miércoles, 23 de diciembre de 2020

EN TORNO A LA FILOSOFÍA AMERICANA Y LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL

 


En memoria de Juan Carlos Scannone, sj

I

Muy buenas tardes, los saludo desde Lima, Perú, agradeciendo la invitación para participar en la presentación del libro: Filosofía Americana y Educación, coordinado por nuestro querido filósofo Pablo Aguzín y publicado bajo los auspicios de la Fundación Ross y la Universidad Nacional de Rosario y presentado hoy bajo la cobertura de la Universidad de Buenos Aires. Disertaré en estos 15 minutos las perspectivas de la interculturalidad en la filosofía americana y su impacto en la Educación, sobre todo, tomando el caso del Perú, uno de los países con mayor diversidad cultural en el sur de nuestro continente.

Para entender el proceso de interculturalidad y «sus orígenes como problema», me valdré del pensamiento conservador acerca de nuestros pueblos originarios. Se sostiene que el aporte principal de España a Hispanoamérica fue la lengua (el castellano) que «reemplazó» las 4,500 lenguas hablados por «tribus», «pueblos» e «imperios». Nuestra población originaria, «Como no se entendían, vivían muchos siglos entregados al pasatiempo (sic) de matarse». Este discurso de justificación colonial busca legitimar la premisa que «fuimos invadidos porque culturalmente éramos inferiores» y que España nos trajo la cultura, la religión, unificó sus idiomas en uno solo y que debíamos sentirnos orgullosos de ser descendiente de «los pueblecitos de la península» y de la «madre patria».

El sometimiento colonial de nuestros pueblos modificó el orden económico europeo, basada en una economía de expoliación y saqueo, generó prosperidad sobre la base de dicho dominio del «Nuevo Mundo», lo que Karl Marx denominó la «Acumulación originaria del Capital». Detrás del endeudamiento para financiar la invasión estuvieron las grandes casas predecesora de los bancos Borgia y Habsburgos, Casa Austria representada por Jacob Fugger. La cantidad de oro prestado fue fabulosa, su devolución aún más grandiosa en ganancias. El secuestro del Inka Atahuallpa y la solicitud de su rescate en oro, tiene su explicación en el pago de la deuda contraída por Carlos V con un plazo de ocho años.

La invasión al Nuevo Mundo produjo un etnocidio indescriptible sobre todos nuestros pueblos originarios. Esto fue testimoniado por religiosos que testimoniaron el sadismo y la criminalidad de las tropas castellanas para asesinar mujeres, niños y ancianos. El obispo de Chiapas, Bartolomé de las Casas, escribió La destrucción de las Indias denunciando todos los abusos que cometieron sus compatriotas, se preguntó cómo iban a catequizar en el Nuevo Mundo si mataban a todos. Aunque la solución al problema fue su solicitud que se trajeran esclavos africanos.

La invasión hispana fue resistida activamente desde el primer momento. Caciques Caribes y Kurakas andinos constantemente se han rebelado y preservado la cultura, costumbres e idioma. ¿Cómo se explica que una reducida pandilla de hispanos pudiera vencer a millones de tropas nativas? Fue porque tuvieron como aliados políticos y militares a otros pueblos originarios, quienes les sirvieron de «mesnadas» en los campos de batalla para derrotar la resistencia. Ésta en Perú fue liderada por Manco Inka en 1536 y subsistió en Vilcabamba hasta 1571. Estos Inkas no quieren ser parte del dominio colonial español, por eso es que se habla de «República de indios» y «República de españoles», dos mundos contrapuestos coexistiendo, compartiendo el mismo espacio con sistemas comunicativos, sociales, económicos, culturales, rituales opuestos y son excluyentes.

La situación del poblador originario se discutió en la Junta de Valladolid: ¿eran seres humanos?, ¿Tenían derechos a preservar sus propiedades y formas de gobierno? ¿era necesario preservarles sus ritos y creencias autóctonas? El ius gentis se convertía en la herramienta jurídica en el caso de condición de la humanidad del «indio» y su nacimiento como «sujeto subalterno». La condición de su subalternidad fue debatida al situársele como parte de la encomienda, que debiera ser perpetua, ya que formaba parte de los dominios coloniales adquiridos.

La resistencia al dominio colonial se expresó en la preservación de la sabiduría alcanzada en matemáticas, medicina, astronomía, fitogenética, moral y organización social. Su forma más elevada fue la preservación del idioma originario. Éste constituye la representación de la realidad en el pensar. Tanto cultura como idioma no se pueden separar. La administración colonial mediante los concilios religiosos impuso la unificación del sistema comunicativo originario que denominaron «lengua general». Ante la diversidad de lenguas se impusieron el chinchaysimi (quechua) y aymara, lo que ocasionó una lenta extinción de las demás. Aunque la lengua castellana fue hegemonía, el uso de nuestras lenguas vernáculas perduran en el tiempo. Nuestras lenguas autóctonas están relacionadas a la condición de pertenencia y diversidad.

La interculturalidad es aquella que reconoce la diversidad idiomática y su preservación como elemento de pertenencia de propia cultura y nación. Cuando hablamos de filosofía de la educación e interculturalidad, lo primero que hay que analizar son las secuelas del proceso del dominio colonial, para comprender sus formas encubiertas que se adoptan en las políticas de Estado donde persiste mediante la mentalidad colonial.  

Las políticas interculturales en América Latina, sobre todo es el Perú, se hacen basadas en esta idea de que el progreso implica la automática destrucción de nuestros idiomas originarios. Hay la necesidad de preservar nuestras lenguas, detrás de cada lengua originaria hay un universo de sabidurías que hace implícita su rescate y puesta en valor.

Por eso que cuando aplicamos una política educativa intercultural, lo primero que vemos son los principios programáticos de inclusión, si las bases encubren una destrucción imponiendo una lengua extranjera o una lengua que no es la propia, entonces estamos actuando colonialmente y de eso depende mucho de cómo entendamos interculturalidad.

