miércoles, 15 de octubre de 2014

Miguel León-Potilla: “El único europeo que nos devolvió una pieza fue Juan Pablo II”

Miguel León-Portilla, historiador mexicano. / RODOLFO VALTIERRA R.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/14/actualidad/1413241822_152633.html


on 88 años, Miguel León-Portilla sigue yendo a diario a su cubículo de diez metros cuadrados de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde trabaja con tres retratos a sus espaldas: de su director de tesis, Ángel María Garibay, del franciscano 'etnógrafo' Fray Bernardino de Sahagún y otro al que el doctor presenta como “Ocho venado garra de tigre, un Señor mixteco”.

Lúcido, con la mirada brumosa y unas cejas de pelos disparados que su nieto quiere que se recorte, el autor de La visión de los vencidos (1959) es memoria viva de un campo de conocimiento que este año celebra dos aniversarios (75 del Instituto Nacional de Antropología e Historia y 50 del Museo Nacional de Antropología) con un regalo único: la repatriación a cambio de un millón de dólares del Códice Chimalpáhin, un documento del siglo XVI de autoría indígena que desde 1827 estaba en manos de la Sociedad Bíblica de Londres.


Pregunta. ¿Qué valor tiene el códice?
Respuesta. En esos tres volúmenes tenemos la versión hológrafa de Domingo Chimalpáhin, que nació en 1579 en Amecameca, junto a los volcanes, en un pueblo muy bonito; se hizo donado [sirviente] del convento de San Antonio Abad y se interesó mucho por la historia. El códice cuenta desde las edades cósmicas. Comienza con la creación bíblica, pero inserta en la creación a los hombres del Nuevo Mundo, los mete en la historia universal de la Biblia. Entonces ya se discutía de dónde venían los indios. Algunos creían que descendían de las tribus perdidas de Israel. Y él dice “Todos somos hijitos de Adán y Eva”, e incluye a los indígenas en la historia universal del cristianismo. Además nos da noticias sobre la fundación de México-Tenochtitlán, de los anteriores señoríos de Tula y de Teotihuacán, nos da una secuencia histórica de los pueblos. Ahora vamos a tener acceso a los textos de puño y letra. Y es la primera vez que México readquiere un documento sustraído de su legado histórico.
P. ¿Qué opina de que un país pague por recuperar su patrimonio?
R. Opino que no queda otro remedio. La Unesco tiene un comité de restitución de obras culturales ilícitamente sustraídas, pero no tiene fuerza. Si la tuviera se quedarían vacíos el Louvre, el British Museum y el Museo de Berlín. Yo no conozco más que un caso de un europeo que devolvió una pieza importante: el papa Juan Pablo II, que en uno de sus viajes trajo a México el Códice Badiano, un herbario medicinal indígena del XVI que estaba en el Vaticano.

P. ¿Qué otras piezas de valor están fuera de México?
R. Muchas. Por ejemplo, en la Biblioteca Vaticana hay un buen número de cócides prehispánicos, y en Madrid, en el Museo de América, está el códice Tro-Cortesiano, valiosísimo.
P. ¿Cree que algún día España lo dará?
R. Yo conozco a Felipe VI. ¡A ver si lo dona! Pero no, los españoles protestarían: ¿por qué nos quitan esto? Y quién sabe cómo salió de México. A lo mejor no fue ilícito. Cortés recibió muchos regalos del emperador Moctezuma. Es posible que este códice sea un regalo de Moctezuma. Es posible, no probable.
P. ¿Cómo definiría la relación de México con sus raíces prehispánicas?
R. La cultura mexicana tiene mucho de española, pero el mexicano común y corriente, además, tiene en su cultura el mundo indígena. Muchos tienen una vinculación directamente biológica. Y está la alimentación, influida por la dieta del chile, el maíz, el frijol, el tomate, la calabaza… También esa manera de interpretar el cristianismo, tan indígena, de sentir a Dios y a la Virgen como nuestro padre y nuestra madre. Hay aprecio por ese legado. Hay un interés enorme, porque se siente que ahí hay un origen. De hecho, eso llegó a exagerarse y a convertir el indigenismo en el antagonismo de lo hispano.
P. ¿Podría darme una definición de la identidad mexicana actual?
R. El mexicano se siente en un país propio, con sus raíces históricas profundas, con una historia convulsa, y aún con muchos problemas. Nunca olvida que los gringos nos quitaron la mitad del territorio, que su país tiene grandes litorales, grandes riquezas, que muchos gobiernos han sido muy corruptos. Tiene una religiosidad propia, símbolos propios. En buena parte, eso es el mexicano.
P. ¿Qué es ser mestizo en México?
R. Tomar nota de que descendemos mayoritariamente de poblaciones indígenas y de la presencia española. Pero los españoles también son mesticísimos. Son iberos, celtas, griegos, fenicios, cartagineses, romanos, godos, vándalos, árabes. Una vez en un avión de Sevilla a Granada, el señor que me tocó al lado me dijo, ‘¿verdad que tengo cara de árabe?’. No de moro, dijo de árabe. Y sí tenía.
P. ¿Qué es ser indígena?

