La investigación y generación de virus de influenza en laboratorio genera fundados temores en la comunidad científica mundial. |
Hace unos años escribí en la revista Reflexión y crítica (1997:322) sobre las
condiciones éticas de la práctica científica, cuyo propósito último es generar
bienestar para la humanidad. Este enunciado básico de compromiso ético del
investigador con los resultados de sus descubrimientos se ve constantemente
asediado por la voracidad de las transnacionales interesadas en agenciarse
pingües ganancias aun poniendo en riesgo la vida de sus usuarios. En un mundo
globalizado y de competencia salvaje por el mercado se ha tergiversado el fin
esencial de la investigación científica: Lo importante ya no es la solución de
problemas de salud o conocimiento del universo, sino generar patentes y hacer
dependientes a sus usuarios del producto que a la larga puede perjudicarlo.
Los científicos de hoy, ya no son productores
individuales de algún nuevo conocimiento, como ocurría hasta hace 50 años; el trabajo científico se realizaba con escasos recursos y mucho sacrificio, el
éxito significaba generar nuevas teorías y explicaciones en un complejo mundo
en desarrollo. Hoy muchos científicos trabajan para grandes
corporaciones, cuentan con financiamiento y recursos nunca antes vistos, el
circuito del empleo lo ha convertido en un engranaje del mercado, al cual debe
generar grandes ganancias.
Culminada la guerra fría, los laboratorios
que recibían subrepticiamente financiación gubernamental para una posible guerra
bacteriológica y fabricación de armas bio-químicas, debieron abrir un nuevo
frente para hacerlas más viables y comerciales ante los ojos del mundo y
subsistir en una etapa de crisis, que reduce la ganancia sobre la inversión
en investigaciones prohibidas.
Tal como se destapó en el escandaloso caso de la propagación del virus de la influenza H1N1 (“gripe porcina”). Los organismos internacionales relacionados con investigación en salud OMS (Organización Mundial de la Salud) y el organismo del gobierno norteamericano NSABB (National Science Advisory Board of Biosecurity) exigieron una moratoria sobre la investigación del virus de la influenza H5N1 (ver Science Vols. 338, p. 1271; 339, p. 16 y 341, p. 601) recomendaron normas estrictas para controlar la financiación para el estudio del H5N1, dirigidas por Ron Fuchier del centro Erasmus de Rotterdam y Yoshihiro Kawaoka de la Universidad de Wisconsin. David Malakoff (2012:1271) ha resaltado el fundado temor que se cernía a finales del 2012 e inicios del 2013:
Tal como se destapó en el escandaloso caso de la propagación del virus de la influenza H1N1 (“gripe porcina”). Los organismos internacionales relacionados con investigación en salud OMS (Organización Mundial de la Salud) y el organismo del gobierno norteamericano NSABB (National Science Advisory Board of Biosecurity) exigieron una moratoria sobre la investigación del virus de la influenza H5N1 (ver Science Vols. 338, p. 1271; 339, p. 16 y 341, p. 601) recomendaron normas estrictas para controlar la financiación para el estudio del H5N1, dirigidas por Ron Fuchier del centro Erasmus de Rotterdam y Yoshihiro Kawaoka de la Universidad de Wisconsin. David Malakoff (2012:1271) ha resaltado el fundado temor que se cernía a finales del 2012 e inicios del 2013:
"La controversia empezó después del año 2011, después que dos equipos de investigación –incluido uno liderado por Fouchier- mostró como alterar el virus, el cual normalmente infectaba aves podía trasladarse entre mamíferos. Atemorizando tanto por la “ganancia de función”, experimento podía permitir que terroristas o un accidente de laboratorio inicie una mortal pandemía humana, críticos demandaron un control estricto del experimento que podría ser usado para bien o mal".[1]
En estos días, el temor que dichos
experimentos han continuado se debe a que se ha admitido públicamente que se
está financiando otra investigación sobre la gripe aviar con una nueva cepa:
H7N9.
Imagen de virus desprendiéndose de una célula. |
Generar en laboratorio el virus H7N9, nuevamente
hace latente el peligro de infectar a la población con un agente pandémico artificial, en lugar que la naturaleza genere sus
propios códigos de mutabilidad. La alerta mundial se presentó en Shangai
(China), un brote de gripe aviar se detectó en 130 casos en marzo de este año, causando
43 muertos. La rápida mutabilidad del virus H7N9 causa preocupación: el sistema
inmunológico humano tarda en preparar la respuesta natural frente al virus. Se
ha calmado a la población diciendo que el brote está controlado, pero hay dudas
sobre la efectividad de controlar el comercio de aves vivas y los focos de
virus emergentes.
La propagación intencional del virus tiene consecuencias y aplicaciones funestas: En el caso de un conflicto entre
naciones, la primera medida de ataque contra otro país sería la de propagar un
virus de rápida mutabilidad, pandemia que resultaría mortal en una población con
un débil sistema inmunológico, lo que ya hemos vistos con la propagación de la
viruela traída por los españoles a territorio mexicano y peruano a inicios del
siglo XVI. Las consecuencias fueron catastróficas, el colapso demográfico
indicó una alta mortalidad y reducción de la población aborigen.
Los efectos de la propagación de viruela entre los nativos méxicanos fue catastrófica. |
La alerta sobre
diseminación del virus H7N9 implica detectar a los responsables que vienen
sembrando el virus en determinadas poblaciones que les sirven como gratuitos
“ratones de laboratorio”, se hace necesario también vislumbrar cuales son las
corporaciones farmacéuticas comprometidas con la investigación del H7N9 y que
están desarrollando antivirales que muy pronto introducirán al mercado
obteniendo jugosas ganancias.
Los gobiernos de cada país afectado no sólo deben contar con adecuadas políticas de salud, sino de prevención y estricta vigilancia en bio-seguridad, protegiendo a su población, para evitar que corporaciones farmacéuticas dispersen el virus y generen ellas mismas las demandas en la compra de antivirales que producen. Estamos advertidos, esto ya viene sucediendo y no es necesario ocultarlo afirmando que son epidemias estacionales y que no se puede evitarlas porque se generan de manera natural en el ambiente.
Los gobiernos de cada país afectado no sólo deben contar con adecuadas políticas de salud, sino de prevención y estricta vigilancia en bio-seguridad, protegiendo a su población, para evitar que corporaciones farmacéuticas dispersen el virus y generen ellas mismas las demandas en la compra de antivirales que producen. Estamos advertidos, esto ya viene sucediendo y no es necesario ocultarlo afirmando que son epidemias estacionales y que no se puede evitarlas porque se generan de manera natural en el ambiente.
Referencias
Malakoff, David (2012).
Proposed H5N1 research reviews raise
concerns. Science vol. 338, p. 1271.
(2013). H5N1 research ready as moratorium nears end. Science vol. 339,
p.16.
(2013). Critics Skeptical as Flu Scientists Argue for Controversial H7N9 Studies. Science Vol. 341, p. 601.
Mazzi, Víctor (1997) Posibilidad de una ética del investigador
científico.Reflexión y crítica N° 1, pp. 315-325.
[1] “The controversy began in late 2011, after two
research teams – incluiding one led by Fouchier- showed how to alter the virus,
which normally infects birds, so that it can move between mammals. Fearing that
such “gain-of-function” experiments could enable terrorists or a lab accident to
start a deadly human pandemic, critics demanded stricter controls on science
that could be used for good and evil”.
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