II

La filosofía intercultural como «novedad reflexiva» parte del enunciado que existen diversidad de culturas que han producido peculiares pensamientos y reflexiones, y que existe posibilidad del entendimiento entre diversas culturas filosóficas.

Se considera dentro de la filosofía intercultural que todas las sociedades y culturas humanas han desarrollado sus propias reflexiones, han dado explicación al origen y estructura del mundo, a la naturaleza del hombre, y, han determinado las cualidades de lo existente.

Desde el antecedente del territorio americano las filosofías que abarcan lo intercultural, determinan principios que es necesario tomar en cuenta:

1.     La consideración de “geo-cultura” propuesto por Rodolfo Kush, implica nuevos rumbos para la filosofía como “universalidad”. Hay reflexión fuera de la tradición dominante europea, también como el conflicto de tradiciones que ubican fuera del espacio reflexivo eurocéntrico y plantean las propias condiciones.

2.     La filosofía como «universalidad liberada». Reconocimiento del saber intercultural. Universalizar no significa expandir la hegemonía y dominio de una sola tradición, sino el dialogo y reconocimiento de otras reflexiones.

3.     Transformar la filosofía intercultural legitimando las memorias culturales liberadoras, transformar la filosofía para liberarla.

4.     Renuncia a toda postura reduccionista de la filosofía, a operar bajo un modelo único teórico-conceptual que sirva de marco interpretativo exclusivo para realidades distintas.

5.     Descentrar la reflexión filosófica de todo centro hegemónico y dominador: «liberar a la filosofía de las amarras de la tradición europea». Someter a crítica severa la vinculación dependiente (mentalidad de «sucursal») exclusivismo que asignó como no-filosofía a cualquier otro centro cultural distinto al europeo.

6.     Apertura de un espacio Inter discursivo en la forja de una «identidad filosófica» como parte de su universalización del pensamiento.

7.     La filosofía intercultural representa una universalidad filosófica bajo la unidad de pertenencia a la cultura originaria, apartada de la historia europea como parámetro para evaluar otras culturas.

8.     Requiere romper el límite de la monocultural a la intercultural como dialogo y reconocimiento «del otro».

Desde las propuestas de Franz Wimmer, Raúl Fornet-Betancourt, se fundamenta la presencia de la etnofilosofía, filosofía de los pueblos originarios que pueden compararse como reflexiones originales y profundas.

III

La filosofía intercultural y educación asumen dos condiciones históricas bajo la secuela de la colonialidad. Primero: Los idiomas de los pueblos originarios ha resistido a lo largo de siglos, a pesar de políticas educativas orientadas a su exterminio como sabiduría ancestral. Segundo: toda pedagogía aplicada desde la época colonial hacia adelante es propiamente una pedagogía para cautivos, es decir, la esencia del programa educativo está ligado al sistema del dominio que se nos ha impuesto.

Usualmente, las políticas educativas interculturales revelan estrategias para consolidación de un Estado poscolonial que excluye a los propios pueblos originarios y apuesta o está en su programa como política de estado la lenta desaparición de nuestros pueblos originarios, su cultura y su idioma. Por eso el diseño del currículo escolar se centraliza en la enseñanza hegemónica de la cultura occidental, sin desmerecerla, pero causa la lenta extinción de nuestra propia cultura. Persiste la endofobia, es decir, se odia lo propio, lo autóctono.

Somos producto de un proceso histórico colonial en la cual nuestra identidad se ha roto, se ha quebrado y preferimos siempre preservar nuestras propias tradiciones, culturas y sabidurías, respecto a una cultura exógena que no ha contribuido en mantener y respetar todas las formas de creencias y constituciones de sabiduría, la diversidad cultural representa nuestra pertenencia cultural. La cultura originaria que cada pueblo ha construido en nuestro continente nos hace diversos, las diferencias entre culturas visualizan un diálogo profundo, que permite intercambiar saberes, no es un monólogo de dominio, sino es una reciprocidad entre cada pueblo y cultura.

Bien, nuevamente les agradezco por escucharme, como educador peruano formado en la Universidad Nacional de Educación conocida como “La Cantuta” les doy mis saludos esperando que este seminario sirva para todos ustedes. Muchas Gracias.

jueves, 1 de octubre de 2020

SOLO PARA VALLEJIANOS

 


n una reciente conversación con Jesús Cabel Moscoso, valorando los estudios y artículos sobre César Vallejo, resaltó que Enrique Ballón, radicado en Francia, a publicado en la prestigiosa edición diplomática Textes et cultures, Vol. XXIII, nº 2, un estudio completo de los manuscritos poéticos de nuestro gran vate César Vallejo. Georgette Philippart, su viuda, cedió sus manuscritos inéditos para que algún día se publicasen libremente, en el afán que no se conviertan en la ganancia y peculio de algún editor, deseoso de medrar con nuestro poeta.

Podemos deducir que luego de este estudio de Enrique Ballón y de los manuscritos originales que presenta, muchas publicaciones habrán de corregir conclusiones y conjeturas que se apartan de una real semblanza y creación poética de César Vallejo, lo que implica situar a nuestro vate en la real dimensión de su obra y pensamiento: un poeta proletario.

 La edición libre y gratuita se puede descargar mediante la siguiente dirección electrónica:

http://www.revue-texto.net/docannexe/file/4036/manuscritos_poeticos_de_cesar_vallejo.pdf

Parte de la edición digital se presenta a continuación:






domingo, 5 de julio de 2020

VÍCTOR MAZZI HUAYCUCHO: INKAS Y FILÓSOFOS



   

José Luis Ayala

 ¿Hubo filosofía en el Tawantinsuyo? Si fue así: ¿quiénes son los filósofos fundamentales?, ¿qué clase de filosofía era? ¿Cuáles son los textos principales?  Uno de los libros más importantes en lo va del siglo XXI, se refiere precisamente a ese tema. La investigación, estudio y análisis original titula “Inkas y filósofos. Posturas, teorías, estudios de fuentes y reinterpretación”, cuyo autor es Víctor Mazzi Huaycucho. Se trata de un Profesor Principal de la Universidad Nacional de Educación, Enrique Guzmán y Valle y docente en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Nada más y nada menos que hijo del poeta obrero Víctor Mazzi Trujillo.         

