miércoles, 13 de diciembre de 2023

EPISTEMOLOGÍAS ANDINAS Y AMAZÓNICA. Conceptos indígenas de conocimiento, sabiduría y comprensión.

Pres

Víctor Mazzi Huaycucho


(Comentario en presentación del libro, Centro Cultural de la Pontifica Universidad Católica del Perú, martes 12 de diciembre).


Agradeciendo la invitación cursada por Pablo Quintanilla en representación de la Pontificia Universidad Católica del Perú y su Fondo Editorial, ante el reto de construir una opinión panorámica sobre la reciente publicación: Epistemologías andinas y amazónicas. Conceptos indígenas de conocimiento, sabiduría y comprensión, emprendo una aproximación de la importancia de esta valiosa publicación.

Recordaré que fue el año 2018 que, ante la invitación para una disertación en la Universidad La Cantuta por el Grupo de Estudios Filosóficos Hamut’aq, Pablo Quintanilla nos participó del The geography of Philosophy Project, cuyo propósito era el estudio de tres conceptos sobre “conocimiento, sabiduría y comprensión”, para determinar si estas nociones se encontraban presentes en distintos idiomas de grupos humanos muy representativos en diferentes continentes. La finalidad planteada fue saber si dichas representaciones conceptuales resultaban traducibles y comparables entre sí y sobre todo, si respondían a criterios sobre “universalidad”.

Aún persiste el debate sobre constituir una secuencia originaria del pensamiento reflexivo generado en los Andes y pueblos de la amazonia, el cuestionamiento acerca de considerarlos “atrasados” lo que produjo resistencias para concebirla como legitima “sabiduría”, imponiéndole definiciones basadas en “condiciones de legitimidad” desde un modelo epistémico hegemónico.

Epistemologías andinas y amazónicas nos plantea un programa de estudios sobre la reflexión originaria que ha ido más allá de lo que muchos imaginaban: legitimar su condición epistemológica, lo que ya en sí resulta intolerable desde la óptica de cualquier pensador “institucionalizado”. Con esta denominación me refiero a quienes se encuentran aprisionados en sus propias construcciones teóricas, normalizadas para el “mundo real”, que funciona muy distante a lo pensado desde la perspectiva institucional. Rodolfo Kusch y Buenaventura de Souza Santos entre otros, plantean reivindicar las sabidurías del sur que resultan ser tan legitimas comparativamente con la europea.

De Souza se topó con el problema de la “colonialidad del saber” y de sus hegemónicos argumentos culturales que he denominado como “razón colonial”. La “epistemocracia” que denuncia el pensador portugués, expone una condición colonial sobre la sabiduría de nuestros pueblos. La tarea de la filosofía en la actualidad ha girado en legitimar sabidurías tan potentes que es difícil de comprenderlas mediante mecanismos cognitivos desde un único referente cultural contaminado de visiones coloniales. Se ha planteado un “giro decolonial” para tratar los estudios sobre nuestras sociedades que aún muestran los rezagos de un proceso que se ha prolongado por varios siglos. Para nosotros representa un giro hacia lo originario como desafío a reivindicar reflexión y sabiduría con identidad propia.

Desde su provocativo título, este libro es un abierto desafío a la definición normalizada propuesto por Karl Popper ante la interrogante ¿qué es epistemología? El austriaco sustentó que su tópico esencial se aboca al problema del aumento del conocimiento, prescindiendo de sus usos y sistemas lingüísticos. Planteó una divergencia insalvable entre el conocimiento de “sentido común” respecto al “saber científico”, este último legitimado como modelo jerárquico en el acto de constituir una “verdadera ciencia”. Dicho argumento planteó una frontera respecto a culturas subalternas percibidas como “no-científicas” respecto a los poseedores de un “saber científico”.

En Epistemologías andinas y amazónicas cada autor propone una distinción que puede favorecernos para acometer su lectura: 1. Recurriendo a su adecuación mediante la recurrencia a explicaciones exógenas (“filosóficas desde un patrón reflexivo europeo”), en la consideración que aplicados a la epistemología andina y amazónica recurren a la comparabilidad y traducibilidad sobre conceptos e ideas oriundos. 2. Desde una perspectiva endógena, partiendo del análisis lingüístico sobre conceptos y saberes originarios legitimados como sistemas reflexivos muy peculiares, para luego reconocerlos como aportes al pensamiento filosófico universal.

Los artículos suscritos exponen un dialogo desde perspectivas diferenciadas, usualmente recurriendo al análisis lingüístico sobre nuestros lenguas originarias, siendo su diversidad idiomática como su característica más destacable, ofreciéndonos esquemas y modelos para el análisis semántico de los tres conceptos originarios: conocimiento (riqsiy, musyay); sabiduría (yachay) y comprensión (hamut’ay), hurgando sus etimologías a partir del Lexicón y la Gramática publicados en 1560 y Vocabularios posteriores en runasimi y aymara, atendiendo el reto de comprender su evolución idiomática en la actualidad.

En el texto se muestran dos perspectivas del análisis lingüístico sobre la estructura del habla originaria. ¿Se pueden reconstruir las nociones originarias desde un solo contexto de oralidad?  Aquí la pregunta aborda la condición de la oralidad como sistema comunicativo prevalente respecto a otros sistemas comunicativos como khipukuna, tukapu (killkakuna) y la misma apropiación de la letra para comunicar ideas y reflexiones oriundas.

La estructura gramatical de la conformación de palabras requiere establecer las partículas que indican determinada nominación del referente descriptivo y cognitivo, como sabemos esto se muestra al abordar sobre las partículas evidencialesmi (n) [conocimiento testimonial] y ―si (s) [conocimiento indirecto] que muestran los contextos del referente en el hablante de runasimi. Si bien se plantean dudas que dichas partículas muestren condición cognitiva, es necesario establecer un contexto de los referentes que utiliza el hablante de lenguas originarias.

En el libro se encuentra implícitos debates sobre la constitución de su morfología y la ruta semántica de sus contenidos comunicativos. Baste con referir que los estudios sobre yachay y hamut’ay presentan una aglutinación de conceptos y definiciones tanto coloniales como actuales para comprender su condición legitima dentro de las “otras epistemologías”.

Felicito al grupo de editores integrado por Pablo Quintanilla, H. Clark Barret, Michael L. Cepek, Emanuele Fabiano y Edouard Machery de The Geography of Philosophy  por publicar este texto de consulta necesaria, mostrándonos que en los Andes y la amazonia existen conceptos de condición  “epistemológica” que han funcionado sin necesidad de negarle legitimidad a otros sistemas culturales.

                                                                                                                Muchas gracias.


domingo, 15 de octubre de 2023

Entrevista sobre último libro, La Cantuta: Actas de sesiones de consejos de ministros (2023)

 Mi agradecimiento a Virginia Vílchez, Directora del portal Libros Peruanos y a Gustavo Flores Quelopana, por la entrevista. El libro se expende en librosperuanos.com y Librería Cultura Peruana. Este libro de investigación fue realizado en conjunto con Ladislao Trinidad, John Morillo y Ronald Contreras.

sábado, 2 de septiembre de 2023

PEDRO ZULEN: EL PRECURSOR

 

Después de Manuel Gonzales Prada, que lideró el encendido movimiento libertario, hay un interregno que culminara en la década del 20 con la presencia de Haya, Mariátegui, Basadre, Tello, Sánchez. Precisamente ese intermedio fue asumido por la generación que se núcleo en torno al combativo Pedro S. Zulen.

