Escribe: Claudio Chipana
Tomado de:
La cultura
la hacemos todos, no es el resultado exclusivo de un grupo privilegiado” (CCHG)
El
escritor latinoamericano ha dicho que que la cultura en su sentido tradicional,
tal como hasta hace unas décadas aquella era entendida, está a punto de
desaparecer, si es que no ha desparecido ya. Pero…
n un
libro reciente, “La
civilización del espectáculo” (2012)
de Mario Vargas Llosa, escritor y premio Nobel de literatura (2010), nos
presenta una visión nostálgica y no menos apocalíptica de la cultura
contemporánea. Nos dice que la cultura en su sentido tradicional, tal como
hasta hace unas décadas aquella era entendida, está a punto de desaparecer si
es que no ha desparecido ya.
La cultura se ha convertido en un
“espectáculo”, es decir en mero entretenimiento, banalidad y frivolidad. La
cultura es ahora un simple pasatiempo, nos dice el escritor.
Su libro confirmaría los temores
ya expresados por otro autor, TS Eliot, quien dedicó un libro (“Notes towards the definiton of culture, 1948″)
a la situación riesgosa de la cultura de su tiempo. En un pasaje citado por
Vargas Llosa el autor de “Tierra baldía” expresa su preocupación por la
“decadencia” de la cultura y de su eventual desaparición.
“La civilización del
espectáculo”, libro
compuesto de seis capítulos y varios artículos colocadas como “antecedentes”,
es a la vez, una reflexión sobre el desarrollo cultural reciente, una
teorización del concepto de cultura al lado de ciertas consideraciones
estéticas, y como hilo conductor de muchas de las elucubraciones sobre
las cultura del novelista es una declaración ideológica liberal.
Para el premio Nobel la tarea
literaria no se enemista con un compromiso político pues cultura y sociedad
están íntimamente imbricados.
Según Vargas Llosa los
intelectuales deben comprometerse con los problemas que le plantea su tiempo.
El compromiso personal de Vargas Llosa es con la noción liberal de
“libertad” y la sociedad “abierta”, concepto tomado del filósofo Karl
Popper, uno de los mentores del escritor. En Vargas Llosa la filosofía d
liberal oscila entre la idea clásica de la tolerancia y la soberanía del
individuo, y la doctrina del libre mercado, es decir, del neoliberalismo.
Más adelante veremos de qué modo
la concepción que tiene Vargas Llosa de la cultura se condice con su postura
liberal en la política.
Hay que recordar que Vargas Llosa
fue candidato presidencial por el movimiento pro libre mercado Fredemo en las
elecciones peruanas de 1990 y que perdiera ante Alberto Fujimori un populista
que devino en dictador. Fujimori actualmente purga condena por delitos de
corrupción y lesa humanidad.
Vargas Llosa alega que la cultura
tal como era 40 o 50 atrás se ha transformado tanto hasta haber devenido
en puro pasatiempo, goce instantáneo y consumo hedonista.
En esta tesis Vargas Llosa no
está solo. Cita y contrasta sus puntos de vista con los de otros autores como
es el caso del filósofo francés Gilles Lipovetsky quien en coautoría con Jean
Serroy ha escrito el libro “La
cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada” (2010).
Para estos autores la cultura
mundo es la cultura de masas, la cual ya no es elitista pero está marcada por
el consumismo individualista a ultranza. Esta cultura hiper consumista sin
embargo a diferencia de Vargas Llosa no ha significado necesariamente el fin de
la cultura sino que lo que hay es una pugna entre el hiper consumismo y la
búsqueda de otras opciones tal como ocurre con los jóvenes hacia estilos de
vida alternativos.
En consecuencia, a diferencia de
Vargas Llosa, Lipovetsky encuentra que hay otras alternativas a la
banalización de la cultura que van más allá de la alta cultura.
Otro autor a cuyas ideas sobre la
cultura pasa revista Vargas Llosa es Guy Debord quien publicó en 1967 “La societé du spectacle”.
Para este filósofo marxista el
“espectáculo” de la sociedad engarza con la noción de alienación tal como
aparece en los Manuscritos de Marx de 1844.
En la sociedad del espectáculo la
representación y la ilusión tienen primacía sobre el ser y el vivir. Debord
encuentra que el fenómeno del espectáculo como un resultado de la alienación y
de la cosificación del hombre y tiene una raigambre social y económica,
no sólo cultural.
De ahí que para Debord resulta
esencial cambiar la sociedad del espectáculo por medio de la acción
revolucionaria. Para Vargas Llosa el espectáculo es una cuestión exclusivamente
cultural. (Continuará…)
Utopías conservadoras, leyendo a Vargas Llosa (II)
Tomado de:
Las utopías conservadoras están en boga en América Latina y
en el mundo Occidental y están a la ofensiva.