R. Por desgracia, vivir en regiones de refugio, a veces aisladas. Muchas veces, no siempre, ser despreciado. Pero eso ha ido cambiando. Ahora tiene usted escritores indígenas o profesores universitarios.
P. ¿Qué es ser blanco en México?
R. Tradicionalmente ha sido estar en el sector del poder económico. Y yo creo que hasta ahora. Vaya usted a convenciones de banqueros o empresarios. En general son todos de extracción europea. Pero no creo que sean racistas. En México, más que por racismo se discrimina por el dinero. Si usted tiene una hija de origen alemán y se hace novia de un muchacho de rasgos indígenas, si ese muchacho es correcto y tiene una base económica, no creo que el padre se oponga. Aunque habrá casos que sí.
P. ¿Cómo ve el futuro de los indígenas?
R. Yo quisiera que participen activamente en la vida de México, pero conservando lo que quieran de su lengua y de su cultura, porque eso es lo que les da raíz.
P. ¿Cuál es el peor escenario?
R. Que se vayan quedando más arrinconados. En el siglo XVI, Fray Diego Durán le preguntó a un indio viejo: ‘A ver, tú dices que antes de que viniéramos nosotros no mentíais, no robabais, no matabais, no os embriagabais, no erais holgazanes, y ahora yo veo que todo eso ocurre’. El viejo respondió: ‘Mire padre: antes de ustedes nosotros teníamos nuestras costumbres y nuestras leyes, pero ustedes nos dijeron que eran cosa del diablo. ¿Y sabe qué pasó, padre? Que nos quedamos ‘nepantla’.
Nepantla, explica el doctor León-Portilla, significa en lengua náhuatl estar en medio.
Ni en este lado ni en el otro.

lunes, 13 de octubre de 2014

12 de octubre 1492 ¿Debemos celebrarlo?


 propósito de las celebraciones de la invasión e imposición del dominio colonial hispánico en nuestro continente, refresco la memoria sobre su presencia y acciones contra distintas sociedades y pueblos autóctonos. Se enseña la historia desde el punto de vista del extraño que tomó y trató de destruir la sabiduría ancestral de nuestros pueblos. Quizás estos fragmentos citados recuerden lo que ha significado el colonialismo y el consiguiente colapso demográfico que ocasionó.

Es curioso que la mentalidad del colonizador aun persista en muchos pensadores hispanos, fui testigo como uno de ellos justificaba la destrucción de nuestro continente diciendo que nosotros como “indios” necesitábamos la civilización y la cultura europea, que el cristianismo era la “única” religión que debíamos tener, que nuestros waka eran “falsos dioses”, que nuestra sabiduría ancestral era pura “behetría” (confusión mental). Justificación a todas luces interesada y carente de sustento. 

Del lado nuestro, leo también a muchos pensadores con rasgos y orígenes autóctonos muestran comportamiento racista en contra de sus propios connacionales, se sienten más hispanos que nativos, perviven en la mentalidad que somos la "periferia" y que necesitamos de un centro que dictamine y dirija nuestras necesidades de desarrollo. Pretenden el rechazo y abandono de nuestra propia cultura y sabiduría autóctona, en favor de una "cultura universal"; sostienen que para ser "universales" debemos abandonar cualquier rasgo cultural propio que entre en conflicto con aquella, nunca se interesan por buscar lo propio como parte de dicha cultura universal.

Estos fragmentos citados no forman parte de alguna novela de ficción, es lo que escribieron religiosos hispanos, cronistas nativos entre otros muchos. Escribían con cargo de conciencia sobre lo que expectaban en el “Nuevo continente” y lo desastroso que resultaba predicar la religión cristiana asesinando y destruyendo para imponerla en nuestras tierras.

¿Debemos celebrar el 12 de octubre? lo dejo a la conciencia del publico lector. Después de más de 500 años de ocurrida tal invasión, en nuestros pueblos autóctonos aún superviven la sabiduría y cultura ancestral, la que día a día nos identifica y nos hace más orgullosos de lo somos y poseemos.

Martín Fernández de Enciso: Suma de geografía (1519)

“Yo requerí de parte del rey de Castilla a dos caciques de estos del Cenú… y respondiéronme: que en lo que decía que no auía sino un dios e que este gouernaua el cielo y la tierra e que era señor de todo, que les parecía bien e que assí deuía ser: pero en lo que decía que el Papa era señor de todo el Uniuerso en lugar de Dios e que él auía fecho merced de aquella tierra al rey de Castilla, dixeron que el Papa deuiera estar borracho quando lo hizo, pues, daua lo que no era suyo, e que el rey que pedía e tomaua tal mercé debía ser algún loco, pues pedía lo que era de otros e que fuesse allá a tomarla, que ellos pornían la cabeca en un palo como tenían otras que me mostraron de enemigos suyos, puestas encima de sendos palos cabe el lugar e dixeron que ellos eran señores de su tierra e que no auían menester otro señor e yo les torné a requerir que lo hiziesen sino que les haría la guerra e les tomaría el lugar… e respondiéronme que ellos me pornían primero la cabeza en un palo e trabajaron por lo hacer….etc.”

Francisco De Vitoria: De protestate Ecclesiae (1534)


Papa dominus orbis…merun commentum in adulationem  et assentationem pontificum…Papa non est Dominus Orbis. (El papa amo del mundo… [esto es un] cuento inventado para adular y acrecentar el poder de los pontífices… el Papa no es el amo del mundo”).
 “Primum Ommiun yo no entiendo la justicia de esta guerra, nec disputo si el Emperador puede conquistar las Indias, que praesuppono que lo puede hacer strictísimamente. Pero a lo que yo he entendido de los mismos que estuvieron en la próxima batalla con Tabalipa [Atawalpa], nunca Tabalipa ni los suyos habían hecho ningún agravio a los cristianos ni cosa por donde les debieran hacer  la guerra.

“Los cristianos no pueden ocupar por la fuerza las tierras de los infieles si éstos las poseen como verdaderos dueños”.

Fray Bartolomé de las Casas: Brevísima relación de la destrucción de las indias (1552)

DE LA ISLA ESPAÑOLA

«Entraban en los pueblos [los españoles], ni dejaban niños ni viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban y hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete, o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros daban con ellas en ríos por las espaldas, riendo y burlando, y cayendo en el agua decían: «bullís, cuerpo de tal»; otras criaturas metían a espalda con las madres juntamente y todos cuantos delante de sí hallaban. Hacían unas horcas largas, que juntasen casi los pies a la tierra, y de trece a trece, a honor y reverencia de Nuestro Redemptor y de los doce apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos. Otros ataban o liaban todo el cuerpo de paja seca: pegándoles fuego, así los quemaban. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: «Andad con cartas», conviene a saber, llevad las nuevas a las gentes que estaban huidas por los montes. Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las ánimas.»