Pedro Zulen. Imagen del Boletín bibliográfico
de la Universidad de San Marcos, marzo 1925.

La inquietud de Zulen fue múltiple y variada. Desde sus años juveniles se preocupó por el debate de los problemas nacionales, en especial, de la situación indígena. Su espíritu fino y sensible lo canalizó también por la senda de la poesía y crítica literaria vinculándose, en estrecha amistad, con José María Eguren, Enrique Bustamante y Ballivián, Angéjica Palma, Jorge Basadre, entre otros. Su entrega a la ciencia y a la filosofía lo llevaron a la crítica del positivismo y del neohegelianismo sobre los cuales publicó ensayos verdaderamente pioneros, como lo ha ponderado, con autoridad, Augusto Salazar Bondy.

Durante la docencia universitaria, se dedicó también a modernizar el funcionamiento de la Biblioteca Central de San Marcos. Para esto elaboró un proyecto de catalogación recogiendo sus experiencias y conocimientos que había adquirido en sus viajes al extranjero y en sus estudios en Harvard. (Una propuesta de trabajo, en un texto de 16 páginas mecanografiadas, puede ser útil aún en la actualidad para los alumnos y profesores de la Escuela de Bibliotecología). Se interesó igualmente por la Historia y la Sociología utilizando, para el efecto, las páginas de El Boletín Bibliográfico de San Marcos que él puso en circulación. En sus números iniciales (10 y 14, de 1924) dio especial significación para comprender la resistencia andina durante la Guerra con Chile. Empero, de su gran libro; “su obra definitiva”, -como lo calificó Bustamante y Balliván— no quedó sino el bosquejo que había preparado (Gamonalismo y Centralismo). Ojalá alguna institución o editorial se interesen por rescatarla del olvido. De este modo el país, la ciencia y la cultura se habrán reivindicado con quien dio su juventud y su vida por redimir a los pobres e impulsar pioneramente el socialismo en el Perú.

 I

UNA SEMBLANZA

 Don Pedro Salvino Zulen nació en Lima, el 12 de octubre de 1889. Fueron sus padres Pedro Francisco Zulen y Petronila Irene Aymar. El, un acomodado comerciante y ella una distinguida dama limeña. Pedro Zulen hizo sus estudios en el Colegio de Lima y posteriormente en las Universidades de San Marcos y de Harvard donde obtuvo el doctorado en filosofía. Se desempeñó como docente universitario dirigiendo las cátedras de psicología y filosofía. Fue director de la Biblioteca Central de San Marcos. Publicó dos libros: La filosofía de lo inexpresable y Del neohegelianismo al neorrealismo. Dirigió el periódico La Autonomía y dejó una nutrida producción intelectual dispersa en revistas, periódicos y semanarios. Falleció en Lima el 27 de enero de 1925.

 José Carlos Mariátegui. compañero y amigo de Zulen a dicho: “Reivindiquemos para Pedro Zulen, ante todo el honor y el mérito de haber salvado su pensamiento y su vida de la influencia de la generación con la cual le tocó convivir en su juventud. El pasadismo de una generación conservadora y hasta tradicionalista (“futurista”) no logró depositar su polilla en la mentalidad de ese hombre bueno e inquieto. Tampoco lograron seducirlo el decadentismo y el estetismo de la generación “Colónida”. Zulen se mantuvo al margen de ambas generaciones”.

 Zulen fue un hombre múltiple. Se interesó por todos los problemas de la humanidad. Su cultura fue vasta y su conducta totalmente generosa. El mismo Mariátegui, al publicar su colaboración en la revista Claridad, comentó: “Finamente débil, Pedro Zulen ha consagrado su vida al trabajo intelectual… sabe prescindir de la erudición y vivir auténticamente su juventud, compartiendo el dolor de los pobres”.

 Zulen, con su tenacidad y perseverancia, formó discípulos, no tanto en las aulas, sino con el ejemplo, el consejo y la convicción. El solía decir: “perseverar es luchar sin doblegarse ante algún contratiempo; poner toda la energía debida en servicio de una causa determinada; poseer una fortaleza de espíritu tal para poder avenirse a que el éxito buscado, sea, si se halla, la coronación final de una serie de derrotas precedentes o de triunfos parciales. La perseverancia es la acción que perdura y vive en el tiempo…”.

 Su ideal fue establecer la justicia social y el reordenamiento político en el Perú. Al respecto escribió: “Muchos males pululan en el presente, pero viene el preludio de acontecimientos inesperados del futuro y a un ocaso de iniquidad, debe seguir la aurora de la justicia. Si no tuviéramos esta esperanza, ¿qué nos fortalecería en la lucha?

 La justicia en el Perú debía comenzar por reivindicar al indio. A esta causa entregó toda su vida, como lo testimonia Mariátegui: “Zulen dirige su mirada al drama de la raza peruana. Y, con una abnegación nobilísima, se consagra a la defensa del indígena. La Secretaria de la Asociación Pro-Indígena absorbe, consume sus energías. La reivindicación del indio es su ideal. La causa del indio tiene en Zulen su principal propugnador”. Para condenar el abuso, encarar al gamonalismo y formar una conciencia nacional favorable al indio. Zulen escribió manifiestos, memoriales, recursos y se vinculó con los mismos protagonistas. Los mensajeros indígenas fueron sus mejores amigos. Con ellos compartió sus problemas y sus alegrías. La señora Elvira Zulen nos contó, por ejemplo, que le gustaba escuchar la música y las canciones indígenas. Este era el único presente que aceptaba de sus amigos a cambio de su lucha contra el gamonalismo.

 La solución del problema del indio radica en la destrucción del latifundio, precisó enfáticamente: “Una revolución que cambia radicalmente este estado de cosas, tendrá que ser una revolución agraria que logre la subdivisión de las haciendas para que no haya ninguna familia peruana sin su lote de terreno propio, aunque reducido pero indiviso, inembargable y siempre heredado dentro de su seno. Así, no faltará nunca, a nadie de lograr su pan. ¡Destruyamos el latifundio! He aquí un lema de la futura revolución social peruana”.

 Zulen fue, pues, un radical como lo califica Jorge Basadre en su obra “La Vida y la Historia”. Tuvo fe en los hombres de su generación y en la potencialidad creativa de los propios indios. En su discurso a los comuneros de Chucuito se lee: “Seguid adelante. Esta obra de renovamiento continúa con tesón, entusiasta y poderosa. El día de la victoria no está lejano. Si hoy la frase “no hay justicia” acude, a cada instante, a vuestros labios, no debéis desesperar. El día que la libertad y la justicia triunfen veréis a vuestros pies a los mismos que hoy os vejan, que hoy os arrebatan vuestro patrimonio. Ese día este suelo será de nosotros solos, como lo fue antes… y entonces todos podremos decir: ¡Viva el Perú regenerado por sus indios!”

 Su labor fue íntegra y su filiación a la causa indígena fue plena. Dora Mayer nos recuerda: “Zulen dio por los indios las primeras energías de su juventud y quizá los alientos más grandes de su corazón”.