    Víctor Mazzi Huaycucho, va de frente al fondo de un tema que ha sido tratado (maltratado), por algunos docentes vinculados a la academia y filosofía impuesta durante el virreinato. Llama etnofilosofía a la evidente construcción de un pensamiento original, propio y vigente que practicaron los amautas. Pero que no se procedió a realizar un registro con el auxilio del alfabeto español. Ese aparente vacío sin embargo, aparece en la ‘escritura’ especialmente en los quipus y otros recursos que usaron los amautas para llevar la contabilidad y anotar hechos históricos.        

   “La tesis de una ‘superioridad cultural’ –dice Víctor Mazzi Huaycucho.– presente en el discurso de los cronista hispanos, sostenía que el sistema comunicativo que impusieron, resultaba superior al momento de entablar el contacto comunicativo con los hatunrunakuna del Tawantinsuyo. La imposición del grafema alfabético como nuevo sistema comunicativo y el papel como soporte de dicho registro, instituyó la idea de simplificación de los procesos de almacenamiento de información en mayores volúmenes. Parte de esta versión distorsionada puede verse en el inka Titu Kusi Yupanki –según los escribanos religiosos– al ver el uso de la escritura y su decodificación señala que los hispanos ‘hablan con unos extraños paños blancos’, como si los hamut’aq carecieran de un propio sistema de almacenar información”. 1   

    El caso de Waman Poma de Ayala, como señala Víctor Mazzi Huaycucho, es singular porque decide ilustrar el desarrollo de una carta extensa dirigida al rey de España. En efecto, “Nueva crónica y buen gobierno”, así como “Las costumbres antiguas de los incas” o “Historia de los incas” de Blas Valera, son fuentes que Mazzi utiliza para sostener que en el incanato se practicó la etnofilosofía y que es un error tratar de entender ese conocimiento, con los mismos cánones que se miden o usan para explicar o entender la filosofía por ejemplo griega.      

    El Tawantinsuyo no era una unidad monolítica, se trataba de una confederación de pueblos, comarcas, culturas dispersas, distintas y distantes. El poder político central era ejercido desde el Cusco a cargo del inca, asesorado por administradores para cada suyo. Los incas respetaban costumbres, idiomas y usos de los pueblos sometidos, sobre todo expresiones de la cosmopercepción pero exigieron el culto a Wiracocha, padre y creador del universo y la vida. Pese a esfuerzos de varios incas para formar élites culturales, políticas y administrativas, no se logró a través del Yachayhuasi, forjar una clase dirigente y dominante incaica. La complejidad cultural fue sin duda un obstáculo para forjar un pensamiento filosófico único, a través de los recursos registrales que entonces se tenía.                

     Como bien señala Víctor Mazzi Huaycucho: “Al momento de la irrupción de la letra en los Andes, los khipukamayuq y qillqakamayuq se apropian de ella y la utilizan como mecanismo comunicativo accesorio a los propios sistemas comunicativos para preservar la nueva información generada; sin embargo, no hay simetría con la letra; los escribanos hispanos no comprendían el universo de los diversos idiomas regionales que existían en el Tawatinsuyu. Prácticamente se vieron imposibilitados de comprender los conceptos más originales del runasimi que trataban de trasladar a sus documentos administrativos”.

    El sistema de registro de los kipus y otros recursos, no tenía lógica para los letrados españoles, quienes además no la necesitaban para la práctica de un permanente sistema de esclavismo, latrocinio y saqueo. Ninguno de los cronistas fue versado en filosofía, salvo algunos curas en teología que usaron el evangelio y la biblia para “adoctrinar a los indios”, degradarlos y convertirlos en recursos de trabajo y carga. Los cronistas oficiales no tenían por qué preocuparse si los “indios”, tenían o no instrumentos para explicar por ejemplo los orígenes de la vida y el universo.           

    Hace bien Víctor Mazzi Huaycucho al señalar: El estudio del pensamiento reflexivo y la tradición sapiencial en sociedades que están fuera de la tradición filosófica europea, urgen por traspasar la frontera del canon impuesto, preservando lo original y peculiar de los pensamientos y reflexiones que han edificado. Los tópicos del pensamiento reflexivo autóctonos han sido estudiados sin atender sus propias construcciones originales, muchas veces, aplicándoles criterios externos que no sincronizan con la condición original que representa.” 2

    Víctor Mazzi Huaycucho, ha realizado uno de los trabajos más difíciles y complejos. La crítica oficial no ha valorado en su exacta dimensión un aporte fundamental para reflexionar desde la etnofilosofía, qué hemos sido, qué somos y cómo debemos ser.    

 

1.- Víctor Mazzi Huaycucho: Inkas y filósofos. Posturas, teorías, estudio de fuentes y reinterpretación. Autor-editor. Pág. XIII. 2016. Lima.

2.- Víctor Mazzi Huaycucho: Inkas y filósofos. Posturas, teorías, estudio de fuentes y reinterpretación. Autor-editor. Pág. 379. 2016. Lima.  

 

José Luis Ayala

http://elcholoayala.blogspot.com/

EL CHOLO AYALA

José Luis Ayala Olazával,cronista, poeta, ensayista, narrador y gran promotor de la cultura aimara.

elcholoayala.blogspot.com

 


sábado, 13 de junio de 2020

Natalicio del Amauta (14 junio de 1894)




CANCIÓN OBRERA A JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI

por: Víctor Mazzi Trujillo

 

Era alto

y deslumbrante como un faro.

Emergió su bronca voz

cuando se avergonzaba el hombre

de sus nefandas vestiduras,

crecían las persecuciones

y torturaban las nuevas ideas

hasta asfixiar en sangre

el grito jornalero.

Era la voz ardiente

que despertó huracanes,

invadió tugurios.

sublevó factorías,

despeñóse en sembríos

desbordando la aurora

Dijo, cósmico y clasista:

¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNIOS!

Irradió

los primeros resplandores

de la revolución socialista.