DE LA TIERRA FIRME

Así que, como llevase aquel triste y malaventurado gobernador instrucción que hiciese los dichos requerimientos, para más justificadlos, siendo ellos de sí mesmos absurdos, irracionales e injustísimos, mandaba, o los ladrones que enviaba lo hacían, cuando acordaban de ir a saltear y robar algún pueblo de que tenían noticia tener oro, estando los indios en sus pueblos y casas seguros, íbanse de noche los tristes españoles salteadores hasta media legua del pueblo, y allí aquella noche entre sí mesmos apregonaban o leían el dicho requerimiento, diciendo: “Caciques e indios desta Tierra Firme de tal pueblo, hacemos os saber que hay un Dios y un papa, y un rey de Castilla, que es señor de estas tierras. Venid luego a le dar la obediencia, etc. Y si no, sabed que os haremos guerra, y mataremos, y captivaremos, etc”. Y al cuarto del alba, estando los inocentes durmiendo con sus mujeres e hijos, daban en el pueblo, poniendo fuego en las casas, que comúnmente eran de paja, y quemaban vivos los hijos y mujeres y muchos de los demás, antes que acordasen. Mataban los que querían, y los que tomaban a vida mataban a tormentos, porque dijiesen de otros pueblos de oro, o de más oro de lo que allí hallaban, y los que restaban herrábanlos por esclavos.”

Titu Kusi Yupanki: Instrucción del inga don Diego Titu Cussi Yupangui... (1570)



Después del fracaso del cerco al Cuzco en 1536, el Inka Manqu, -relata en versión castellana su hijo y cronista Titu Kusi Yupanki-, dirigió el parlamento a sus tropas reunidas en Ollantaytambo:

“Ya está hecho, por vuestra vida que de aquí en adelante miréis cómo os habéis con ellos [los españoles], porque sabed que son nuestros enemigos capitales y nosotros lo habemos de ser suyos perpetuamente, pues ellos [así] lo han querido.”








Domingo de Santo Tomás. Lexicon, o Vocabulario de la lengua general del Perv. (1560):


“Tanto que muchos de los indios hasta agora tienen creydo, que christiano quiere dezir, Robador, matador, cruel, &c. Porque viendo que los que tienen este nombre, son comúnmente tan crueles, tan mentirosos, tan carnales, tan codiciosos, y breuemente tan viciosos en todo género de vicios con tan gran libertad, y soltura, y tan desuergonzada, y osadamente, tienen concebido en sus entendimientos que Iesu Christo, de quien los christianos toman el nombre, les manda hazer aquellas cosas. Porque como ellos tenían tanta obediencia a sus ídolos (que tenían por dioses) que nada hazia contra sus mandamientos.”







Joseph de Acosta: Historia Natural y Moral de las Indias. Libro sexto (1590)


«HABIENDO TRATADO lo que toca a la religión que usaban los indios pretendo en este libro escrebir de sus costumbres y pulicía y gobierno, para dos fines. El uno, deshacer la falsa opinión que comúnmente se tiene de ellos, como gente bruta, y bestial y sin entendimiento, o tan corto que apenas merece ese nombre. Del cual engaño se sigue hacerles muchos y muy notables agravios, sirviéndose de ellos poco menos que de animales y despreciando cualquier género de respeto que se les tenga. Que es tan vulgar y tan pernicioso engaño, como saben bien los que con algún celo y consideración han andado entre ellos, y visto y sabido sus secretos y avisos, y juntamente el poco caso que de todos ellos hacen los que piensan que saben mucho, que son de ordinario los más necios y más confiados de sí. Esta tan perjudicial opinión no veo medio con que pueda mejor deshacerse, que con dar a entender el orden y modo de proceder que éstos tenían cuando vivían en su ley; en la cual, aunque tenían muchas cosas de bárbaros y sin fundamento, pero había también otras muchas dignas de admiración, por las cuales se deja bien comprender que tienen natural capacidad para ser bien enseñados, y aún en gran parte hacen ventaja a muchas de nuestras repúblicas. Y no es de maravillar que se mezclasen yerros graves, pues en los más estirados de los legisladores y filósofos, se hallan, aunque entren Licurgo y Platón en ellos. Y en las más sabias repúblicas, como fueron la romana y la ateniense, vemos ignorancias dignas de risa, que cierto si las repúblicas de los mexicanos y de los ingas se refirieran en tiempo de romanos o griegos, fueran sus leyes y gobierno, estimado. Mas como sin saber nada de esto entramos por la espada sin oídles ni entendelles, no nos parece que merecen reputación las cosas de los indios, sino como de caza habida en el monte y traída para nuestro servicio y antojo.
Los hombres más curiosos y sabios que han penetrado y alcanzado sus secretos, su estilo y gobierno antiguo, muy de otra suerte lo juzgan, maravillándose que hubiese tanto orden y razón entre ellos.»

«…pues verles otra suerte de quipos que usan de granos de maíz, es cosa que encanta. Porque una cuenta muy embarazosa, en que tendrá un muy buen contador que hacer por pluma y tinta, para ver a cómo le cabe entre tantos, tanto de contribución, sacando tanto de acullá y añadiendo tantos de acá, con otras cien retartalillas, tomarán estos indios sus granos y pornán uno aquí, tres acullá, ocho no sé dónde; pasarán un grano de aquí, trocarán tres de acullá, y en efecto ellos salen con su cuenta hecha puntualísimamente, sin errar un tilde; y mucho mejor se saben ellos poner en cuenta y razón de lo que cabe a cada uno de pagar o dar, que sabremos nosotros dárselo por pluma y tinta averiguado. Si esto no es ingenio y si estos hombres son bestias, júzguelo quien quisiere, que lo que yo juzgo de cierto es que en aquello a que se aplican nos hacen grandes ventajas».