 Incursionó en la prensa dirigiendo el periódico La Autonomía. Sus 23 números los destinó, esencialmente, al debate político en torno al federalismo, al centralismo y al nacionalismo. El editorial del primer número mostró el derrotero e ideario que asumió: “Las provincias comienzan a darse cuenta de la opresión de todo género en que las han mantenido las oligarquías… comienzan a tener conciencia de sus destinos, quieren hoy reivindicar por sí y ante sí sus derechos democráticos que les arrebataron”.

 Cuando falleció Pedro Zulen, a su sepelio no asistió ningún indio. Fue, más bien, la rancia aristocracia limeña, que se apoderó de sus restos. Los elogios abundaron, las alabanzas, menudearon. Nadie valoró su ideal y su lucha por el indio y por el socialismo. Dora Mayer hizo notar, posteriormente, un hecho altamente significativo: “Sólo uno, de la magna causa de la Pro-Indígena, se prestó a rendir homenaje de solidaridad a Zulen, pero, ese único doliente no concurrió al sepelio, porque había tomado otro camino. Era Ezequiel Urviola, el pobre puneño, casi jorobado, paladín, de la redención social, con alma de maestro rural y calor de apóstol. Urviola fue, en nombre de todos los indios, al entierro de Zulen y fue hasta el cielo”. El líder indígena había muerto en la misma fecha (27.01.1925) que el maestro universitario.

 II

LOS COMBATES

 1.   La Educación indígena. Zulen y sus compañeros comprendían plenamente el papel de la educación en el desarrollo del país: “la escuela es integrante del todo social, separable únicamente por abstracción de nuestro entendimiento. Los males de que adolece una colectividad tienen que reflejarse necesariamente en todas sus instituciones”. Entonces, la educación no podía estar peor. Faltaban maestros, escuelas, materiales de enseñanza y, más aún, se combatía todo intento que partía del pueblo por mejorar aquella situación. La escuela estaba sumida en todo un engranaje de mentiras, prejuicios y convencionalismos.

Había que educar a los futuros maestros, lograr mejores condiciones de trabajo y enseñanza. Pero, la misión era delicada, compleja: “La educación es una función incesante de la vida toda, el maestro no sólo educa desde el pupitre de la escuela, sino del medio social mismo”. Su función es “servir de guía” y estimular el sentimiento afectivo del educando. La finalidad directriz de su sacerdocio, “es modelar al hombre que la herencia deposita en sus manos”. Por todo esto, acotaba Dora Mayer: “cualquier entidad, sea individuo o nación, en cuya influencia se baña el educando, tiene que ser austeramente dueña de sus pasiones para no enlodar en vez de limpiar la mente ajena.

Pero el maestro no sólo debía educar su personalidad sino también instruirse. Armarse de conocimientos, poseer la ciencia. De otra manera no sabría qué enseñar. Ahora para saber enseñar debía contar con un arte y una didáctica. Esto le permitiría transmitir con eficacia los conocimientos, la ciencia y la cultura. Finalmente, tendría que conocer bien el carácter y la personalidad del educando. Dora Mayer, encontraba en Amiel, el mejor ejemplo de inspiración: “el niño ve lo que somos, detrás de lo que deseamos ser. De ahí deriva su reputación como fisonomista. El extiende su poder hasta donde puede sobre cada uno de nosotros, él es el más sútil de los diplomáticos. El niño es una luna de aumento”.

Aquí el principio: “Maestro disciplínate a ti mismo!” No exageres nada. La moral que trasmites debes practicarla y, en fin, no mientas. El caso de la campaña antialcohólica de los Estados Unidos sirvió para ilustrar aquellas recomendaciones. Al iniciarse la campaña en 1896 la población consumía unos 67 millones de galones de aguardiente y al término de la misma, en 1913, el consumo era de más de 140 millones de galones. ¿Qué había pasado? Y es que los textos escolares exageraban la nota moralizadora con notas horripilantes, con groseras y fatídicas escenas sobre los bebedores de alcohol. Pero, los alumnos observaban que la realidad era distinta y en sus propios hogares se libaban licores y no veían aquellas consecuencias. Los alumnos se volvieron escépticos y renuentes a la campaña antialcohólica”.

Imbuidos de aquellos ideales, los miembros de la Pro-lndígena, propiciaron en 1909 unas conversaciones en torno a La Educación del Indígena. Durante los días 7, 14, 17 y 24 de julio debatieron el problema, profesionales, intelectuales, artesanos y estudiantes desde diversos ángulos y puntos de vista. El periódico El indio, bajó la dirección de Santiago Giraldo, dio cuenta de los planteamientos más significativos. He aquí las intervenciones:

Dora Mayer, “la noble y sincera escritora”, decía, los indios se quejan eternamente ¡No hay justicia!. Señores “la justicia es la mejor educación que se puede dar a un pueblo”. La Asociación debe encarar a los gamonales que son la causa primaria del abatimiento del indio. Cuando vienen a Lima, aquí debemos hacer que “despierte en los amos la vergüenza de ser convictos de abusos inhumanos”.

 Julia Delaway reclamaba el establecimiento de una cátedra de quechua para educar al indio en su propio idioma.  

Víctor Andrés Belaúnde, profesor de la Facultad de Jurisprudencia, consideraba necesaria crear una legislación tutelar de la raza indígena.

 Teodomiro Gutiérrez Cuevas, apoderado de los indígenas de Chucuito, dijo: “vengo a presentar mis agradecimientos y felicitaciones al Centro Universitario por su interesantísima labor pro-indígena y espero que ella ha de ser de trascendental y proficua consecuencia”. Reseñó las atrocidades del gamonalismo y pidió su condena y proscripción. En 1915 lideró el gran movimiento de restauración del Tahuantinsuyo, proclamándose para el efecto, Inca, Rumimaqui.

 Federico Ortíz fue más explícito en su análisis. Puntualizó: “la experiencia de la vida, del trabajo, y no la ciencia, me ha enseñado que la pretendida inferioridad de la raza indígena es el resultado de un régimen de explotación secular en la que se le mantiene sumida; educadla, desarrollad su carácter y energía y veréis que el indio puro de nuestras serranías es esencialmente valeroso”. Ortiz intervenía a nombre de la delegación obrera conformada por Benza, Chumpi-tasi, Fernández, Portocarrero, Bravo y Rosales.

 Juan Bautista Lavalle, Presidente del Centro Universitario, sostuvo: “es necesario cambiar la orientación para educar al indio. Urge, ante todo, la formación de autoridades honradas y la creación de escuelas rurales y la restricción del alcohol”.

 Pedro Zulen, entonces estudiante de Letras, solicitó: “despojad vuestros espíritus de todas las trabas que los prejuicios oponen a su expansionamiento: la condición principal para asegurar el triunfo es deshacernos de nuestra ignorancia. Una defectuosa educación ha impedido hasta hoy la existencia de juventudes conscientes de sus deberes sociales. La educación del indio es indiscutible. El indio es uno de los elementos más valiosos para el progreso nacional. Esa raza es el único almácigo de ciudadanos que tiene el Perú para conservar su independencia”. Más aún, Zulen fue el principal animador de estas “conversaciones”. Una carta inédita que hemos podido hallar y un extenso documento acerca del Problema Nacional de Educación (que fue publicado en La Prensa, marzo de 1909) así lo evidencian. El texto lleva un subtítulo elocuente: “Introducción al debate iniciado por el autor en el “Centro Universitario”. Y la carta a la que hemos aludido dice:

 “Lima, 17 de febrero de 1909

 Sr. Presidente del Centro Universitario

S.P.

