisco Carrillo presentando Haraui número 118. Universidad La Cantuta, noviembre 1998.

En cuanto a la poesía peruana, había una lucha entre seguidores de César Vallejo y José Santos Chocano. Algunos de nosotros decíamos que Vallejo era la nueva poesía que ya había nacido y crecido, pero no se imponía. Chocano todavía era apreciado por los poetas apegados al modernismo que era una herencia del romanticismo. Ese era un ambiente que iba a la par del movimiento político dentro de la universidad. El que defendía a Chocano era Paco Bendezú, que es un magnífico poeta, cuya poesía he publicado en mi revista una o dos veces; es el poeta fino de la palabra elegante, y Manuel Mejía Valera, un filósofo -para que vea Víctor Mazzi hijo- lo que el mismo ha dicho, que los filósofos y los poetas siempre andaban juntos. Creo que el ha dicho que un filósofo es algo así como un poeta frustrado, pero yo a veces creo más bien que el poeta es un filósofo frustrado, pero que los dos se encuentran; porque poesía y filosofía no son dos caminos que se unen, sino porque la filosofía sola es la unión de todos los caminos. Bueno esa es una disquisición que solemos conversar.

En esa época se editaban revistas y lo que hacían los cachimbos, lo primero que hacían, era organizarse para editar revistas. Y me vino la idea: ¿Por qué no sacar una revista de poesía solamente dedicada a la poesía? Pero costaba un poco de dinero, los tiempos eran difíciles quizás. Pero principalmente porque las publicaciones se sacaban como revistas y tenían una carátula y lo que atraía era la carátula; si la carátula era buena de repente el contenido también era bueno. Y costaba tener una carátula. De repente un día vi en el diario La Prensa - del tamaño de El Comercio - que sacaron toda una página de poesía que tenía que ver con los poetas del pueblo, en ese época eran los poetas apristas que habían estado encarcelados y que en ese momento estaban tratando de tomar la universidad como que efectivamente la tomaron. Julio Garrido Malaver, Mario Florían -quizás el más distinguido de ese grupo- eran los poetas que iban por todo el Perú recitando y le habían dado a la poesía un alto vuelo porque la poesía en ese momento estaba en contacto con el pueblo. Mario Florián, me parece a mí que fue el primer ganador del premio nacional de poesía y el segundo, Martín Adán, vean ustedes un defensor de la poesía popular y luego otro, Martín Adán, un magnífico esteta, escritor de la poesía que en determinado momento se ha llamado poesía pura.

Paco Carrillo cerca a su departamento en el distrito de Barranco, Lima, Perú. 1998. Fotografía tomada por su hija Maruja.

Pero a la anécdota que yo iba era que el diario en una sola página había logrado poner una tremenda cantidad de poesía de todos esos jóvenes que eran revolucionarios, yo corté la página y después me di cuenta que doblando en dos, en cuatro, ocho y dieciséis salía una pequeña revista y ahí se me ocurrió por qué no imprimir en una página una cantidad de poemas, a la vuelta también, doblarlos y sale una revista sin carátula. Y esta es mi revista sin carátula. Pero no la pude editar; me fui a estudiar a otro país. Pasaron algunos años y cuando regresé a dedicarme a la enseñanza en el Perú nuevamente tuve la idea, y entonces la renové y me empeñé en publicarla por el año 1963, y ya estamos en el noventa y tantos, en el dos mil creo yo.

En esos momentos existían zonas residenciales cerca de Chosica: California y Chaclacayo, donde estaba el hotel California y allí vivía una serie de gente relacionada con la universidad, relacionada con un colegio de gente rica que se había fundado allí. Cerca a la entrada con la Universidad La Cantuta viniendo a Chosica se divide el camino, hay un puente, donde hay un famoso lugar y había una cantidad de intelectuales que vivían allí, porque enseñaban tanto en la Universidad, como en dicho colegio. Uno de aquellos estudiantes fue Alfredo Bryce Echenique, que ahora es un famoso novelista y ha ganado un premio en España. Él fue un estudiante de primaria, y entre ellos estaba Javier Sologuren, un importante poeta de la Generación del 50 o quizá de la Generación del 40 y él había vivido en Suecia, se había casado allí y había traído y una imprentita sueca de mano y empezó a sacar libros importantes de poesía.