Felipe Guaman poma de Ayala: Nueva corónica y buen gobierno (1616)


DON FRANCO PIZARO LE QVEMA EN VNA CASA A CAPAC APO GVAMAN CHAVA, PIDIENDO ORO

/ ¡Daca oro y plata, yndios! / Los señores principales tapeado le quema. / en el Cuzco /

Don Francisco y don Diego de Almagro y los demás cristianos le mandaron tapear al excelentísimo señor, capac apo Guaman Chaua, segunda persona del Ynga, que estaua bibo muy biejo y los demás señores grandes.

Le enserraron, pidiéndole oro y plata como enteresado y cudicioso en oro y plata. Estos dichos conquistadores le echó fuego y le quemó, acabó su uida. Acimismo mató a los dichos Yngas y a todos los señores grandes y capitanes generales y a los prencipales de cada prouincia deste rreyno con de uarias tormentos, pediéndole oro y plata y trayýa presos. Y lo castigaua muy cruelmente, preso con cadena de hierro y de cuero de baca torcido y cuellos del mismo baca. Dizen que usaua crillos de uaca y esposas del mismo cuero para tenellas preso a los dichos yndios deste rreyno.

Y ací muchos señores prencipales, con el miedo del tormento, dixeron que eran yndios pobres, porque no les tormentase y padeciese trauajo en este rreyno.

Cómo en tienpo de los Yngas abía salteadores llamados poma ranra y el capitán de ellos se llamaua Chuqui Aquilla Ynga. Andaua en las quebradas hondas y pedregales y peñas, barrancos llamado puma ranra, y salteaua por los caminos rreales estos dichos yndios cimarrones, estos dichos salteadores poma ranra. En tienpo de la conquista se hizieron yanaconas de los dichos españoles y salteauan mucho más mejor y rrobaua a los pobres yndios. Y después se quedaron y se uecitaron en las ciudades por yanaconas, adonde está al presente yanaconas de Quito, de Guanoco y de Lima, Guamanga, Cuzco, Ariquipa, Potocí, Chuquisaca. En las ciudades son yndios tributarios pecheros del rrey en este rreyno.


CONZEDERACIÓN

Cómo es enemigo mortal de los yndios los dichos corregidores y enemigo mortal de las yndias los dichos padres y curas de las dotrinas y mucho más de los caciques prencipales. Todos los españoles son contra los yndios pobres deste rreyno. Ay que conzederar en éste mucho.

Conzedera que los pobres de Jesucristo, los ciegos, tulidos, enfermos, biejos, biejas, biudas, güérfanos que en esta uida pasan trauajo y no ay limosna. Y no ay cristianos ni sanctos, que todos están en el cielo. Y ancí no ay caridad. Por eso los pobres padesen trauajo, hambre y sed y frío y castigos y preciguimientos en este rreyno. Conzedera.

Conzedera que los dichos caciques principales y otros yndios que se hazen mandoncillos en este rreyno enpiden todas las tierras en los pueblos y fuera de ellas, de sementeras, pastos, corrales que sobran y se pierden porque no los benefician y lo estorua a los yndios. Que las benefician deziendo que son suyas y piden paga del alquil, arrendamiento y se prouechan ellos y no se los da a los dichos erederos de las dichas tierras. Y ací en partes y quebradas y uaycos [quebrada] , en pucyos [manantial] o rríos que se saca la agua del rriego, se pierde y se quiebra y se haze monte y los andenes se cae. Y se pierde lo que los primeros yndios Uari Uira Cocha Runa, Uari Runa y Purun Runa, Auca Runa trauajaron y rronpieron tierra uirgen.

En partes dizen que sernían la tierra y sacauan las piedrecitas menudas, de lo qual hasta agora están amontonados las piedrecitas que sacaron de lo que sernían. Y los andenes están puestas a mano: aunque fue llano, de fuerza lo aderesaron gastando sus comidas y trauajo. Y ancí no es justo que se pierda porque ci no lo beneficia se perderá para cienpre.

domingo, 12 de octubre de 2014

SOBRE LAS ÚLTIMAS ELECCIONES REGIONALES Y MUNICIPALES EN PERÚ.

REFLEXIÓN


Gonzalo Vega Miranda.
 
Las recientes elecciones regionales y municipales reafirman la tendencia de los últimos años referente a la agonía de los Partidos Políticos nacionales, la fragmentación del Perú y la pésima elección de autoridades.

Esos fenómenos, entre muchos otros, se deben básicamente, a la incipiente, o mejor dicho, seudo democracia que tenemos. No basta con acudir a las urnas, lo fundamental es que funcione el sistema, a través de instituciones confiables, transparentes, probas, que practiquen la ética, el bien común, la igualdad, la equidad, etc, es decir, exactamente lo contrario de lo que representan actualmente el Poder Ejecutivo, el Judicial, la Fiscalía, el Congreso, la Policía Nacional, los gobiernos regionales, etc.

Es tan grave la crisis democrática e institucional que tenemos un expresidente preso y otros dos investigados por casos de corrupción. Todos los presidentes regionales salvo 1 o 2 están investigados y la cuarta parte de ellos están presos, sentenciados o prófugos de la justicia. Más de la tercera parte de los congresistas tienen investigaciones serias ligadas a negocios ilícitos como narcotráfico, tala ilegal, minería ilegal, trata de personas, lavado de activos, contrabando; el Fiscal de la Nación actual y su antecesor tienen graves acusaciones penales, igualmente el presidente del Poder Judicial tiene serios cuestionamientos y la gran mayoría de jueces y fiscales en todos los niveles son corruptos. Es decir, todo anda mal. El mundo al revés como diría el cronista Felipe Guamán Poma de Ayala.

