Caricatura de Carlos Tovar, Carlin. La alcaldesa de Lima impedida de defenderse por Jurado Nacional de Elecciones. |
"NO", A LIMA LA HORRIBLE
Gonzalo Vega Miranda
Es casi un hecho que la revocatoria a Susana
Villarán es una patraña orquestada por Castañeda para asumir nuevamente la
alcaldía de Lima, de esta manera, trataría de obstaculizar las investigaciones
que se vienen realizando a su gestión, siendo el caso más emblemático el pago
irregular de casi 36 millones de soles a la empresa fantasma Comunicore [1],
proceso penal en el cual el ex alcalde se encuentra involucrado; por otro lado,
“el mudo” retomaría los negociados, la gestión turbia, con comerciantes
mafiosos de la “parada”, o con transportistas que prefieren la informalidad y
el desorden. Pero sobre todo, el ojo está puesto en las “coimisiones” que le
darían los aproximadamente 1,800 millones de dólares que tiene la Municipalidad Metropolitana de Lima aún por
concesionar en proyectos de inversión.
La consulta popular empezó hace un año cuando el impresentable “Marcoturbio”, personaje inmundo, con un cinismo delirante y una rapidez espeluznante adquirió el Kit electoral y recolectó 400,000 firmas (entre verdaderas y fabricadas, no interesaba), el fin justifica los medios. Últimamente presenta financistas que no pueden pagar ni el consumo de electricidad, al más puro estilo del Fujimontesinismo. Algunos personajes revocadores estuvieron vinculados al SIN de Montesinos por supuesto.
La revocatoria es una medida de control y derecho ciudadano creada para destituir autoridades elegidas que no cumplan correctamente la función para la cual fueron confiadas. En teoría es una herramienta legal para hacer más eficiente la gestión pública; sin embargo, estamos en el Perú y el refrán “hecha la ley, hecha la trampa”; cae como anillo al dedo a los “delincuentes de saco y corbata”. Es así que, el ex alcalde y compañía, haciendo un mal uso de ese derecho ciudadano, satisface sus apetitos particulares, cuyos fines son distintos a los verdaderamente democráticos. En consecuencia, respaldados por esa figura legal, acusan sin pruebas a la alcaldesa de ineficiente, corrupta y otras barbaridades, haciendo peligrar la continuidad de una gestión que es todo lo contrario: transparente, proba y eficiente.
Es penoso revisar las últimas encuestas para comprobar que solo hubo una disminución poco significativa de apoyo al SI y un incremento muy tímido a favor del NO, promediando cifras de diferentes encuestadoras vemos que aprox. el 56% de limeños tienen aún la intención de revocar a Susana Villarán. Siendo optimistas, habría una luz de esperanza, que dependerá en buena medida de la muñeca que tenga la alcaldesa en estos dos últimos meses para contrarrestar la opinión desfavorable sobre todo en los sectores C, D y E., que es donde más rechazo tiene.
Sin embargo, se encuentra con las manos atadas, por cuanto, al parecer, la mafia ha influenciado en el Jurado Nacional de Elecciones y no le permite defenderse de la “guerra sucia”, pero lo peor es que tampoco la deja trabajar, impidiéndole anunciar a los limeños no sólo de las obras que culmina y entrega a la población, sino cualquier información en general. Al parecer la institución electoral pretende una auto revocación.
Pero la mafia sigue atacando, sabe que todavía
no la tiene fija, se da cuenta que en la opinión de los limeños no ha calado
bien el mensaje, por cuanto el argumento de la gestión ineficiente y corrupta
choca con la ejecución real de más de 1,200 millones de dólares invertidos en
proyectos de infraestructura, con el reordenamiento del transporte público, con
el traslado del Mercado Mayorista, con las 2,000 escaleras construidas, con una
gestión transparente, con participación ciudadana, con el establecimiento del
orden y la instauración de la formalidad. En consecuencia, los revocadores
han pasado de una solapada a una abierta “guerra sucia”. En los medios y en las
calles acusan a la alcaldesa de “corrupta”, “pituca”, “lady vaga” y cuanta
grosería se les ocurre. La experiencia nos ha enseñado que el barro vertido en
ventilador penetra sobre todo en los sectores C, D y E que son mayoritarios y
deciden siempre las elecciones en el país, y es justamente donde Susana
Villarán tiene las peores cifras.
Ahora bien, parece un contrasentido que la alcaldesa, que proviene de las canteras de la izquierda tenga ahí la mayor oposición, sin embargo, no nos extraña ese hecho, por cuanto muchos gobiernos han hecho uso del “clientelismo”, para conseguir sus votos y sentirse populares. Y es así como han trabajado los mafiosos, regalando bolsas de frejoles a cambio de firmas, dejando un mensaje que la pituca no se preocupa de los pobres.
Susana Villarán no ha encontrado la fórmula para ganar su afecto, por cuanto la política de transparencia, de ordenamiento de la ciudad, de participación, no satisface a los pobres, no sienten los beneficios, la democracia "no se come". Es mejor que priorice obras y servicios que sean palpables y concretos, no obstante la tiranía del tiempo.