Allí se publicó, entre otras cosas, el primer poemario de Javier Heraud y yo iba a visitarlo y me encargué, entonces, de organizar una de las colecciones que él trabajaba: La Rama Florida. Me entusiasmé con la idea de publicar la revista de poesía y propuse la idea y me dijeron bueno ¡qué bien! y el primer problema fue ponerle un nombre. Lo interesante era que en esos momentos no les interesaban los títulos quechuas. Yo lleve la idea de Haraui sugerida por José María Arguedas, conversé con mi esposa. A mí me parecía muy bien Haraui que significa «poesía de amor», «poesía de los amantes que sufren» «poesía del corazón». Tiene varios significados en quechua y yo llevé la idea sugerida por José María Arguedas, él me dijo que era un buen título para una revista de poesía peruana. Yo conversé sobre esto con unos amigos y la idea les pareció chauvinista y también iba ser un nombre que la gente iba a pensar que se trataba de poesía quechua y estamos en la etapa de la poesía universal. Felizmente no les hice caso y los dos primeros números tuvieron muy buena recepción por lectores de literatura.



Haraui número 01, setiembre de 1963.

Imprimía Haraui en linotipo, es decir en imprenta muy antigua como ha dicho Víctor, y no era tan barato. En el primer número se editaron tres mil ejemplares, y rápidamente se agotaron como dos mil ejemplares. En la primera página publiqué el discurso de Saint John Perse, quién en 1960 recibió el Premio Nóbel de Literatura y en las páginas siguientes a algunos poetas nuevos, y diseñé la idea de una revista que debía contener un poco de crítica, un poco de poesía escrita por peruanos, un poco de poesía escrita por poetas extranjeros, traducidos por peruanos de preferencia y siempre procurando lanzar a un poeta nuevo, un poeta joven, esa fue la idea.

Después fui cambiando poco a poco y al final me quedé con la idea de que en lo posible debería lanzar poetas nuevos o poetas no nuevos pero que estaban olvidados o poetas ya pasados aparentemente pero que estaban escondidos o inclusive inéditos. Entonces en ese plan la revista vivió y por espacio de veinte años del 73, 74 al 80 casi; sí, fue una revista importante dentro de la poesía peruana, porque allí publicaron prácticamente todos los peruanos que tenían algo que decir como poetas. La revista era completamente abierta. Viajé a provincias, Arequipa, Huánuco y diferentes sitios para ponerme en contacto con los poetas y sacarlos y al mismo tiempo hacer cambios y canjes. Entonces la idea fue ampliándose pero siempre con el propósito de darle más ímpetu a la poesía peruana. Y entonces puedo decir que la revista fue el inicio y tribuna para algunos poetas que luego han quedado ya como poetas reconocidos.

En esa época existía Juan Mejía Baca, que era un magnífico editor, pero mejor librero, estaba allí en el jirón Azángaro, a una cuadra de la Universidad de San Marcos y él era el mejor vendedor de libros y revistas de poesía, de cosas peruanas, labor que hoy no hace ninguna librería en Lima. Yo vendía Haraui, al mismo tiempo tenía, -a través la librería de Schwart que se dedicaba de vender publicaciones peruanas al extranjero-, algo así como cincuenta ejemplares que iban destinadas a bibliotecas de Europa y EE.UU.

En el parque universitario estaba el Sr. Jáuregui, padre del poeta Eloy Jáuregui, él tenía un kiosko en el Parque Universitario y vendía de todo y sobre todo revistas; allí concurrían a comprar todos los intelectuales de provincia que venían a Lima y todos los que se iban a provincias que partían desde el Parque Universitario y entonces en el kiosko del señor Jáuregui se vendía Haraui que iba a todo el Perú. En ese sentido, fue una época de oro para la revista, se difundió mucho, después ya vino la competencia, la saludable competencia. Muchos estudiantes empezaron a publicar revistas parecidas o mejores y ya no necesitaban de Haraui para hacerse conocidos, sino ellos mismos se hacían conocidos. Después vino la computadora, la manera contemporánea de publicar libros y revistas. Yo me resistí un poco y me compré una máquina de linotipo y con tres o cuatro de mis alumnos de San Marcos, empezamos a sacar la revista, salieron tres o cuatro números y al mismo tiempo ellos sacaban algunas plaquetas de las cosas que hacían ellos y sus propios compañeros, pero sintieron que ya no podíamos con la competencia, que había que sacar la revista a computadora, sabían que la computadora es la forma más eficiente y versátil para publicar Haraui. Esa fue una etapa que me golpeó bastante, porque yo quería publicar a la antigua, a lo Gutenberg.