Pero no solo las instituciones funcionan mal, la población escoge autoridades sin importar que el candidato haya robado, abandonado sus hijos, tenga procesos de investigación en curso, es decir, los valores, que décadas atrás tenían un peso importante en la decisión, ahora, ya no interesa.

Democracia significa también vivir, mejor dicho convivir en armonía. Es decir, dar una atención preferente a los ancianos y niños. Que los conductores respeten la luz roja y no paren y doblen donde les dé la gana interrumpiendo el tránsito y los peatones crucen las calles solo en las esquinas y con la luz que les ceda el paso.

Vivir en democracia significa aplicar los valores de paz, justicia, honestidad, respeto, cumplir la ley, ser inclusivos, practicar la equidad. Nada de eso se cumple, somos un país racista, vivimos despreciándonos entre compatriotas, la fragmentación es consecuencia justamente de la falta de justicia y equidad.

Tampoco tenemos el valor de la compasión y justicia social al permitir que niños hayan crecido y sigan creciendo prácticamente solos, sin suficiente alimentación y sin dormir bien; se los ve en las calles vendiendo golosinas o limpiando lunas, son magros, bajos de estatura y leves de peso, trabajan en la calle, desertan de la escuela, tienen baja autoestima, tienen conflictos con la autoridad, tienen rencor, no conocen los valores, tienen baja inteligencia y su lenguaje precario; ahora, varias generaciones de estos niños ya son adultos, y están cobrando la factura de nuestra indiferencia, muchos, sino son todos, integran las pandillas, bandas, mafias, que hacen de Lima y de otras grandes ciudades del país como las más inseguras del mundo.

Al desaparecer los partidos políticos nacionales y esto se ha dado en todas las regiones, han aparecido una gran cantidad de movimientos y frentes, financiados en su mayoría con dinero ilícito: narcotráfico, minería ilegal, contrabando, mafias organizadas, con el único objetivo de llegar a una alcaldía o gobierno regional para saquear sus arcas. La fragmentación es tal que hay regiones que han tenido hasta 19 nuevos movimientos, haciendo ingobernable y explosiva no solo a la región sino también en un futuro cercano al país.


La ilusión que la regionalización solucionaría el olvido de las provincias por el centralismo limeño nos ha reventado en la cara. Muchas tienen canon minero multimillonario, sin embargo, sus índices de desnutrición, anemia o tuberculosis en la infancia no han disminuido, al igual que tampoco ha mejorado la calidad de educación, seguridad y salud; como hemos mencionado, mafias organizadas y dirigidas por los mismos presidentes regionales se han aprovechado a través de licitaciones amarradas, desvíos de dineros, sobrevaloración de precios, etc. 

Lo único que se ha descentralizado bien es la corrupción y vamos a ser testigos nuevamente de nuevos robos, fraudes, licitaciones amarradas, etc. Cada nueva elección es peor que la anterior, ya no son raros los asesinatos y extorsión de competidores políticos y suben al poder autoridades que están predispuestas al delito.

No todo es malo, el Perú es un territorio extraordinario, tiene la mayoría de climas y círculos ecológicos de la tierra, lo flanquea el mayor océano del mundo y la mayor selva del planeta y es atravesado por la cordillera más larga del mundo, si Dios quiso crearnos bajo ese contexto de inmensidad y belleza geográfica, de abismos, volcanes, desiertos, selvas y nevados, no hay derecho pues, que sea estúpidamente desperdiciado por los propios peruanos.

(12/10/2014)

sábado, 11 de octubre de 2014

Charles Chaplin

Inserto dos artículos sobre Charles Chaplin: El primero la nota periodística de Aurora Intxausti reseñando la última edición biografica de Chaplin, la segunda un ensayo suscrito por José Carlos Mariátegui en 1928. Ambas notas trazan una visión de la obra artística del genial Chaplin.

Charles Chaplin en sus propias palabras.