Nunca es tarde para corregir errores, creo que uno de los últimos que está cometiendo Villarán es no escoger bien a sus voceros, yo no tengo nada contra Anel Townsend y Claudia Dammert, me parecen dos personas respetables, pero no llegan a esos sectores sociales donde la alcaldesa necesita con más urgencia revertir sus votos, incluso la segunda de las nombradas pronunció una infeliz frase racista en un programa de televisión que debe haber aumentado su rechazo en D y E.
Es lamentable que está elección, como anteriores, terminen cayendo en los más bajos sentimientos, sobre todo los del bando revocador, con insultos racistas, injurias personales, mentiras, para ganar el referendo, en lugar de discutir los grandes problemas de Lima, como son la inseguridad ciudadana, la contaminación, el tratamiento de aguas residuales, el reordenamiento del transporte, entre otros muchos problemas.
Lima, 17 de enero 2013.
[1] http://www.desdeeltercerpiso.com/201...-y-comunicore/ “Uno de los líos más gordos en los que
está involucrado Luis Castañeda Lossio (ex alcalde de la Municipalidad de Lima)
es el extraño pago de una deuda de la Municipalidad Metropolitana de Lima a una
empresa fantasma llamada Comunicore. Aquí, un resumen de lo revelado:
(...)
16 de diciembre de 2009: Daniel Yovera
del Diario Perú.21 revela que, en septiembre de 2005, la Municipalidad
Metropolitana de Lima se había comprometido a pagar una deuda de 35 millones de
soles a Relima, la empresa encargada de la limpieza de la ciudad, en el plazo
de 10 años. Poco después que se terminara de formalizar las condiciones del
pago, el 20 de diciembre de 2005, la empresa Comunicaciones Corporativas y
Representaciones S.A. (Comunicore) compró la deuda a Relima por 14.5 millones
de soles. En enero de 2006, la Municipalidad pagó en una sola armada la deuda
original de 35 millones de soles a Comunicore. Luego de ello, la empresa
desapareció del mapa.
17 de diciembre de 2009: El Comercio
revela que el RUC de Comunicore estaba ahora a nombre de Grupo Esaróstica
Contratistas Generales S.A. La empresa, con esta nueva denominación social,
tenía como nueva gerente general a Margarita Esteban Aróstica, en cuyo DNI
figura que es analfabeta. Comunicore tenía acumulada una deuda por tributos con
la SUNAT por un monto de S/.10.905.00.
18 de diciembre de 2009: Perú.21 revela
que ex directivo de Comunicore, José Luis Pinillos Broggi, es casado con una
sobrina del exalcalde de Lima, Giuliana Belaúnde Lossio. Su hermano, Martín
Belaúnde Lossio, fue financista de Ollanta Humala y, en el año 2000,
colaborador en temas financieros en la campaña presidencial de Castañeda.
3 de febrero de 2010: Daniel Yovera
confirma que Comunicore se transformó en Esaróstica Contratistas Generales (en
una notaría en la provincia de La Oroya), que sus tres directivos nuevos son
humildes personas que no sabían de su aparición como directivos de una empresa
y que su primer domicilio como Esaróstica corresponde a la actual oficina de
Miguel Garro, el ex funcionario de Relima que negoció el pago de la deuda con
la Municipalidad de Lima. Por cierto, el dinero que le pagaron a Comunicore fue
enviada al extranjero.
Al día siguiente de esta publicación, 8
regidores pidieron investigar el pago de la deuda a Comunicore. Ya se imaginan
que, en la chacra del ex alcalde en la que se ha convertido la Municipalidad de
Lima, se negó cualquier investigación sobre la materia.
18 de febrero de 2010: Para complicar
más las cosas, Perú.21 da a conocer la existencia de versiones contradictorias
en torno a las partidas que fueron utilizadas para el pago de la deuda a
Comunicore. De hecho, dos regidores indicaron que nunca se les informó del pago
en las Sesiones de Consejo. Estas contradicciones fueron investigadas por la
Contraloría General de la República."
Caricatura de Carlos Tovar, Carlin. Jorge Rendón señala que a pocos meses de ser elegida como Alcaldesa, ya se había solicitado la revocatoria de Susana Villarán. |
LA PRETENSIÓN REVOCATORIA COMO MANIPULACIÓN
Por: Jorge Rendón Vásquez
¿Por qué la derecha quiere tumbar a la Alcaldesa de Lima?
La expresión derecha comprende a un conglomerado de
empresarios (muchos de los cuales prefieren no dar la cara, aunque paguen, y
mucho), políticos profesionales, aficionados y aventureros que los sirven,
polillas que devoran los recursos públicos infiltradas en los alvéolos del
Estado o que esperan su turno para meterse, y cierto número de ciudadanos de
las clases altas y medias, simpatizantes fervorosos o practicantes de la
explotación de los trabajadores y acendrados cultores del racismo.