 Me es grato enviarle adjunto, el proyecto de reglamento de las Conversaciones que tácitamente (lie comprometí a presentar para su discusión y aprobación por la junta que Ud. dignamente preside.

 Para los que nos interesamos porque nuestra Institución sea algo más que un simple lugar de recreo de unos pocos, para los que combatimos esa vida de inercia anémica que llevan nuestras sociedades, para que los jóvenes estén en constante comunicación, solidarizándose lo más posible para los que amamos la vida intensa, la vida propia su determinación al acoger en todos sus alcances mi propuesta para el establecimiento de las “conversaciones” no puede llenarnos más que de júbilo.

 Dejemos de una vez las rutinarias preocupaciones, los criterios estrechos y las añejas doctrinas. Despojemos nuestras almas de sentimientos mezquinos. Seamos jóvenes no sólo de cuerpo sino también de espíritu. Tratemos de definir nuestra situación ante los grandes problemas que afectan al incierto porvenir de la República. Estudiémoslo, meditémoslo y formémonos un criterio sano, amplio, que nos marque el derrotero de la acción. Tratemos, además, de organizar “conversaciones” sobre asuntos de Filosofía, Ciencia, Arte o Literatura.

 Hagamos del Centro, el complemento necesario de la vida universitaria.

 Dios guarde a Ud. S.S.

Pedro S. Zulen”.

 No era posible educar al indio con el ejemplo, porque justamente los que saben leer y escribir son quienes más lo explotan. Lejos de respetar las garantías y los derechos los pisotean y se ufanan de ello. En suma, si el indio se sustrae de la escuela, huye del ejército, odia al Estado y a la civilización, es porque ese Estado y esa civilización se cruzan de brazos y sirven de cómplice al gamonalismo opresor.

 El medio ambiente donde habita el indio es igualmente adverso a la educación. Su incredulidad, su apego a la tradición eran perjudiciales a la civilización. La miseria secular obliga al indio a enviar a sus hijos a la labranza, al pastoreo y al trabajo desde muy temprana edad. Los niños están apegados a la costumbre e idiosincrasia de sus padres. Y aquellos que logran ingresar a las escuelas, se encuentran con otras barreras, como escasez de materiales de enseñanza, pobreza de mobiliarios y, lo que es más grave, carecen de maestros. Estos son, en su mayor parte, improvisados por la tarjeta o nombrados por favor; repiten en la escuela textos y conocimientos que los alumnos deben aprender de memoria y mecánicamente y, en el peor de los casos, que ni siquiera entienden por el freno del idioma.

 Pero, no todo estaba perdido, había excepciones y posibilidades. Al margen del Estado, por iniciativa y entrega popular empezaban a surgir verdaderas escuelas de regeneración indígena. Este es el caso, por ejemplo, de “La Escuela Particular de Indígenas de la Parcialidad de Platería”, ubicada en Chucuito-Puno, fundada en Junio de 1904. Su gestor y conductor fue Manuel Zúñiga Camacho. Indio y maestro por excelencia: “a sus cualidades excepcionales de poseer el castellano, el quechua y el aymara y ser maestro en el genuino y elevado sentido de la palabra, es algo más que un simple proceptor corriente, es un verdadero adalid de la causa de la educación e instrucción de su raza”.

 La escuela funcionaba con un promedio anual de 60 a 70 alumnos. Podían matricularse no sólo niños de ambos sexos sino, también, adultos atraídos por la prédica moral de su director. En la escuela, aparte de enseñar a leer y escribir, se combatía el alcoholismo, cocaísmo, se fomentaba la higiene, la salud, la artesanía y las técnicas mejoradas de cultivo. Manuel Zúñiga era adventista, razón por la que la reacción del clero y del gamonalismo no se hizo esperar. En 1908 la escuela fue clausurada pretextando omisiones administrativas.

Pedro Zulen, al asumir la defensa de la Escuela de Platería, consideró el atropello “como un atentado a la cultura nacional”. Luego de un extenso alegato jurídico concluía: “Aquí en nuestro país, se presenta el triste espectáculo de escuelas en que no se conoce un mapa del Perú, en que el material escolar se reduce a unos cuantos adobes en que verdaderos corrales constituyen sus locales, en que la única lección que los niños no olvidan es la que el maestro les da, enviándoles a comprar alcohol para beber en su delante, en que muchos niños se quedan sin recibir instrucción alguna, porque hay que caminar leguas, pasar ríos que no conocen puentes, donde a los preceptores se les paga sueldos miserables. No hay derecho, no hay moral no hay lógica para clausurar la Escuela de Platería”.

 Por su lado, el mismo Zúñiga Camacho puntualizó en un elocuente memorial, las razones que alentaban la agresión del gamonalismo. Señaló enfáticamente: 

“ ¡Es porque proclamamos la redención del indio!; porque nos resistimos a los servicios gratuitos que todavía intentan perpetuar los gamonales; porque nos dedicamos a la lectura del Evangelio porque nos negamos a concurrir de mojigangas, a bailar en las fiestas religiosas… defendiendo… nuestra salud, del veneno del alcohol… y nuestra mermada hacienda de las prebendas debidas al cura y al gobernador”.

 Luego de estos combates, la escuela reanudó sus actividades. Toda la vecindad estaba identificada con ella. Sus directores impulsaron la creación de dos escuelas más: la de Pallalla a cargo de la maestra Daría López y la de Ccota dirigida por Lino Zolano. Empero, el odio y la violencia declarados por el gamonalismo volvieron con más fuerza. En 1913 “una multitud de jinetes encabezados por el Obispo Valentín Ampuero asaltaron las casas y cometieron una serie de actos vandálicos y encarcelaron a Manuel Zuñiga Camacho”. Las gestiones y la defensa del educador corrieron a cargo de Francisco Chuquihuanca Ayulo “abnegado representante de la raza indígena”. Manuel Zúñiga dijo entonces: “el único delito que hemos cometido es educar el espíritu del indio, moralizar sus costumbres y cultivar su inteligencia”.

 De esta manera concluyó un experimento de educación popular. Un movimiento que traducía la creatividad campesina fue cortado, aplastado por el clero y los terratenientes. Inspirado en el adventismo, es cierto, pero iba formando un espíritu altivo y de igualdad ante los mistis.

 

Foto durante su permanencia en la Universidad
de Harvard.

2.   El Problema Indígena. El indio vive en el más absoluto desamparo. Las leyes lo declaran ciudadano, pero no se cumplen. Le cobran impuestos que no existen, le obligan a realizar trabajos gratuitos, le arrebatan sus tierras, sus ganados y sus bienes.

 En una palabra: “El indio no puede ni disponer de su persona”. El feudalismo es el culpable de estos males. Un feudalismo basado en la rapiña de la tierra y en la servidumbre. Como, lo anotara Zulen: “las tierras de las comunidades se vuelven haciendas y los verdaderos propietarios del suelo se convierten en la indiada del amo usurpador”.

 Se han constituido poderes locales y cacicazgos que sustentan su poder en la explotación del indio: “existen tiranuelos de provincias completamente desarrollados y tan firmemente afianzados en su poder, sin que ningún estadista se haya atrevido jamás a detener su mano devastadora y a cortar los tentáculos de su parásito órgano ventral, prendidos como están de las entrañas de la Patria”.