AURORA INTXAUSTI

http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/02/actualidad/1412255150_960300.html
"No sabía que ponerme y al ir al vestuario pensé que podía ponerme unos pantalones muy holgados,
unos zapatones, y añadir al conjunto un bastón y sombrero de hongo". / 
GETTY IMAGES
Fue en el The Canteen de Aldershot cuando por primera vez  Charles Chaplin (Londres, 1889-Vevey, 1977) recibió dinero por actuar en un escenario. Le llevó su madre, actriz y cantante, al teatro para no dejarlo en casa solo. La autobiografía Chaplin (Lumen) es una reedición revisada a la que se le han añadido fragmentos que habían sido suprimidos en la edición en castellano y a la que se ha añadido una serie de fotografías del actor mostrando aspectos de su vida familiar y profesional. “Se ha rehecho la traducción, que era muy deficiente y faltaban fragmentos completos sin ningún motivo aparente”, indica Andreu Jaume, uno de los responsables de esta nueva edición.
“Se trata un libro muy revelador sobre una de las grandes figuras del siglo XX. Considero espléndida la narración de su infancia victoriana en la que no oculta detalles de los primeros años de su vida, que fueron terribles”. No hay paños calientes a la hora de relatar la caída familiar en la más absoluta pobreza, sus entradas y salidas en los asilos de caridad. La enfermedad de su madre o el traslado a la casa de su padre. “Creo que esta parte de la autobiografía ayuda a entender al personaje en toda su trayectoria profesional y artística. La recreación urbana que hace de esa Inglaterra de finales del XIX y principios del xx es muy interesante y su obra cinematográfica está reflejada en ella hasta Luces de la ciudad”, señala. Los detalles que ofrece Charles Chaplin de esa época demuestran una memoria exquisita. “Creo que hasta cuando rueda Candilejas en 1952 está presente ese universo infantil trágico”, explica uno de los responsables de la traducción.
Chaplin se atrevió a ridiculizar a uno de los hombres más importante y más peligrosos de siglo XX, Adolf Hitler. “La cara era extremadamente cómica, una mala imitación mía, con su bigote absurdo, su mechón espeso y rebelde y su boca repugnante, pequeña de labios delgados. No pude tomar en serio a Hitler”, escribe el autor de El gran dictador. “Demostró que era capaz de criticar a uno de los más poderosos demostrando el absoluto desprecio que sentía hacia él”. Que un actor decidiese en el 38 a una figura como él demuestra el valor de este hombre. Es una sátira brutal algo muy asombroso, la rueda entre el 38 y 39 y se estrena en el 40. Se vio obligado a acudir a la Casa Blanca y reunirse con el presidente Roosevelt quien después de visionar la película dijo: ‘Su película no está dando muchos quebraderos de cabeza en Argentina’.
Como director, padeció las críticas de algunos sectores del mundo cinematográfico, algo que le traía sin cuidado. “Mi técnica es el frutado de haber pensado por mí mismo, de mi propia lógica y de mi propia perspectiva; no está influida por lo que hacen los demás. Si en arte uno debe ir con su época, entonces Rembrandt sería un cero a la izquierda comparado con Van Gogh”, escribe Chaplin al respecto. “Creo que es un personaje que lleva hasta las últimas consecuencias su visión de lo que es el arte cinematográfico, concibe el cine como un lenguaje autónomo de la literatura y el teatro. Su perfeccionismo es tal que es capaz de tardar tres años en rodar el momento del encuentro de la ciega y el vagabundo en Luces de la ciudad. Existe un documental sobre el rodaje que es fantástico”, indica Andreu Jaume.
De la lectura de la autobiografía se desprende que Charles Chaplin era un hombre lleno de contradicciones, muy solitario. Había conocido la pobreza y se deslumbró por el dinero. Le encantaba codearse con la alta sociedad y con personajes públicos. Aunque estaba orgulloso de haber sido pobre y no haber renegado de ella.


Escena de El pibe. Chaplin ironiza situaciones extremas que colisionan con
las condiciones de autoridad.
El Gran dictador, estrenada en 1938. Chaplin advertía al mundo los preludios del fascismo que se alistaba
para desatar una nueva guerra mundial.

José Carlos Mariátegui
Foto Malanca  (1)
El tema Chaplin me parece, dentro de cualquier explicación de nuestra época, no menos considerable que el tema Lloyd George o el tema Mac Donald (si buscamos equivalentes en sólo la Gran Bretaña). Muchos han encontrado excesiva la aserción de Henri Poulaille de que The Gold Rush ("En pos del oro", "La Quimera del oro" son traducciones apenas aproximadas de ese título), es la mejor novela contemporánea. Pero —localizando siempre a Chaplin en su país— creo que, en todo caso, la resonancia humana de The Gold Rush sobrepasa largamente a la del Esquema de Historia Universal de Mr. H. G. Wells y a la de teatro de Bernard Shaw. Este es un hecho que Wells y Shaw serían, seguramente, los primeros en reconocer. (Shaw exagerándolo bizarra y extremadamente, Wells atribuyéndolo algo melancólico a la deficiencia de la instrucción secundaria).

La imaginación de Chaplin elige, para sus obras asuntos de categoría no inferior al regreso de Matusalén o la reivindicación de Juana de Arco: el Oro, el Circo. Y, además, realiza sus ideas con mayor eficacia artística: el intelectualismo reglamentario de los guardianes del orden estético se escandalizará por esta proposición. El éxito de Chaplin se explica, según sus fórmulas mentales, del mismo modo que el de Alejandro Dumas o Eugenio Sué. Pero, sin recurrir a las razones de Bontempelli sobre la novela de intriga, ni suscribir su revaluación de Alejandro Dumas, este juicio simplista queda descalificado tan luego se recuerda que el arte de Chaplin es gustado, con la misma fruición, por doctos y analfabetos, por literatos y por boxeadores. Cuando se habla de la universalidad de Chaplin no se apela a la prueba de su popularidad. Chaplin tiene todos los sufragios: los de la mayoría y las minorías. Su fama es a la vez rigurosamente aristocrática y democrática. Chaplin es un verdadero tipo de élite, para todos los que no olvidamos que élite quiere decir electa.


Escena de The gold rush
La búsqueda, la conquista del oro, el gold rush ha sido el capítulo romántico, la fase bohemia de la epopeya capitalista. La época capitalista comienza en el instante en que Europa renuncia a encontrar la teo­ría del oro para buscar sólo el oro real, el oro físico. El descubrimiento de América está, por esto sobre todo, tan íntima y fundamentalmente ligado a su histo­ria. (Canadá y California: grandes estaciones de su itinerario). Sin duda, la revolución capitalista fue, principalmente, una revolución tecnológica: su prime­ra gran victoria es la máquina; su máxima invención, el capital financiero. Pero el capitalismo no ha conse­guido nunca emanciparse del oro, a pesar de la ten­dencia de las fuerzas productoras a reducirlo a un sím­bolo. El oro no ha cesado de insidiar su cuerpo y su alma. La literatura burguesa ha negligido, sin em­bargo, casi totalmente este tema. En el siglo décimo mono, sólo Wagner lo siente y lo expresa en su mane­ra grandiosa y alegórica. La novela del oro aparece en nuestros días: L'Or de Blaise Cendrars, Tripes d'Or de Crommelynk, son dos especímenes distintos pero afines de esta literatura. The Gold Rush pertenece, también, legítimamente, a ella. Por este lado, el pensamiento de Chaplin y las imágenes en que se vierte, nacen de una gran intuición actual. Es inminente la creación de una gran sátira contra el oro. Tenemos ya sus anticipaciones. La obra de Chaplin aprehende algo que se agita vivamente en la subconsciencia del mundo.