Encuentro dos motivos:
1) La Alcadesa de Lima es, a su juicio, alguien de su clase a la que
debe castigar por haber osado ganar la alcaldía de Lima Metropolitana con el
apoyo de la izquierda, es decir como hablan entre ellos, de “esos cholos y
zambos” de las barriadas y los callejones, y estar haciendo un gobierno pasable
que podría entusiasmar a sus votantes; y
2) Debe enseñarles, de nuevo, a “esos cholos y zambos” quién manda en
este país, birlarles su victoria electoral y probarles que los puede manipular
como quiera.
La Alcadesa de Lima, Susana Villarán, pertenece a una familia
oligárquica venida menos, y se inclina, según sus declaraciones, hacia el
neoliberalismo. En las elecciones de 2006 postuló a la Presidencia de la
República con una lista autocalificada de izquierdista, pero enemiga acérrima
del Ollanta Humala populista de ese momento. Llegó al 0.62% de los votos. Al
ganar la alcaldía de Lima en 2010, con las justas, el triunfalismo se le subió
a la cabeza, persuadida de que la había logrado por sí, y no porque gran parte
de la masa popular se vio obligada a votar por ella frente a la
candidatura agresivamente derechista de Lourdes Flores Nano.
Desde entonces, la derecha la puso en la mira. A los pocos meses del
comienzo de su gestión empezó una campaña para revocarla. En uno de mis
comentarios, señalé que esa tentativa era ilegal, porque los procesos de
revocación de alcaldes sólo proceden luego haberse cumplido el primer año de su
gobierno. Ilustrada por sus abogadazos, la derecha también lo sabía, pero
desencadenó igual esa campaña. Fue evidente que lo hacía para someterla y para
que le entregara el control del gobierno municipal. Susana Villarán no lo
admitió y continuó sus planes y obras, vigilada por sus electores. Sintiéndose
desafiada, la derecha contraatacó impulsando el proceso de revocatoria. Buscó
unos cuantos testaferros, los colmó de recursos para el pago de las cédulas, la
recolección de firmas, la propaganda, sus honorarios (hay que llamarlos de
alguna manera) y otros gastos, y les suministró el apoyo de la prensa escrita y
hablada del poder mediático. Y fue avanzando. Logró la convocatoria del acto
electoral y arreció su propaganda. Sin embargo, su propósito no subía en las
encuestas. Faltaba algo.
Uno de los publicistas a cargo de la orientación de la campaña,
observando un día las fotografías de la Alcaldesa y del abogado alquilado para
pedir la revocatoria, se fijó en que aquélla es blanca, y éste mestizo con
fuertes trazos indios. La idea le vino en el acto: había que propalar en las
barriadas y barrios populares que la Alcaldesa es una pituca inútil y
contrastar su fotografía con la del abogado revocador. El argumento pareció
gustarle a la gente pobre, cuya fobia guardada contra la pituquería espera un
momento favorable para desbordarse, aunque la intención sea equívoca, y pronto
en muchos su antipatía hacia “la pituca” fue creciendo, remachada por una
arrolladora campaña del poder mediático. Este recurso desbordante de hipocresía
recompensó a los revocadores con un avance a su favor en las encuestas.
La derecha se ha metido así en un juego que sus testaferros y agentes le
han hecho consentir es muy hábil, porque lograrán con él, así lo creen, arrear
a la gran masa de electores de los barrios populares de Lima a votar contra “la
pituca”, dando por sentado que nada podrá iluminar su conciencia ni hacerles
darse cuenta de que están siendo manipulados.
La derecha juega, por lo tanto, con su soberbia de siempre. En otros
tiempos, esa masa electoral, mayoritariamente mestiza e india, carecía del
derecho de elegir. La política era un asunto exclusivo de blancos. Con la
igualdad ante la ley y el voto universal, las mayorías mestizas e indias son
una fuerza decisiva a la que tiene que halagar, bailar con ella, mediatizar y,
finalmente, dirigir como la condición para acceder al gobierno.
Al estigmatizar a la Alcadesa como “pituca”, la derecha, despótica,
pagada de sí misma y pituca ella misma, está abriendo el camino
contraproducente para generalizar la fobia contra los pitucos y su racismo.
Recuerdo que mi madre solía decirme: “No hay mal que por bien no venga”.
No hay una razón valedera para revocar a la Alcaldesa. Su gestión es
correcta y está ejecutando obras necesarias y tratando de superar la
laberíntica congestión vehícular. En todo caso, no es peor que la de los
alcaldes anteriores.
Lo que más tendría que suscitar la indignación de los ciudadanos de los
barrios populares es la pretensión de la derecha de utilizarlos como si fueran
infradotados, incapaces de reflexión o ciudadanos de segunda, tercera y cuarta
categoría, como los calificara el anterior Presidente de la República, Alan
García Peréz, otro gestor de la revocatoria.
Las elecciones para revocar o no a la Alcaldesa serán, por eso, en el
fondo un test o una prueba del grado al que puede llegar la pretensión de la
derecha de manipular a los votantes de las clases populares.
(24/1/2013)
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