 Aquella situación no era reciente. Provenía desde la conquista española que “derrumbó el rol económico primario del indio”. Durante la Colonia se disminuyó, aún más su potencialidad productiva. Un sistema pernicioso de explotación establecido en las minas, obrajes y haciendas causó incluso una violenta caída de la población aborigen. En la república las cosas no mejoraron. Por el contrario, se agravaron ostensiblemente al punto que: “no hay indio libre, todos pertenecen a alguno, a cualquier título. Todavía se compra un indio como a un buey; todo está en la forma. La transferencia de dominio del indio es cosa de lo más corriente entre nosotros; una finca se vende con tantos bueyes, tantos borregos y tantos indios. ¡Pobre raza, la más desdichada de la tierra!”.

 Pero, a pesar de todo, el indio no ha sucumbido. Ha sabido sobreponerse a las circunstancias. En una palabra: ha resistido. En la época en que se debatía el problema, la población indígena representaba el 50°/o y era, en buena cuenta, '“el principal factor social en la formación de nuestra nacionalidad”. El indio se refugió en el ayllu. En él ha mantenido sus costumbres, usos y vivencias del pasado: “extraños al sentimiento de la libertad personal, durante la colonia y la república, los indios han continuado siendo rebaño, como en el tiempo de la dinastía de Manco Cápac”.

 Modesto Málaga, encontraba en el ayllu la salvación del indio. Es lo único que les queda y “alrededor del cual libran sus batallas contra sus opresores asesinos”. En tales condiciones, la salvación del indio sólo vendrá desde afuera. De un impulso externo: “la personalidad del indio casi no existe, el Estado debe considerarlo en la condición de menor y ampararlo eficazmente, hasta restituirlo en sus derechos ciudadanos. Solamente allí está la solución del problema nacional, político y económico del Perú”.

 Percy Gibson y Pedro Zulen recesaron aquellos planteamientos. Gibson veía una salida en la alternativa capitalista: “al indio en vez de despojarlo comencemos por inculcarle la noción de propiedad. Arrebatándoles a los gamonales el arbitrio de su suerte. A fin de que sea no un cero, sino unidad en el mercado económico, partícipe y contribuya a los beneficios materiales de su terruño natal. La industria que cura la abulia del carácter, educa y forma los sentimientos, abrirá los surcos de un terreno inculto pero feraz en el que debemos principiar por esparcir la semilla redentora de sistemas pedagógicos congruentes. Las máquinas humanas de potencia muscular aniquilada por la intensidad de un trabajo brutal y de cerebros rutinarios y atrofiados por inanición, adquirirán así vigor físico y moral transformándose en seres conscientes capaces de comprender y amar a la Patria”.

 Por su lado, Pedro Zulen, se acercó más a la solución integral del problema. Enérgicamente proclamó: “ ¡Destruyamos el Latifundio! ¡He aquí el lema de la futura revolución social peruana! El comprendió que el poder económico y político del gamonalismo se sustenta en la propiedad de la hacienda, surgida de las entrañas de la tierra y la vida de los indios.

 Había que defender al indio por ser “la base de nuestra nacionalidad”; porque “el sufrimiento del indio significa la lenta sangría y la muerte de la nación”. Dora Mayer precisó con mayor claridad: “El Perú se muere sin que nadie lo sienta, puesto que la idea de la nación radica sólo en el cerebro de su colectividad, mientras que el gran cuerpo de la población, en cuyas venas se manifiesta los síntomas de la agonía, no tiene como comunicarse con el cerebro”.

 En líneas generales. Zulen y el movimiento pro-indígena tenían fe en el futuro del indio. Una síntesis de sus ideales fue expuesta por Manuel A. Quiroga: “Históricamente el indio es una gran voluntad y una pequeña inteligencia”. Comentando esta sentencia, Pedro Zulen decía: “Si el indio no fuera una gran voluntad, no estaría buscando todavía la solución de sus agravios sociales en una sumisión tenaz a la ley y, si no fuera una corta inteligencia, no hubiera sido engañado y decepcionado tan sistemáticamente por esa misma ley, sin que, con raras excepciones, se le ocurriera resolver por la violencia las cuestiones que, en juicios de 25,50 y 100 años de duración, no lograron conquistar”.

 3.   En Pos del Socialismo. La ideología de Zulen evolucionó desde el radicalismo abstracto hasta el socialismo científico. Un socialismo que se inspira en el problema nacional, en el problema del indio y en la cuestión obrera. Los propios trabajadores reconocieron su trayectoria y confiaban en él. Las cartas de invitación y de adhesión que le cursara la Federación Obrera Regional del Perú y la Sociedad Obrera de Morococha evidencian nuestra afirmación:

 “Lima, 12 de Abril de 1913

 Señor:

Pedro S. Zulen

Muy estimado señor:

 A iniciativa de esta Federación, la Asamblea General del 1° de Mayo, ha resuelto organizar una conferencia pública para el miércoles 16 próximo, 8 y 30 p.m., en la Biblioteca Popular, en muestra de protesta por la horrorosa masacre de nuestros hermanos obreros, en el valle de Chicama, al sacudirse del terrible yugo explotador de sus inhumanos patronos.

 Y esa Asamblea, representante de muchas instituciones de trabajadores, en su deseo de que, tan luctuoso acontecimiento, sea historiado con aquella justicia y sinceridad que reconocemos en usted acordó también solicitar, como solicitamos a Ud., de su alto altruismo que tenga la amabilidad de realizar dicha conferencia, con su proverbial conocimiento y palabra.

 Al anticipar a ud. nuestro reconocimiento permitame que me suscriba de Ud. su

 Atto. S. y de la R.S.

(Fdo) Eulogio Otazú, Secretario”

 

“Morococha, 30 de noviembre de 1915.

Sr. Pedro S. Zulen

Secretario General de la Asociación Pro-Indígena.

Lima

Sr. Secretario General:

 Todo esfuerzo que se haga con el fin de procurar el mejoramiento de la clase obrera y defender sus derechos que en mérito fue una ley extraña que no sabemos de dónde dimana son siempre pisoteados por los gringos a quienes en nuestra Patria no reconocemos más fuerza que la del dinero cuadruplicado mensualmente merced al esfuerzo del obrero, indio o de la costa; y todo esfuerzo humano que se haga, repetimos, para mejorar la condición del obrero en esta región será siempre poco y deficiente, tan arraigada está la costumbre de crearle una cosa y no un ser viviente, un animal y no un hombre hecho a semejanza de Dios.

 Por eso nosotros, Sr. Sec. Gral., aunque comprendamos que la lucha es desigual entre braceros y el capital, no vacilamos en continuarla y creemos que agrupando en colectividades a las masas trabajadoras podremos quizás no corregir ni extirpar males pero sí poner coto o valla a su persecución arbitraria. De esta creencia que se nos viene manifestando cierta, ha nacido en este asiento mineral una nueva Sociedad Obrera bajo la denominación de La Estrella de los Andes y son sus finalidades estimular al ahorro entre sus asociados y procurarles protección en caso de enfermedades, defender sus derechos y hacerlos respetar ante quienes corresponda sin salir jamás de la órbita de la ley y de la justicia y, en resumen, propender a que el obrero piense en los días de la vejez y cuide de evitar que la miseria sea su martirio en ese entonces, y caso de muerte que su familia no quede en el más completo y triste desamparo.