Chaplin encarna, en el cine, al bohemio. Cualquiera que sea su disfraz, imaginamos siempre a Cha­plin en la traza vagabunda de Charlot. Para llegar a la más honda y desnuda humanidad, al más puro y callado drama, Chaplin necesita absolutamente la po­breza y el hambre de Charlot, la bohemia de Charlot, el romanticismo y la insolvencia de Charlot. Es difí­cil definir exactamente al bohemio. Navarro Monzó —para quien San Francisco de Asís, Diógenes y el propio Jesús serían la sublimación de esta estirpe espi­ritual— dice que el bohemio es la antítesis del burgués Charlot es anti burgués por excelencia. Está siempre listo para la aventura, para el cambio, para la partida. Nadie lo concibe en posesión de una libreta de ahorros. Es un pequeño Don Quijote, un juglar de Dios, humo­rista y andariego.

Era lógico, por tanto, que Chaplin sólo fuera ca­paz de interesarse por la empresa bohemia, romántica del capitalismo: la de los buscadores de oro. Charlot podía partir a Alaska, enrolado en la codiciosa y miserable falange que salía a descubrir el oro con sus manos en la montaña abrupta y nevada. No podía quedarse a obtenerlo, con arte capitalista, del comercio, de la industria, de la bolsa. La única manera de imaginar a Charlot rico era ésta. El final de The Gold Rush —que algunos hallan vulgar, porque prefe­rirían que Charlot regresara a su bohemia descami­sada— es absolutamente justo y preciso. No obede­ce mínimamente a razones de técnica yanqui.

Toda la obra esta insuperablemente construida. El elemento sentimental, erótico, interviene en su desarrollo como medida matemática, con rigurosa nece­sidad artística y biológica. Jim Mc Kay encuentra a Charlot, su antiguo compañero de penuria y de andan­za, en el instante exacto en que Charlot, en tensión amorosa, tomará con una energía máxima la resolución de acompañarlo en la busca de la ingente mina perdida. Chaplin, autor, sabe que la exaltación eróti­ca es un estado propicio a la creación, al descubrimien­to. Como Don Quijote, Charlot tiene que enamorarse antes de emprender su temerario viaje. Enamorado, vehemente y bizarramente enamorado, es imposible que Charlot no halle la mina. Ninguna fuerza, ningún accidente, puede detenerlo. No importaría que la mina no existiera. No importaría que Jim Mc Kay, oscurecido su cerebro por el golpe que borró su me­moria y extravió su camino, se engañase. Charlot hallaría de todos modos la mina fabulosa. Su pathos le da una fuerza suprarreal. La avalancha, el venda­val, son impotentes para derrotarlo. En el borde de un precipicio, tendrá sobrada energía para rechazar la muerte y dar un volatín sobre ella. Tiene que re­gresar de este viaje, millonario. ¿Y quién podía ser, dentro de la contradicción de la vida, el compañero lógico de su aventura victoriosa? ¿Quién, sino este Jim Mc Kay, este tipo feroz, brutal, absoluto, de busca­dor de oro que, desesperado de hambre en la montaña, quiso un día asesinar a Charlot para comérselo? Mc Kay tiene rigurosa, completamente, la constitución del perfecto buscador de oro. No es excesiva ni fan­tástica la ferocidad que Chaplin le atribuye, famélico, desesperado. Mc Kay no podía ser el héroe cabal de esta novela si Chaplin no lo hubiese concebido resuelto, en caso extremo, a devorar a un compañero. La primera obligación del buscador de oro es vivir. Su razón es darwiniana y despiadadamente individualista.

En esta obra, Chaplin, pues, no solo se ha apoderado genialmente de una idea artística de su época, si­no que la ha expresado en términos de estricta psico­logía científica. The Gold Rush confirma a Freud. Desciende, en cuanto al mito, de la tetralogía wagne­riana. Artística, espiritualmente, excede, hoy, al tea­tro de Pirandello y a la novela de Proust y de Joyce.


El circo es espectáculo bohemio, arte bohemio por excelencia. Por este lado, tiene su primera y más entrañable afinidad con Chaplin. El Circo y el cine­ma, de otro lado, acusan un visible parentesco, dentro de su autonomía de técnica y de esencia. El circo, aunque de manera y con estilo distintos, es movimiento de imágenes como el cinema. La pantomima es el origen del arte cinematográfico, mudo por excelencia, a pesar del empeño de hacerlo hablar. (2) Chaplin, precisamente, procede de la pantomima, o sea del circo. El cinema ha asesinado al teatro, en cuanto tea­tro burgués. Contra el circo no ha podido hacer na­da. Le ha quitado a Chaplin, artista de cinema, es­píritu de circo, en que está vivo todo lo que de bohe­mio, de romántico, de nómade hay en el circo. Bon­tempelli ha despedido sin cumplimientos al viejo tea­tro burgués, literario, palabrero. El viejo circo, en tanto, está vivo, ágil, idéntico. Mientras el teatro ne­cesita reformarse, rehacerse, retornando al "miste­rio" medioeval, al espectáculo plástico, a la técnica agonal o circense, o acercándose al cinema con el acto sintético de la escena móvil, el circo no necesita sino continuarse: en su tradición encuentra todos sus ele­mentos de desarrollo y prosecución.