Por él, compañeros,

hemos aprendido la lección

de una vida esplendorosa

restallando las médulas

conociendo el suplicio

y, sobre todo,

levantando sindicatos,

defendiendo sin tregua

la horrenda explotación del hombre

Mañana, cuando nuestro hijo trabaje,

hasta erguir al dios de sus músculos,

cante con son violento

y logre su causa exacta

desatando el haz rojo

de su histórico destino

comprenderá por qué decimos:

¡LOOR A JOSE CARLOS MARIATEGUI!

Deuda al Amauta


ALONSO CASTILLO

Tomado de: Disenso: crítica y reflexión latinoamericana


l Perú contemporáneo le han faltado muchas cosas, ha sido tierra de innumerables derrotas e incontables injusticias, pero este país tan rico en cultura milenaria no ha sido nunca pobre en hombres de ideas, en espíritus cuyos aportes han contribuido enormemente al bagaje cultural de toda la humanidad. Tenemos al padre de la ingeniería aeronáutica, al iniciador de la teología de la liberación y al más grande marxista latinoamericano, me refiero a Pedro Paulet, a Gustavo Gutiérrez y a José Carlos Mariátegui, y a tantos más. Peruanos y no peruanos estamos en deuda con ellos. Me encargaré aquí solamente del Amauta. Daré a conocer cuatro cosas que José Carlos nos ha dado, cuatro deudas que nos dictan seguir su ejemplo.

Una imagen viva de Marx, el Amauta introduce el marxismo en el Perú, puede que varios antes ya hayan dado a conocer al cerebro alemán, pero José Carlos lo trae para encarnarlo en la historia del Perú, para recrearlo y ambientarlo a nuestro clima, ni calco ni copia. Pocos lo habrán notado pero su “historia de la crisis mundial” es una traducción creadora de los aportes de Tilgher, Spengler, Bergson, Gorki, Lenin, Trotski, Breton, Ortega, materia prima para comprender que la decadencia que ellos exponen es el mundo moderno, capitalista clásico y eurocentrista que había empezado a declinar. La concepción de Marx es un método, la de Mariátegui también, no es la letra en tanto letra sino en tanto brújula de viaje.

Una valoración y preocupación por el Perú, el Amauta nos hizo notar que sin la población de la sierra el Perú no era nada, que un Estado de criollos adinerados se identificaba más con Europa que con el Ande, que la nacionalidad peruana recién estaba en formación, que el tradicionalismo solo convierte la cultura en pieza de museo y no la enriquece con los valores universales. Mariátegui pudo no conocer el mundo quechua-aimara en su completa dimensión, pero tradujo como pocos el sentir andino al lenguaje universal contemporáneo, fue un suscitador de peruanidad, y en él lo que vale para el Perú vale para Nuestra América toda.

Una praxis revolucionaria, el Amauta fue obrerista, no es cierto que eliminó al “proletariado” como sujeto de la historia. Predicó la moral de productores de Sorel, vivió el huracán de la gesta italiana en las fábricas de Turín al calor de las luchas revolucionarias, se identificó con los panaderos y textiles en Lima, él mismo empezó como obrero y se supo trabajador del intelecto, fundó la central sindical, su verbo se hizo carne, la idea se asentó en la materia. Se volcó a la praxis partidaria, nunca dejó atrás ni su generosa apertura ni su férrea disciplina editorialista y partidista, fue fiel a sus principios, hombre de pensamiento y de acción.

Un modelo de vida, un “alma matinal”, como dijo Gamaliel Churata, un alma agónica, un espíritu polémico y religioso, no descansaba, nunca menguó su trabajo, fue pesimista de la realidad pero optimista del ideal y, sobre todo, de la acción. Reducido a una silla de ruedas, aminorado por una salud endeble, fue siempre un hombre de una vitalidad infinita, de una ambición existencial con pocos precedentes; metió su sangre en sus ideas, vivió peligrosamente. El Amauta es ejemplo de vida, fue flecha con objetivo impostergable, la vida que le faltó es la vida que nos dio, no se contentó con ver pasar la historia, decidió hacerla, ser artífice, ser parte del sujeto colectivo que construía un nuevo mundo ante “la decadencia de occidente” que trajo la “gran guerra”. ¿Su ideal de vida?, le preguntaron; tener siempre un ideal, contestó.

Quizás no lo hayamos notado, pero Mariátegui se confunde con la historia del Perú, su “edad de piedra” encaja perfectamente con la muerta “república aristocrática”, su “edad revolucionaria” cuadra como ficha de rompecabezas con el oncenio de Leguía contra el que insurgió, su lastimosa muerte anuncia la llegada de los regímenes fascistoides al Perú. La deuda del socialismo peruano con Mariátegui es la de aclimatarse seriamente en las tierras de Grau, la deuda del Perú con José Carlos es peruanizarse por fin él mismo, la deuda de toda teoría renovadora es tornarse honesta praxis creadora, la deuda de nuestra vida es no perderse en proyectos minimalistas ni flechas sin rumbo, de seguir nuestro ideal de un mundo mejor, trabajar para que la utopía, el mito, se haga realidad.

Amauta del Perú, contigo estamos en deuda.


Mesianismos pandémicos


Pedro Favaron

https://www.facebook.com/100007492457485/videos/2677696135823442/?t=0

uando hablamos de los pueblos indígenas como “vulnerables” o “subalternos” lo hacemos desde un lugar de enunciación que se asume a sí mismo como privilegiado y superior. Queremos asistir a los pueblos indígenas porque consideramos que ellos solos no pueden, que necesitan ser traducidos y que sus protestas deben ser canalizadas por los expertos. A partir de la crisis desatada por la epidemia del coronavirus, he leído con sorpresa la noticia de un diario mexicano que comentaba que un grupo de artistas peruanos estaba organizando una donación y venta de obras para “salvar” a los pueblos indígenas. Entiendo que el titular no fue dado por los artistas ni por los organizadores, que hicieron una noble tarea, sino que responde a las lógicas sensacionalistas de la prensa. Además, el titular fue luego correctamente cambiado. Sin embargo, el lapsus parece mostrar cierto ánimo mesiánico que anida en el corazón de algunos aliados de los pueblos indígenas; no puede olvidarse que la élite letrada (sobre todo la de raigambre indigenista y de izquierda) siempre ha pensado que los pueblos indígenas precisan de su guía iluminada.