Si hay una
ideología que subyace al libro “La
civilización del espectáculo” – CdE (Vargas
Llosa Mario, Punto de lectura, México, 2015), es la ideología
liberal la cual el escritor ha defendido abiertamente como cuando candidato
presidencial. La CdE no sólo es un manifiesto cultural sino también como un
manifiesto político.
El hilo conductor de las ideas
sobre la cultura expuestos en este libro corre parejo con una lógica política
de corte liberal.
Pero dicho pensamiento liberal no
calza únicamente con el pensamiento clásico liberal de la fe puesta en el
progreso y en la tolerancia.
Vargas Llosa va más allá hasta
abrazar el ideario neoliberal aunque en el libro ello quede solamente insinuado
cuando enfila sus ataques a gobiernos como Venezuela y Cuba y otros gobiernos
que han emprendido una ruta anti neoliberal.
Claudio Chipana leyendo su ponencia en Latinoamerican house |
Los regímenes progresistas de
America latina son un freno para la “democracia” y la “libertad”, léase, la
libertad de mercado (Ver “Mario Vargas Llosa: Confessions of a Latin American
Liberal” ).
Cuando fue candidato en 1990 presentó un conjunto de recetas ostensiblemente
neoliberales.
Vargas Llosa ha declarado que se
considera utópico en todo “menos en política” (El País, 29-03-03).
Sin embargo, en línea con la
derecha liberal internacional su pensamiento político encuadra en lo que
se ha denominado la utopía conservadora hoy hegemónica en el mundo occidental.
No es casual que los mentores de Vargas Llosa sean no sólo los pensadores
liberales del siglo de las luces, sino también Popper, Von Mises, Hayek, y
otros propulsores del modelo neoliberal (En 1947 hubo un importante cónclave
del pensamiento neoliberal. Ver “El Neoliberalismo y su concepto del Hombre: La Sociedad
Mont Pelerin”).
Las utopías conservadoras están
en boga en America Latina y en el mundo Occidental y están a la ofensiva. El
neoliberalismo pone el acento en el libre mercado, la privatización y una
escasa participación del Estado.
Vargas Llosa evidencia su postura
elitista en relación a la cultura al postular que la degradación de la cultura
se debe al hecho de que se ha masificado y “democratizado”. Al
democratizarse, dice Vargas Llosa la cultura gana en cantidad pero pierde en
calidad (Vargas Llosa, 2015, p 35).
La masificación de la cultura por
los medios audiovisuales que ha dado lugar al predominio de la imagen, ha
traído consigo la pérdida del lugar que ocupaba la “alta cultura”. Para
revertir ello las elites selectas deben seguir jugando un papel central
en la preservación de la cultura. La salida no es mirar hacia el futuro sino
volver la mirada al pasado, a la era privilegiada de la alta cultura.
“Confieso que tengo poca
curiosidad por el futuro, en el que, como van las cosas, tiendo a descreer”
manifiesta el escritor (Ibid, p. 203). Vargas Llosa refuerza su añoranza por
aquel pasado cuando dice que las elites son necesarias “si no queremos
progresar sin rumbo, a ciegas, como autómatas, hacia nuestra propia
desintegración” (Ibid, p 73).
Así, Vargas Llosa descarta del
todo la posibilidad de que la cultura popular, ya sea en su sentido
bakhtiniano, en tanto respuesta del pueblo frente a la cultura oficial, o como
“low brow culture”, es decir, como opuesta a la alta cultura (“high brow”
culture) pueda hacer renacer la cultura de la banalización en que se
halla. Lo popular como la expresión cultural de los de abajo es tan nocivo como
la cultura de masas creada por las corporaciones mediáticas.
Vargas Llosa no hace mayores
distingos entre ambas manifestaciones de lo popular.
Más allá de las frases
declarativas en defensa de la “libertad” y la sociedad “abierta” Vargas Llosa
va en contra la corriente multicultural en Europa echando mano a argumentos
contra el multiculturalismo y la “corrección política”. Se pronuncia así en contra
del uso del velo islámico en las escuelas francesas. Para el novelista esta es una
decisión “justa y democrática”
(Ibid, p 187).
Las familias musulmanas no deben
preservar su cultura, deben “ajustar su conducta a las leyes vigentes”, o sea
asimilarse a la cultura de la mayoría. Sin embargo adopta un parecer un tanto
distinto cuando sostiene que sectas religiosas como la “cienciología”
“deberían ser no sólo respetadas, sino fomentadas”. Hasta aquí algunas aporías
del liberalismo conservador de Mario Vargas Llosa.
Jeremy Corbyn con los representantes latinoamericanos. A su lado Claudio Chipana. |
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