 La Estrella de los Andes quiere fortalecerse cultivando relaciones con las Sociedades que siempre hayan trabajado por la causa del obrero, en especial del indio, y así esperamos que Ud. y la Asociación en general nos quiera honrar con su amistad. Nuestra mesa directiva para el año económico 1915-1916 lo componen los señores Cesáreo Marroquín, Presidente, Antonio Pérez Vice-Presidente, Enrique del Piélago, Secretario General.

 Lo que comunico a Ud., para su conocimiento y el de la Presidencia de la Pro-Indígena.

 Dios guarde a Ud. Dios guarde a Ud.

        Fdo. Enrique del Piélago            Fdo. Cesáreo Manrique

            Secretario General                         Presidente

 

Su posición ideológica se definió con claridad en Jauja ante los obreros y campesinos de Marco. Estos lo proclaman como su líder y le facultaron para que los represente como candidato en una contienda electoral. Por esta época Zulen dejó un manuscrito (inédito hasta la fecha) que es definitivo políticamente. En él, se confirma la pista que dejó Mariátegui (‘madura en Zulen lentamente su fe en el socialismo’):

 Los diarios anuncian la formación de un Partido Socialista Peruano de un Partido Obrero con programas socialista y la concurrencia de su delegación peruana al Congreso Socialista reunido hace poco en Buenos Aires.

 ¡Pobres clases desvalidas! y ¡Pobres convicciones doctrinarias! decimos nosotros.

 En Lima se reúne un grupo de arribistas, redacta un programa de apariencia antiburguesa y se constituye con el nombre de Partido Socialista. Y esto, en los momentos en que ya se ha perdido en todas partes la confianza en todos los partidos socialistas habidos y por haber, cuando el llamado socialismo de estado o socialismo parlamentario está en bancarrota y cuando en la Rusia de Bakunin, de Gorki, de Kropotkin y Tolstoy parece asomar el nuevo sol de justicia y libertad, representado en el maximalismo o bolchevismo de Lenin y Trotsky.

 Y  en la misma Lima, ciudad burocrática, centralista y antropófaga, otro grupo de falsos obreros con un programa de visos socialistas forma un 'Partido Obrero”, cuyo objetivo no es perseguir el mejoramiento de la clase trabajadora sino el servir de plataforma a uno de nuestros más petulantes burgueses que, desde la simple gerencia de ese pulpo llamado “Compañía Recaudadora de Impuestos”, pretende la Presidencia de la República.

 Y  en Buenos Aires, hemos visto llevar la palabra de los “socialistas” peruanos al ingeniero Carlos E. Velarde que entre nosotros fue uno de los más implacables tiranos de los operarios indígenas, al servicio de la “Cerro de Pasco Mining Company” cuando, los que como el suscrito, combatimos al sistema peruano de esclavitud, llamado “enganche”, el famoso “socialista” de nuevo cuño salió defendiéndolo.

 Y  al parecer el público traga el anzuelo. ¡Cerremos el camino a los embaucadores!

                                                                     Jauja, 1919

Fdo. Pedro S. Zulen”.

 

Aun así, todavía queda mucho por estudiar acerca de los aportes de este hombre a la cultura nacional. Su producción filosófica, literaria, su labor de Bibliotecario queda por explorar y profundizar.

Lima, Enero 1988

 

 



Tomado de: KUNTUR Perú en la Cultura, N°3 enero / febrero 1987. Pág. 47-49. Publicado con autorización del autor.

domingo, 20 de agosto de 2023

Roberto Aldave: César Vallejo, el poeta del bicentenario.


 

COMENTARIO a documental “César Vallejo, el poeta del bicentenario”

Leído el miércoles 2 de agosto, en la 27° Feria Internacional del Libro de Lima

Dirección: Roberto Aldave Palacios. Guion: Donald Jaimes Zubieta

Agradezco a Roberto Aldave por invitarme a comentar este documental que educa y reconoce el valor del poeta más universal del Perú.

Es necesario felicitar a la Cámara Peruana del Libro organizador de esta 27 Feria Internacional del Libro, denominada “Universo Vallejo”, reconociendo a nuestro vate universal, acusado injustamente del incendio una hacienda en Huamachuco, tuvo que emigrar forzosamente a Europa ya contando con dos importantes publicaciones en poesía: Los Heraldos negros (1919) y Trilce (1922).

 El guion de este importante documental nos conduce a un recorrido sobre lo que significa Vallejo para nuevas generaciones de escritores, de la vigencia de su poesía y actualidad política, a pesar del tiempo transcurrido. La edición de su obra póstuma es una deuda de gratitud que le debemos a Georgette Philpart, su viuda. Digo deuda, porque ella preservó y defendió celosamente los escritos vallejianos, a pesar que muchos editores le regateaban los derechos y sus regalías.

Dicho esto, realizaré un breve comentario en relación con el documental realizado por Roberto Aldave.

El guion escrito por Donald Jaimes nos muestra selectividad de áreas temáticas, que brindan un panorama de la obra y militancia de César Vallejo en 45 minutos.

La vida y obra de César Vallejo no deben concebirse como opuestos y contradictorios, su compromiso político destaca en su obra literaria. La militancia política de Vallejo resulta un tema espinoso, se le sitúa como neutral y aséptico al compromiso político de su época. Recuérdese su intervención durante el Congreso de escritores antifascistas (Valencia, 1937), o sus ensayos El arte y la revolución, Rusia en 1931, su novela El Tungsteno o su universal Poemas Humanos. César Vallejo es el escritor peruano más universal y representativo de la letras peruanas.

El debate entre “poesía pura” y “poesía social” en la llamada “generación del 50” de escritores en Perú planteó dos opciones: compromiso social o “apoliticismo” de las letras. Adoptar un compromiso entre una y otra opción que un escritor asume con su creación requiere absolver la interrogante: ¿Para quién escribes? Quienes adhirieron la tesis “purista” de las letras, optaron por construir un universo estético que edificó instalando fronteras alejados de la conmoción social que les rodeó. En el Perú, hace más de 50 años, quienes reivindicaban y adscribían la poesía de Vallejo se les rechazaba y se les miraba con la lupa de la suspicacia, por la opción que representó nuestro vate. Los tiempos cambian y ahora el reconocimiento de su obra reconoce con justicia a nuestro poeta.

Víctor Mazzi Trujillo mi padre fundador del Grupo Intelectual Primero de Mayo, conjuntamente con Leoncio Bueno Barrantes, Víctor Ladera Prieto recientemente fallecido, José Guerra García y Carlos Loayza Gómez desde 1956 difundían la poesía de Vallejo, a pesar del silenciamiento del circuito oficial de la cultura, que miraba a Vallejo con mucha distancia. Mi padre en su libro Poesía proletaria del Perú (1976) situó a Vallejo como uno de los cursores de la poesía proletaria peruana, destacó al “genial y extraordinario poeta del proletariado mundial”, que desde Los heraldos negros (1918) y Trilce (1922) inicia su identificación con los explotados y sufrientes trabajadores de la ciudad y el campo, cuya causa defenderá con su militancia agonal y revolucionaria”. Mazzi Trujillo solía evocar en el poema Los desgraciados, la acción diaria del compromiso con la creación poética: “Ya va a venir el día, ponte el cuerpo”.