"Pero Chaplin ha ingresado a la historia en un instante en que el eje del capitalismo se desplazaba
 sordamente de la 
Gran Bretaña a Norte América."
La última película de Chaplin es, subconscientemente, un retorno sentimental al circo, a la pantomima. Tiene, espiritualmente, mucho de evasión de Hollywood. Es significativo que esto no haya estor­bado sino favorecido una acabada realización cinema­tográfica. He encontrado en una sazonada revista de vanguardia (3), reparos a El Circo, como obra ar­tística. Opino todo lo contrario. Si lo artístico, en el cinema, es sobre todo lo cinematográfico, con El Circo Chaplin ha dado como nunca en el blanco. El Circo es pura y absolutamente cinematográfico. Chaplin ha logrado, en esta obra, expresarse sólo en imágenes. Los letreros están reducidos al mínimum. Y podría habérseles suprimido totalmente, sin que el especta­dor se hubiese explicado menos la comedia.

Chaplin proviene, según un dato en que insiste siempre su biografía, de una familia de clowns, de artistas de circo. En todo caso, el mismo ha sido clown en su juventud. ¿Qué fuerza ha podido sustraerlo a este arte, tan consonante con su anima de bohemio? La atracción del cinema, de Hollywood, no me parece la única y ni siquiera la más decisiva. Tengo el gusto de las explicaciones históricas, económicas y políticas y, aún en este caso, creo posible intentar una, quizá más seria que humorística.

El clown inglés representa el máximo grado de evolución del payaso. Está más lejos posible de esos payasos muy viciosos, excesivos, estridentes, mediterráneos, que estamos acostumbrados a encontrar en los circos viajeros, errantes. Es un mimo elegan­te, mesurado, matemático, que ejerce su arte con una dignidad perfectamente anglicana, A la producción de este tipo humano, la Gran Bretaña ha llegado —como a la del pur sang carrera o de caza—, conforme a un darwiniano y riguroso principio de selección. La risa y el gesto del clown son una nota esencial, clásica de la vida británica; una rueda y un movimiento la magnífica máquina del Imperio. El arte del clown es un rito; su comicidad, absolutamente seria. Bernard Shaw, metafísico y religioso, no es en su país, otra co­sa que un clown que escribe. El clown no constituye un tipo, sino más bien una institución, tan respetable como la Cámara de los Lores. El arte del clown sig­nifica el domesticamiento de la bufonería salvaje y nómade del bohemio, según el gusto y las necesidades de una refinada sociedad capitalista. La Gran Bretaña ha hecho con la risa del clown de circo lo mismo que con el caballo árabe: educarlo con arte capitalista y zootécnico, para puritano recreo de su burguesía manchesteriana y londinense. El clown ilustra notablemente la evolución de las especies.

Aparecido en una época de exacto y regular apogeo británico, ningún clown, ni aún el más genial Cha­plin, habría podido desertar de su arte. La disciplina de in tradición, la mecánica de la costumbre, no perturbadas ni sacudidas, habrían bastado para frenar automáticamente cualquier impulso de evasión. El espíritu de la severa Inglaterra corporativa era bastante para un período de normal evolución británica, para mantener la fidelidad al oficio, al gremio. Pero Chaplin ha ingresado a la historia en un instante en que el eje del capitalismo se desplazaba sordamente de la Gran Bretaña a Norte América. El desequilibrio de la maquinaria británica registrado tempranamente por su espíritu ultrasensible, ha operado sobre sus ímpetus centrífugos y secesionistas. Su genio ha sentido la atracción de la nueva metrópoli del capitalismo. La libra esterlina bajo el dólar, la crisis de la industria carbonera, el paro en los telares de Manchester, la agi­tación autonomista de las colonias, la nota de Euge­nio Chen sobre Hankow, todos estos síntomas de un aflojamiento de la potencia británica, han sido presen­tidos por Chaplin —receptor alerta de los más secretos mensajes de la época—, cuando de una ruptura del equilibrio interno del clown, nació Charlot, el artista de cinema. La gravitación de los Estados Unidos, en ve­loz crecimiento capitalista, no podía dejar de arran­car a Chaplin a un sino de clown que se habría cum­plido normalmente hasta el fin, sin una serie de fallas en las corrientes de alta tensión de la historia británi­ca. ¡Qué distinto habría sido el destino de Chaplin en la época victoriana, aunque ya entonces el cinema y Hollywood hubiesen encendido sus reflectores!

Pero Estados Unidos no se ha asimilado espiri­tualmente a Chaplin. La tragedia de Chaplin, el hu­morismo de Chaplin, obtienen su intensidad de un ín­timo conflicto entre el artista y Norte América. La salud, la energía, el élan de Norte América retienen y excitan al artista; pero su puerilidad burguesa, su prosaísmo arribista, repugnan al bohemio, romántico en el fondo. Norte América, a su vez, no ama a Cha­plin. Los gerentes de Hollywood, como bien se sabe, lo estiman subversivo, antagónico. Norte América siente que en Chaplin existe algo que le escapa. Chaplin estará siempre sindicado de bolchevismo, entre el neo-cuáquero de la finanza y la industria yanquis.

De esta contradicción, de este contraste, se ali­menta uno de los más grandes y puros fenómenos ar­tísticos contemporáneos. El cinema consiente a Cha­plin asistir a la humanidad en su lucha contra el do­lor con una extensión y simultaneidad que ningún artista alcanzó jamás. La imagen de este bohemio trágicamente cómico, es un cotidiano viático de alegría para los cinco continentes. El arte logra, con Chaplin, el máximo de su función hedonística y libertadora. Chaplin alivia, con su sonrisa y su traza dolidas, la tristeza del mundo. Y concurre a la miserable felicidad de los hombres, más que ninguno de sus estadistas, filósofos, industriales y artistas.




(1) Publicado en la Revista Variedades, Lima, 6 y 13 de octubre de 1928. Con enmiendas en la revista Amauta N° 18. (p. 66-71)
(2) Debe recordarse que eran mudos los dos films de Cha­plin, "explicados" por José Carlos Mariátegui; y que en 1928 apenas se iniciaban los ensayos para dar sonoridad y voz al cine
(3) Pulso, Buenos Aires. Director: Alberto Hidalgo. (N. del A.)