Yo tenía una antigua amistad con el papá de Víctor: Víctor Mazzi Trujillo, es un conocidísimo poeta del Grupo intelectual Primero de Mayo y ha publicado en revistas que él mismo organizó dirigió y yo tuve la suerte de publicarlo también en Haraui. Entonces, ese contacto con él me permitió seguir la amistad con Víctor hijo y, por fin, él me enseñó que no era lo mismo trabajar con computadora que con linotipo, por lo menos en la edición de la revista mediante este nuevo sistema se lograba un mejor diseño y una tremenda facilidad para hacer cambios. A la larga él me ha vencido y, entonces, por eso la revista ha renacido y con una ventaja que él bien la sabe. Por ejemplo, en algunos números ya estoy tratando de unir la poesía con los dibujos. Desde un principio yo he utilizado los dibujos del cronista Felipe Guamán Poma de Ayala para todo lo que yo edito y para Haraui es el principal dibujante. Pero ahora ya estamos llegando al punto de aceptar los dibujos que los mismos poetas nos traen. En ese sentido, el más logrado, el primer Haraui logradísimo, es el que realizamos con la poesía de Rosina Valcárcel acompañada con dibujos del pintor Carlos Ostolaza. Un número en el que se combina poesía con dibujo o pintura, y eso es lo que estamos haciendo en lo posible. Esto le ha dado a la revista un nuevo giro para editar poesía.



A lo último, que es éste número que vamos a distribuir, yo estaba deseoso de publicar poesía cubana porque habíamos perdido contacto con Cuba. Este país está pasando por una etapa muy difícil, es un país aislado y está pasando pobreza, allí hay poetas como en todas partes del mundo, y resulta muy difícil que publiquen sus escritos, y las quejas de ellos va en el reclamo de que no pueden publicar los propios poemarios a sus poetas, porque la Casa de las Américas sólo edita a los consagrados, pero los estudiantes, lo que se van por la libre, que son siempre los poetas que a la larga van a quedar, no tenían como editar. Felizmente, un amigo mío viajó a Cuba y trajo varios poemarios y, además, yo le di varios Harauis para que repartieran entre los poetas; entonces, desde allí me enviaron algunos poemarios y son los que he aprovechado para publicarles en estos dos últimos números magníficamente diseñados por Víctor.



Para asombro mío, -aunque quizás no debería asombrarme-, los poetas cubanos que he seleccionado no son los revolucionarios que eran en la época en que Fidel Castro había tomado el poder, donde había efervescencia; hay angustia en sus poesías, el sufrimiento de sentirse solos y aislados, una urgente necesidad por identificarse con la poesía universal, porque sufren bloqueo y los tienen encapsulados, se sienten muy lejanos alrededor del mundo. Entonces los he publicado a ellos con dos ideas: de hacerlos conocidos en el Perú – estos dos números dedicados a la poesía cubana ya se están estudiando en el Taller de Poesía de la Universidad de San Marcos -, con el propósito de que se lea que es lo nuevo en poesía que se está produciendo en Cuba y también con la idea de que cuando esta revista llegue a los cubanos, vean ellos mismos que no están tan solos y podemos editarlos. En fin, esto es todo lo que quería decirles sobre Haraui, que en realidad esta pasando por un renacimiento, gracias a la colaboración de Víctor Mazzi hijo. Muchas gracias.


Revista Scripta Manent Nº 02, dirigida por César Reyes Campos, dónde se ha publicado este testimonio.

(*) Este testimonio fue recogido por el profesor de Literatura Luis Morón Hernández. La transcripción y corrección del discurso fue hecha después de haberse presentado el número 118 de Haraui, dedicado a la poesía cubana contemporánea, el 10 de noviembre de 1998, en el Campus de la Universidad La Cantuta.

Tomado de: Homenaje a la revista de poesía Haraui: “Cien números de poesía peruana”. En: Scripta Manent, Revista de la Biblioteca Central y Centro de Documentación de la Universidad Nacional de Educación, año II, Nº 02, Lima junio 2009. P. 184-187.

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