El documental de Aldave muestra las facetas variadas del vate, desde su natal Huamachuco, pasando por su estancia en la Universidad de Trujillo o su residencia en París. Sin embargo, por razones de tiempo, el documental no enfoca la construcción de su novela El tungsteno, de su cuento Paco Yunque, que nos muestra su percepción sobre el acoso y violencia racista en la escuela, de sus reportajes publicados en Rusia en 1931 o sus pensamientos estéticos publicados en El arte y la revolución.

Es importante el manejo de las imágenes inéditas que Roberto Aldave ha sabido aprovechar adecuadamente, en este caso de los archivos que se encontró sobre su participación en el Congreso antifascista en Valencia en 1937, durante la guerra civil española. Es César Vallejo quien adhiere a las concepciones de la nueva humanidad, tal como enfatiza Ricardo Gonzales Vigil, en su comentario sobre la obra del vate de los proletarios.

El guion actualiza una condición vaticinadora de su poesía, que cobra actualidad. Si bien hemos sobrevivido a una de las pandemias más mortales en la historia universal, que asoló con intensidad e instaló el dolor en la humanidad, el documental nos trae a rememorar el poema Los nueve monstruos: “Jamás, señor ministro de Salud, fue la salud más mortal”, la actualidad vallejiana, no solo se circunscribe al goce estético, sino, sobre todo, el compromiso con un ideal y una militancia en favor de la humanidad, requiere que las letras represen una esperanza tal cercana a la utopía. Para Vallejo, ser peruanos y universales, implica adoptar alguna utopía, la que permita alcanzar justicia social, en sus palabras:

Proletario que mueres de universo, ¡en que frenética armonía

acabará tu grandeza, tu miseria, tu vorágine impelente

tu violencia metódica, tu caos teórico y práctico, tu gana

dantesca, españolísima de amar, aunque sea a traición

Perú al pie del orbe, yo me adhiero.

 

Muchas gracias.

sábado, 22 de abril de 2023

La patria lastimada

 


Escribe: Gustavo Flores Quelopana

www.gusfilosofar.blogspot.com

Revista peruana de Filosofía dedicada a los temas de metafísica, ontología, antropología filosófica, ética y política con especial énfasis en las categorías de lo anético, mitocrático, hermenéutica remitizante e hiperimperialismo. Contacto: gus_floque@yahoo.com


 

Foto: Cortesía Rolando Gutiérrez Chamorro

noche pude ver cómo los corazones de los asistentes se inflamaban de patriotismo cuando se hablaba de nuestra filosofía prehispánica.

Anoche pude sentir los ojos ensangrentados y ahítos de esperanza y sed de justicia cuando los oyentes sentían en su pecho el orgullo de sentirse hijos de una historia rica en ideas y tradiciones de una añeja civilización.

Anoche pude percibir toda la ira contenida de un pueblo que espera su hora decisiva para proclamar su verdadera libertad e independencia.

Todos estos sentimientos encontrados estaban en el aire mientras disertaba en la presentación del libro del filósofo y amigo Víctor Mazzi “Huellas de reflexión originaria. Caita yuyachihuay hamutachihuay” que se llevó a cabo en la Biblioteca de la Municipalidad de Miraflores. Participábamos como presentadores Rubén Quiroz, actual presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía, y mi persona, los cuales flanqueábamos al autor Víctor Mazzi.

Y es que nosotros somos parte de la Tercera Ola afirmativa de la filosofía nacional. La Primera Ola tuvo lugar apenas a los 65 años de producida la Hecatombe de la Conquista que destruyó la cultura de la civilización ancestral y tuvo como protagonistas de un mestizaje cultural reivindicativo al Inca Garcilaso, Guamán Poma de Ayala y Juan Santacruz Pachacuti. Todos ellos, y cada uno en su estilo, hablaron de la existencia de sabios y amautas filósofos en el Perú precolombino. Pero la discusión fue sofocada durante todo el Virreinato de los Habsburgo y especialmente la Colonia de los Borbones.

La República de los criollos tampoco modificó la situación y en lugar de un país con dos naciones -españoles e indios, como fue bajo la dominación hispánica- instauró el país de una sola nación, la de los blancos. Prosperó el gamonalismo y la “justicia” de horca y cuchillo del señor gamonal. No fue hasta 1965, en los estertores de la agotada república oligárquica peruana, que vino la Segunda Ola con Antero Peralta y José Tamayo Herrera, quienes en el Coloquio sobre la Cultura Peruana en el Cusco relanzaron la idea de volver a discutir si hubo filosofía en el Perú ancestral. Lo que vino después es consabido: vino el desastroso boicot parlamentario apro-odriísta contra el débil gobierno liberal de Belaunde Terry, lo cual provocó el golpe militar del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada encabezado por el General Juan Velasco Alvarado, cuyas reformas estructurales enviaron a la tumba para siempre a la racista, clasista decrépita oligarquía peruana. Sin duda el Perú cambió, aunque sea por un tiempo. Obsérvese a la distancia que se le rompió el espinazo a la oligarquía, pero tras ella sobrevivió el clasismo y el racismo, que en la segunda década del nuevo siglo veintiuno vuelve a levantar cabeza ignominiosamente.

A esta segunda ola vino a suceder desde la segunda mitad de los años 90 la Tercera Ola, caracterizada por las propuestas interpretativas. El debate se encendía bajo el contexto histórico de la sedicente globalización neoliberal de las megacorporaciones transnacionales que proclamaba la muerte de las Patrias. En ese escenario se vieron enfrentadas dos posiciones: los eurocéntricos cosmovisionales (David Sobrevilla y Rivara de Tuesta) y los afirmativos nativistas (con toda una variedad de matices). A esta segunda postura pertenecemos Víctor Mazzi, mi persona y otras figuras destacadas, como Víctor Díaz Guzmán, Luis Alvizuri, Máximo Grillo, entre otros.

La Tercera Ola sigue viva y vigorosa dando frutos intelectuales hasta el presente y al ritmo del auge del mundo multipolar, mientras que al compás de la decadencia y degradación del hegemónico y neocolonial mundo unipolar viene menguando la postura eurocéntrica cosmovisional. A nivel interno vivimos una patria lastimada por la bota imperialista, tras los recientes acontecimientos políticos que violentan la voluntad popular. Son las horas de las exequias de la esclerótica burguesía nacional e internacional del occidente liberal, que siente que se le acaba la fiesta y por ello vuelve a mostrar los colmillos lobunos del racismo y del clasismo. Pero en el presente terremoto geopolítico mundial avizoramos el retorno de las patrias, del nacionalismo abierto al mundo, el llamado del terruño, el florecimiento de la Pachamama, que sin mutilar nuestro lado cosmopolita nos complementa con nuestra faz nacionalista.

Una última cosa y quizá la más importante. Lejos de tratarse de un asunto baladí de mera reivindicación chauvinista estamos ante la reinterpretación misma de la esencia de la filosofía, que deja de creer que Grecia es la medida de toda filosofía posible. El asombro filosófico no es ni fue nunca patrimonio de Occidente, y es propia de todas las culturas porque atañe a la propia condición humana.