Desconocemos las fuerzas espirituales, las capacidades de adaptación y la resilencia de estas culturas frente al sistemático intento, desplegado por los Estados modernos, de quebrarlas, de arrinconarlas, de destruirlas. A pesar de las evidencias de la fuerza interna de las comunidades, desde los sectores progresistas de la sociedad nacional, una y otra vez, se clama la necesidad de que el Estado intervenga sobre la vida y el futuro de los pueblos indígenas. ¿A qué se debe que no tengamos una mayor capacidad de organizarnos al margen del aparato estatal y que siempre que sucede algún imprevisto clamemos al Estado, casi como por un impulso reflejo, como si no supiéramos el populismo vacío de los gestos políticos y la corrupción que anida en el Leviatán burocrático? ¿Es que tan arraigado está el paternalismo en nuestra psique colectiva? Pero, solamente para aclarar, por si fuera necesario: los pueblos indígenas se van a “salvar”, solo si ellos quieren “salvarse” y se organizan para ello. Y en mi muy humilde opinión, que no pretendo que sea una verdad incuestionable, la posibilidad de que los pueblos indígenas se preserven en salud y vigor cultural, pasa por conseguir cierta soberanía alimentaria, política, pedagógica, lingüística, medicinal, tecnológica, territorial y espiritual. Y no por pedir una mayor intervención estatal.

Las formas de hacer política desde el Estado han debilitado el liderazgo y la autonomía de los pueblos indígenas. Todos los Estado modernos del continente americano, desde Canadá hasta Argentina, al menos desde el siglo XIX, han tratado de identificar a un grupo de líderes indígenas que puedan considerarse “representantes” de sus pueblos, para separarlos de sus bases y corromperlos. Sin embargo, dentro de las propias dinámicas indígenas, no existió nunca un concepto de representación, a la manera de las actuales democracias; ningún dirigente es lo suficientemente fuerte como para imponerse sobre la asamblea comunitaria, sino que los dirigentes deben ser portavoces de las asambleas. Y no pueden tomar ninguna decisión ni firmar ningún documento al margen del consenso de las asambleas. La misión principal de los dirigentes de las organizaciones y federaciones indígenas es la de ser intermediarios entre los pueblos, el Estado y los organismos internacionales. No deben aparecer como líderes mesiánicos, ya que tal actitud no es propia de la desjerarquización social que ha caracterizado desde antiguo a los pueblos amazónicos. Sin embargo, debido la interferencia de los Estados, los dirigentes indígenas, muchas veces, se vuelven una nueva clase social, separada del pueblo, que vive en las periferias de las ciudades y capta las ayudas económicas para su propio beneficio. Los dirigentes rara vez visitan las comunidades que dicen representar y en nombre de las cuales reciben fondos. Esto lo sabemos todos acá; y las comunidades lo denuncian reiteradamente.

Por ejemplo, el término Apo Koshi se ha puesto de moda para designar a los líderes del pueblo shipibo-konibo. Ahora muchos se hacen llamar Apos. Sin embargo, se trata de un neologismo bilingüe – quechua/shipibo - un tanto inapropiado; si traducimos el término Apo, tal como suele ser usado por las comunidades altoandinas, directamente al shipibo, el equivalente es Ibo, nombre que no corresponde para designar a otro ser humano. Las funciones de liderazgo comunal y de dirigencia de las organizaciones no tienen un término propio en lengua indígena porque corresponden a nuevas formas de hacer política, impuestas por el Estado, que nada tienen que ver con las dinámicas de organización social de los ancestros. Deben entenderse que los jefes y las autoridades actuales de las comunidades ocupan cargos rotativos, que duran poco tiempo y que cualquier persona mayor de edad que viva en la comunidad por algunos años puede ocupar. Lamentablemente, los dirigentes políticos de los pueblos indígenas han aprendido mucho de las mediocres formas de hacer política que imperan. Cuando pensamos sobre la tendencia humana a la corrupción no conviene ser esencialistas y considerar a los miembros de los pueblos indígenas, por el mero hecho de ser indígenas, al margen de las desviaciones que laceran al resto de la sociedad nacional. El populismo simplón de los políticos es una enfermedad muy contagiosa, que se ha propagado entre los dirigentes indígenas y también entre los intelectuales.

Si bien resulta fácil romantizar a los pueblos indígenas desde la ciudad, la mayoría de las poblaciones están atravesadas por las antinomias de la modernidad expansiva, las expectativas de la economía mercantilista y los modelos comportamentales de los medios de comunicación. Aunque hay excepciones, los saberes ancestrales de los pueblos indígenas (no creo que nadie pueda negarlo) se están perdiendo, por lo general, de forma bastante acelerada; y los propios jóvenes, en su mayoría, no quieren practicarlos, porque los consideran poco sofisticados. Cada persona, cada comunidad y cada nación, tiene la responsabilidad intransferible de salvaguardar su herencia y la libertad de decidir sobre su destino. Los pueblos indígenas no son mancos ni cojos que necesiten ser salvados por el Estado o por los intelectuales y artistas progresistas; son pueblos fuertes y resilentes que precisan, según mi parecer, que cese la opresión histórica que el Estado ha desplegado sobre ellos de forma sistemática, para que puedan decidir en libertad su propio destino, sin tener que cumplir con la agenda ideológica de nadie. Mi forma de entender la salud cultural y los pasos a seguir para alcanzarla no es más que una propuesta, que hago en mi condición de comunero de una comunidad indígena; pero serán finalmente las comunidades y cada una de las familias e individuos, quienes elijan qué relación establecen con los antiguos, de qué manera viven el presente y cómo se proyectan hacia el futuro.

San José de Yarinacocha, junio 2020

lunes, 1 de junio de 2020

La criminalización de la protesta

(En la foto, insurrección ciudadana en el mismo corazón del capitalismo, cuyo presidente ha llamado "terrorista" a la población airada antifascista).

Ricardo Virhuez

Hay debates en el mundo de las ideologías donde es imposible ponerse de acuerdo, como es el caso del “terrorismo”. Yo que ando metido en el ominoso mundo de los discursos históricos en busca de mejores materiales para mis novelas ambientadas en tiempos del antiguo Perú, incaicos y coloniales, totalmente disconforme con los discursos e interpretaciones elaborados por el poder, me pongo a pensar en lo frágiles que somos frente a la memoria, en cómo aceptamos ser juguetes de la ficción e instrumentos de todo aquello que despreciamos.

Aparentemente, hemos elegido usar el término “terrorista” para acusar al enemigo del mayor oprobio que nos dicta nuestra imaginación, para insultarlo, caricaturizarlo y, en fin, deshumanizarlo. Sin embargo, la realidad, esa vieja aguafiestas, nos dice que no hemos elegido nada. Podríamos alejarnos hasta la revolución francesa para comprender el uso político de “terror”, el mayor miedo contra los grupos de poder feudal que se concretizaba en la guillotina. Pero mejor es acercarnos en el tiempo y comprender que EEUU acuñó el delito de “terrorismo” para referirse a sus enemigos, sean comunistas, árabes, chinos, coreanos, africanos, cubanos, venezolanos, grupos de liberación o cualquier país que quieran invadir para saquearlo: todos son terroristas. Derivó de la tipificación ideológica a la delictiva. Y eso es lo que hicieron sus colonias.



Cuando empezó la “guerra popular” o la “guerra subversiva”, como se llamó entonces, Perú tenía un manual antisubversivo elaborado en la Escuela de las Américas, que como sabemos fue formadora de todos los dictadores y carniceros de Latinoamérica, donde se hizo Vladimiro Montesinos precisamente.

Luego, en 1989, al finalizar el gobierno del Apra, se publicó el Manual de Contrainsurgencia ME 41-7 que es un estudio bastante serio de la sociedad y sorprendentemente específico sobre cómo tratar al enemigo: no llamarlos marxistas, ni comunistas, ni socialistas, ni guerrilleros, porque son conceptos que tienen connotaciones de prestigio. Mejor llamarlos “terroristas”. Así deben llamarlos todos los niveles del Estado. Y, sobre todo, especial atención a que así debe tratarlos la prensa, las universidades, los intelectuales cercanos.

De ese modo, el término “terrorista” se vuelve de uso oficial y se ordena la anexión del adjetivo “delincuente terrorista” para aumentar el rechazo en la población. Es decir, el uso del término “terrorista” era un psicosocial a plenitud destinado a asociar la idea de “terror” con el enemigo. He ahí su imposición oficial en el Perú.

Naturalmente, este manual es un extraordinario conjunto de ordenanzas sobre cómo dirigir la guerra contrasubversiva, desde la inteligencia hasta el comportamiento militar, y me quito el sombrero por su excelente elaboración. Pero también es la prueba perfecta del terrorismo de Estado y de sus crímenes execrables, y esa es la razón por la que casi nadie conoce su contenido. Es la base ideológica del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Y es el sustento de toda la política frente al “terrorismo” hasta nuestros días. Incluso la mayoría de escritores solo tienen como fuente de consulta la prensa basura y el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, y jamás el manual contrasubversivo ME 41-7 y menos los documentos del rival. Eso se nota con toda claridad en la mayoría de novelas y cuentos publicados hasta ahora, donde predomina la acción armada y sus consecuencias en la población, pero se oculta el telón de fondo político, es decir, la intervención de EEUU, la inteligencia israelí y coreana, los faenones para la élite militar inventando "bases antisubversivas" en todo el país, el enriquecimiento ilícito por tráfico de drogas usando barcos de la marina y aviones y helicópteros de la FAP: el narco estado puro, origen de todas las riquezas de los políticos fujimoristas y de derecha.

Al igual que en los discursos coloniales, cuando los antiguos peruanos de repente veían ángeles y santos volar sobre sus cabezas, a Santiago Mata indios defender las ciudades frente a los enemigos idólatras, y al Inca Garcilaso, Guaman Poma, Santa Cruz Pachacuti y otros peruanos defender aquello que los exterminaba, aquí surgieron “testimonios” que veían a los "terroristas" matar a miles de campesinos, comerse a los niños y asesinar vaquitas y pollitos. “Yo los vi con mis propios ojos”, decían. Dos mundos paralelos donde se repetía el mismo escenario bajo sanciones parecidas: los mandatos de los Concilios Limenses del siglo XVI y el Manual de Contrainsurgencia ME 41-7. Para mí, la sorpresa sigue siendo política. Es decir, hay que reconocer que la burguesía es práctica y sabe sobrevivir.

EEUU acusó de todos los males imaginables a los nazis, pero cuando ganaron la guerra no dudaron en reclutar a todos los nazis al servicio yanqui, que incluso dirigió su servicio espacial. En el Perú, terminada la guerra el año 1992 con la captura del líder maoísta, los dueños de los medios de producción y financieras desataron un carnaval de negocios mediante la venta de empresas públicas, paraísos fiscales y narcotráfico, que los enriquecieron como jamás había ocurrido en nuestra historia. Incluso, mediante Fujimori, visitaban al derrotado líder maoísta y le llevaban presentes. Pero esto, que ocurría entre los que tenían el poder y manejaban la economía, no ocurría entre el yanaconaje de los políticos asalariados de derecha y de la izquierda supérstite.