Miraflores, 21 de abril 2023

sábado, 18 de marzo de 2023

Presentación de libro

 Cordialmente están todos invitados.



jueves, 19 de enero de 2023

El otro Mariátegui

 

1922, En el prado de Villa Pescatore, Frascatti, Roma. Anita Chiappe, Artemio Ocaña y
José Carlos Mariátegui

Raúl Soto

Todavía hoy [1987] no deja de admirar la personalidad polifacética de José Carlos Mariátegui, quien además de meditar acerca de nuestra sociedad conflictiva ‒en campos tan diversos como la política, el arte, la economía y la literatura‒ llevó a la praxis la organización del proletariado peruano en una confederación y lo dotó de un partido clasista acorde con la realidad concreta de su tiempo. La obra integral de Mariátegui está siendo entendida mejor día a día ‒pese a los mariateguistas epidérmicos‒ y a ello ha contribuido la publicación de su Correspondencia, reunida y anotada por el profesor Antonio Melis.

1. La compilación de la Correspondencia de José Carlos Mariátegui ha sido el fruto de largos años de trabajo colectivo y contó con la colaboración desinteresada de numerosos estudiosos y artistas de diferentes países. Esta obra abre nuevos espacios para completar el itinerario vital e intelectual de un protagonista de nuestra historia contemporánea y del marxismo latinoamericano. Hojeando los dos tomos publicados por la Biblioteca Amauta (Lima, 1984), se confirma la línea ética que Mariátegui mantuvo toda su vida. Así podemos acceder a la esfera personal, íntima, en las cartas que dirige a las dos mujeres que amó en diferentes etapas de su vida. Cuando se recuperaba de la primera crisis grave de su enfermedad le escribe a Victoria Ferrer, compañera de su juventud con quien tuvo una hija: “He recibido tu carta del 11 del presente [agosto de 1924] que me informa de la enfermedad de Gloria. Mucho lo lamento y más todavía el no poder atenderla mejor. No estoy bien aún. Mi convalecencia es lenta y los gastos que mi enfermedad me ha causado y sigue causando son innumerables y cuantiosos. Te remito tres libras para lo que requiera el cuidado de Gloria. Si te parece, si crees que Gloria se acostumbraría sin dificultad, puedes mandármela. El clima de Miraflores le haría bien y aquí vería a un especialista. Creo que debes darle Emulsión Scott o Iricalcina”. Mariátegui no descuida a su hija mayor y le ofrece su casa para compartir el techo paterno.

En otra carta a su esposa Anita Chiappe, escrita en italiano el 6 de julio de 1925 y durante una convalecencia en Chosica, trasluce todo su gran amor de esposo y padre: “Anita mía, pasé el domingo en buena compañía, pero debido a que tú no estabas, debido a que no estaban los niños me ha parecido estar un poco solo. Posada me entregó tu carta. Julio me dijo que estabas bien. Espero este jueves, que me parece un poco lejano, aunque es tan cercano. Para no sentirme demasiado solo hasta el jueves te escribo estas líneas. Así me parece estar un poco contigo. Me parece que conversamos, que estoy cerca de ti y que tú también por lo menos en el pensamiento estás cerca de mí… No faltes, no me faltes el jueves. Es la fiesta de Sigfrido; [su segundo hijo] es también una fiesta nuestra. Cuanto más ellos crecen, cuanto más ellos florecen, tanto más advierto que los días del nacimiento de Sandro y Sigfrido han sido dos días de fiesta en mi vida”.

2. Ni la enfermedad ni las dificultades económicas mellan su propósito de articular un movimiento ideológico y estético que respondiera a los requerimientos de las clases trabajadoras y la realidad nacional. Sin hacer concesiones a su filiación y fe revolucionarias y sin maniqueísmos ideológicos, siempre atento a la realidad contradictoria, Mariátegui escribe en diferentes publicaciones sobre tópicos diversos del Perú y el mundo. Su prestigio intelectual entre los obreros y la clase media peruana va creciendo por la claridad de sus ideas y por su honestidad a prueba de halagos y balas. Mariátegui entiende que necesita independencia intelectual y funda, en colaboración con su hermano Julio César, la Editorial Minerva primero, y en 1926 la histórica revista Amauta. Para buscar colaboradores, agentes de venta y suscriptores, establece una vasta correspondencia epistolar con artistas y escritores de la talla de Miguel de Unamuno, Henri Barbusse, Emilio Pettoruti, Alfredo Palacios, Juana de Ibarbourou, Waldo Frank, Luis Cardoza y Aragón, José Vasconcelos, Oliverio Girondo, Joaquín García Monge y Juan Marinello. A nivel nacional hace lo mismo con Antenor Orrego, Dora Mayer, Luis E. Valcárcel, José María Eguren, Ángela Ramos, Enrique López Albújar, Magda Portal, José Uriel García, Alberto Hidalgo y Luis Alberto Sánchez, entre otros. Pero Mariátegui no descuida la comunicación con obreros y profesionales de Lima y provincias. Es que apunta más lejos: concretar una organización sindical y una vanguardia política de los trabajadores.

1925 es un año fructífero en cuanto a la producción intelectual del Amauta del marxismo latinoamericano. Al publicar La escena contemporánea recibe la respuesta favorable de sus lectores. Por ejemplo, Barbusse le escribe en francés el 13 de mayo de 1926: “…he tenido la alegría de penetrar en algunas de sus páginas, y de descubrir en ellas una hermosa efusión fraterna que me honra y conmueve. Más que nunca tratamos de juntar las fuerzas intelectuales internacionales. Y buscamos la fórmula amplia y humana que nos permitirá apoyarnos todos mutuamente y de suscitar entre los trabajadores del espíritu defensores de las grandes ideas sanas, del porvenir. Yo me pondré sin dudas en comunicación con Ud. algún día para eso, puesto que pienso que representa en su país a los elementos valientes y lúcidos que es preciso llegar a unificar en un bloque”.

Después de cimentar la revista Amauta y pese a su clausura temporal en 1927, Mariátegui trabaja también en la constitución de la Central de Trabajadores del Perú. Esta edición no incluye cartas de este hecho histórico y debido al carácter clandestino del partido que fundara en 1928, tampoco se conoce gran parte de esa correspondencia. No obstante, la publicación ese mismo año de los 7 ensayos, el libro cimero de Mariátegui tiene repercusiones en el ámbito latinoamericano y las cartas al respecto son numerosas. Paralelamente, el pensador peruano se distancia de la posición oportunista y caudillista encabezada por Haya de la Torre. El deslinde se plasma en el editorial “Aniversario y balance”, publicado en Amauta (No. 17, septiembre de 1928) de vigencia actualísima y que los mariateguistas epidérmicos deberían leer detenidamente. En la carta a Carlos Arbulú, fechada en Lima el 29 de septiembre de 1928, dice: “El editorial se refiere, por una parte, al vanguardismo genérico e indefinido de los oportunistas habituales y, por otra parte, a cierta desviación que ha intentado propagarse en nuestras propias filas, a propósito del Apra. Yo he tenido con Haya primero y con el grupo de México después un largo debate, en el cual he sostenido con abundantes y claras razones que el Apra, como su mismo título lo dice, no debía ser un partido sino una alianza y he desaprobado posteriormente la propaganda con la cual se pretendía presentar la candidatura de Haya”.

La Correspondencia de José Carlos Mariátegui en conjunto ilumina aspectos desconocidos de su trayectoria y las cartas son un testimonio fiel e irrefutable de la limpidez de una vida dedicada a la revolución.

(Los corchetes precisan fechas contextuales)

(Publicado en el semanario Cambio, Lima, septiembre 9, 1987)