Para estos políticos asalariados y la prensa basura la batalla psicosocial continuó, y el “terruqueo” se hizo moneda común contra obreros, campesinos, pueblos originarios, empleados, ambulantes y familiares de los presos políticos. La burguesía no se dio el trabajo de decir (de ordenar) que la guerra había terminado hacía cerca de treinta años y que los instrumentos usados entonces, ese psicosocial del “terrorismo”, ya había cumplido su función y que estábamos ante otros peruanos derrotados, cumpliendo prisión o muertos. Y siguió la ofensiva judicial, militar y política: alargaban sentencias ilegalmente, abandonaban el cuidado de salud de los sentenciados, destruían las tumbas de sus muertos, prohibían trabajar a los excarcelados y sometían a vigilancia a las familias. Hace poco detuvieron a un “peligroso terrorista” de 92 años que apenas podía pararse en pie. Y para poner la fresa sobre el pastel, inventaron el delito de “apología del terrorismo” con el fin de prohibir investigaciones distintas del discurso oficial.

Los maoístas y emerretistas no solo fueron derrotados; también fueron los primeros en ser llamados "terroristas". Y seguirán siendo llamados "terroristas" cualquiera que disuene del capitalismo neoliberal de nuestros días, cualquiera que piense distinto, cualquiera que no diga chicheñó (“si señor”)  o elija otros rumbos.

Cómo no sorprenderme de cuánto del presente servía para comprender el pasado colonial; o al revés, cómo el pasado nos mostraba que seguíamos con los mismos lastres coloniales, que no habíamos cambiado casi nada excepto de discursos y que la realidad seguía siendo una historia insostenible. El orgullo peruano está construido a partir de nuestros rebeldes inolvidables: desde Manco Inca, Kawide, Túpac Amaru, Rumiñawi, Challcuchimaq y el genial Kisu Yupanqui que aplastó a cuatro compañías de españoles, hasta Juan Santos Atawallpa, Rumirato, Runcato, Perote, Pacaya, Sharián, Túpac Amaru II y su formidable primo Diego Cristóbal, Mariano Melgar, José Olaya, Miguel Grau, Andrés Avelino Cáceres, Javier Heraud... Nuestra memoria y nuestra identidad están llenas de esos nombres y de su mensaje de rebeldía.

Por ello, hay un hecho que es bueno recordar: en las guerras, prevalece el discurso del vencedor. No prevalece la verdad. De ahí que a menudo nuestras ideas no son nuestras ideas, son las ideas del vencedor que hemos asimilado consciente e inconscientemente. Salir del círculo vicioso que aplaude las humillaciones y celebra la pobreza es un primer paso. Reconocer que los discursos del vencedor no son nuestras palabras también es un paso importante. Crear otras miradas, construir nuevas ideas y encaminarnos por las voces que eliminen los remanentes coloniales y aplasten las miserias contemporáneas es nuestra ruta. Hay tantos caminos que nos unen. Pero jamás las ideas del opresor. Y entonces diríamos como Darcy Ribeiro:
"...me puse al lado de los obreros y me derrotaron.
Pero nunca me puse al lado de los que me vencieron.
Esa es mi victoria".

domingo, 24 de mayo de 2020

El arte y la pandemia. Declaraciones del artista plástico Bruno Portuguez


Bruno Portuguez: “Parece que toda la vida hemos vivido con algún tipo de pandemia, porque nunca se hizo nada a favor de la cultura y el arte”

TVRobles pudo conversar con el artista Bruno Portuguez Nolasco acerca de su producción artística en medio de la pandemia.*


Robert Laime.                                               

El estado de emergencia nacional, como medida ante la propagación de la COVID-19, sigue en vigencia y varios sectores, como el de Cultura, han sido afectados. Los artistas han visto paralizados sus actividades, pero no su creación.
Ante este contexto, TVRobles pudo conversar con el artista plástico bellasartino Bruno Portuguez Nolasco para recoger sus reflexiones de la pintura y la situación del arte en el Perú.

1.- ¿Cúal es la posición actual en que vive un artista plástico durante esta cuarentena?
Lamentablemente, la gran mayoría de pintores han sido hackeados no solo por el coronavirus, sino también por la economía y la falta de materiales. Esto fue sorpresivo y todo se cerró de un momento a otro. Por otra parte, ya se venía percibiendo hace unos años atrás una acelerada crisis que afectó, como siempre, al sector más débil de la economía, que es el arte, y con ello la cultura. Las galerías comerciales entraron en bancarrota, motivo por el cual algunas galerías conocidas cerraron y con ello las ventas se detuvieron. La situación actual no ha hecho más que acrecentar y agravar la situación de los pintores, llegando en muchos casos a ser muy delicado. Mas no así, para un pequeño grupo de pintores protegidos por el mercado y por el sistema reinante. Ellos mantienen sus privilegios y mantienen también su indiferencia e insensibilidad para con los demás, incluyendo sus propios colegas.

2.- Se va cumplir casi dos meses de estado de emergencia, medida que ha paralizado a todo el país y el sector Cultura, así como otros, ha sido uno de los más afectados ¿Qué rutinas o actividades está cambiando en su profesión como artista?
De hecho que todo esto no sólo va a cambiar el sector artístico, también va a incidir en el sector cultural, educativo, económico, salud, etc. Por ejemplo, en el ámbito pictórico, durante todo el año van a estar cerradas las galerías comerciales y culturales de todo el país. Esto quiere decir que no habrá exposiciones presenciales, todas serán virtuales y, por lo tanto, las ventas serán escasísimas o casi nulas. Y después, una vez abiertas estas ¿a quién le va a interesar adquirir o comprar algo de este rubro, habiendo otras prioridades como alimentos, medicinas, pago de universidades, colegios, etc? Habrá que inventar o crear alternativas para la difusión o ventas de nuestros trabajos: las redes sociales por ejemplo.

3.- En cuanto a su producción artística, ¿estar en aislamiento lo ha animado a producir obras como retratar el ambiente urbano desde su ventana?
Terencio, aquel gran poeta latino sentenció hace más de dos mil años esta frase: “Soy un hombre, nada de lo que es humano me es indiferente”. Efectivamente, más que desde mi balcón, como ser humano antes y después como pintor, de lo profundo de mi alma y de mi interioridad, me siento comprometido y conmovido por todo lo que pasa en nuestro país y en el mundo. Es algo catastrófico, dantesco, esta guerra no convencional y silenciosa que cada vez cobra más vidas, nos lastima, nos conmueve y hasta nos mata. Como hombre y como pintor no estoy exento de ello, estoy tratando de conseguir materiales y avanzar con dos trabajos que testimonien lo que nos acontece.

4.- ¿Difunde sus obras por medios virtuales?
Efectivamente, hoy en día las redes sociales son vías de difusión muy primordiales, importantes y necesarias para todos nosotros. En mi caso particular, las utilizo sobre todo cuando hago una exposición individual o cuando hago alguna presentación de mis libros Retratos de Viento y de Fuego. Por otro lado, son amigos o personas que se han adherido a mi propuesta, aprecian mi trabajo y ellos son los que más difunden mis pinturas por estas y otros medios.

5.- ¿Cómo ve la reacción e interacción de su público objetivo ante esta situación?
Tengo la gran suerte que en esta parte de mi camino, hay un gran público que sigue de cerca mi trabajo, y aunque no parezca, la mayoría son esencialmente jóvenes de distintos niveles sociales, económicos y culturales. Por eso, pienso que mi pintura respira futuro. Por otro lado, reconocidos intelectuales me piden algún retrato para carátula de sus libros pronto a editar. Son todos ellos, junto a jóvenes pintores, que están atentos a mi trabajo. Además hay algunos requerimientos para artículos, entrevistas, reuniones mediante el Zoom, etc. Hoy día las redes sociales cumplen ese trabajo tan vital.

6.- Ahora en esta cuarentena, como califica el mercado de arte. ¿Se sigue comprando arte?
La verdad es que en nuestro país y en el mundo se venden pinturas buenas o malas, pero poco o casi nada de arte. Hay un desconocimiento que es motivo aclarar, una cosa es pintura y otra muy distinta arte, así como también una cosa es ser pintor y otra cosa es ser artista. Me voy a servir de una frase concreta del genial malagueño Picasso, cuando le preguntaron la diferencia entre pintor y artista. Respondió: “Un pintor es aquel que pinta para vender y un artista, vende lo que pinta”. 
En el mundo del arte hay un bien montado aparato que solo le interesa vender pinturas, más casi nada de arte. Y lo conforman: marchands (vendedores de arte), críticos de arte, galerías comerciales, prensa, etc. que venden preciosas pinturas bien realizadas, decorativas y al gusto del cliente con mucho dinero pero falto de sensibilidad y cultura. Eso es lo que se exhibe y se vende en estas galerías. No por algo el escritor español Pérez Reverte dijo: “Hay más arte en las calles que en las galerías”. Un neoliberal convicto y confeso como nuestro nobel Mario Vargas Llosa dice al respecto: “El único criterio más o menos generalizado para las obras de arte en la actualidad no tiene nada de artístico; es el impuesto por un mercado intervenido y manipulado por mafias de galeristas y marchands y que de ninguna manera revela gustos y sensibilidades estéticas, solo operaciones publicitarias, de relaciones públicas y en muchos casos simples atracos”. En cuanto a mi trabajo, siempre traté de estar alejado de este vil mercado para proteger y preservar mi obra y no convertirlo en una simple y vulgar mercadería.

7.- Hasta ahora no se han puesto en marcha estrategias concretas para solucionar los efectos de la pandemia del COVID-19 en el sector Cultura. ¿Qué medidas cree que podría tomarse para evitar el colapso de iniciativas culturales y el trabajo de los artistas?
A mi entender, parece que toda la vida hemos vivido con algún tipo de pandemia, porque nunca se hizo nada a favor de la cultura y el arte. Todos los gobiernos de turno, amén de los ministerios de Cultura o de Educación, estuvieron de espalda a estos y otros sectores como lo son de Salud, Turismo, etc. Todos siguieron un patrón impuesto por grandes intereses y capitales foráneos, ajenos a nuestra realidad y a los intereses de la gran mayoría. Siendo esto más evidente en nuestro sector ¿Por qué? Simplemente porque ellos saben que el arte y la cultura crean conciencia, despierta inteligencias, eleva ideales y ayuda a la transformación del hombre y su entorno social. Y eso, es muy peligroso para sus intereses, pero no para el nuestro. Por eso que creo que no va haber un cambio significativo e importante. Tenemos que resistir y buscar otras alternativas para no morir en el intento.

8.- Después de que se haya levantado la cuarentena, ¿qué proyecciones artísticas tiene pensado realizar?
Este año tenía unos proyectos establecidos, algunas exposiciones individuales como en San Isidro, en la Universidad Nacional de Ingeniería, en el Colegio de Ingenieros de Miraflores, etc. Espero que en el próximo año se realicen sin ningún problema. También tenía proyectado la presentación del tercer tomo de mi libro Retratos de Viento y de Fuego en alguna feria de libro tanto en Lima como en provincias. Mientras tanto, continúo realizando algunos retratos que formarán parte del cuarto tomo de Retratos de Viento y de Fuego, y también, terminar algunas pinturas y continuar con mis clases no presenciales en la Universidad Ricardo Palma, entre otras actividades.

9.- Para finalizar, ¿qué mensaje de ánimo le daría a sus colegas artistas?
Que el arte es un camino hermoso, apasionado y lleno de sacrificios y bendiciones, pero hay que trabajar muchísimo y con la mayor sinceridad posible. Además, hay que tener mucha paciencia y tener piel de rinoceronte para soportarlo todo. Pueda que al principio no se entienda el trabajo y que nadie o casi nadie lo acepte, pero si este es honesto y verídico, poco a poco se irá comprendiendo y aceptando y al final, se va a imponer, pues, como afirmaba el maestro Rodín: “Lo que es verdad para un hombre lo es para todos”. Y por último, que no desmayen en este intento, mucha fuerza espiritual y mucha práctica. Nuestro pueblo peruano tanto tiempo explotado y expoliado, aún sigue viviendo y luchando. Ese es un gran ejemplo a seguir.

10.- Gracias por concedernos su tiempo para esta entrevista.
¡Muchísimas gracias!

* Comunidad de estudiantes voluntarios de la UNMSM Y UNI que se dedican a la difusión del Arte y la Cultura en su amplia diversidad