miércoles, 18 de septiembre de 2019

Rodolfo Kush y el pensamiento seminal*


Escrito en su homenaje al cumplirse 40 años de su deceso, leído en el homenaje brindado por la Universidad Nacional del Oeste de Buenos Aires (7/9/19), a iniciativa del Seminario Filosofías del Sur, que dirige Pablo Aguzin.
Gunter Rodolfo Kush Buenos Aires 25 junio 1922-30 de setiembre 1979.

a primera vez que tuve referencias sobre vuestro pensador, a quien se le rinde homenaje, fue a través de David Sobrevilla[1], quien comentando sobre mi primer libro Presentación de Juan Yunpa, publicación en la que destaqué la presencia de un filósofo Inka superviviente aún en el mundo colonial. Destaca Sobrevilla que en «cuya figura ya había sido destacada por R. Kush (1977:22-24», tomando también la referencia de Phelipe Guamán Poma. Pensé que era el primer «descubridor» del filósofo Inka con mi primera publicación de «juventud». En la patria grande destacaba un pensador original de la hermana república argentina quien confrontó la corriente oficial de negar la valiosa reflexión surgida en nuestras raíces históricas.

Considero que un tema pendiente en mi último libro “Inkas y Filósofos”, respecto enfoque autoctonista en la filosofía no-occidental, es la propuesta de Rodolfo Kush. Para sorpresa mía, por lo que él mismo testimonia, en 1960 dictó conferencias en las universidades de San Marcos (Lima), Cusco y Arequipa, exponiendo sus tópicos de investigación referente al pensamiento Inka[2]. Sobre el tema, Intercambió perspectivas y puntos de vista sobre el pensamiento autóctono con Raúl Porras, José María Arguedas, Luis E. Valcárcel, Quintanilla Paulet (Arequipa) y Raúl Suárez Miraval entre otros muchos. Esto se puede leer en su texto América Profunda.
Personalmente, conocía su obra sólo por fragmentos, lo cual limitó mi comprensión sobre el alcance de su pensamiento dentro de lo que hoy nos proponemos sacar de su “invisibilidad”: la reflexión Inka.

Durante la década de 1960, Kush había transitado por un medio filosófico peruano muy apegado al eurocentrismo reflexivo, acostumbrado a repetir y plagiar pensamientos provenientes de las propuestas europeas. Buena parte de filósofos peruanos  -a quienes llamo “universalistas asuntivos” está formado para desechar lo propio y original que se ha producido en nuestro medio. Rodolfo Kush confronta esta actitud intelectual de influencia colonial instalando un concepto que oscila entre lo perceptible y emocional: «hediento»[3], la actitud de rechazo y estigmatización sobre lo propio. Determina que «hediento» «se refiere a un prejuicio propio de nuestras minorías y nuestra clase media, que suelen ver lo americano, tomado desde sus raíces, como lo nauseabundo, aunque diste de ser así». Al abordar el pensamiento autóctono nuestro filósofo se tomó la molestia de «mostrar el hondo sentido positivo que tiene ese presunto hedor». Buena parte de aquellos filósofos tiene raíces nativas, sin embargo, son los que tienden «a actuar como si fuera un occidental» sumidos bajo un «complejo de inferioridad». Rescata el concepto que José María Arguedas sitúo para tal condición: «aculturado». Nuestro filósofo bonaerense critica acremente la postura del «universalismo occidental» y de sus «procedimientos universalizables».  Manifiesta «Personalmente no creo que ni la universalidad, ni la filosofía tal como se entiende en Occidente». Sostiene que el rigor de su investigación es el rescate de lo autóctono, que tiene por finalidad establecer una condición «mucho más universal de lo que un catedrático occidentalizado puede suponer».

Durante homenaje a Rodolfo Kush. Dina Picotti, Juan Carlos Scanonne, Víctor Mazzi, Carlos Cullen, Pablo Aguzin y Nomberto Ferré. Universidad Nacional del Oeste, Buenos Aires, 7 de setiembre 2019.
Como sabemos, la comunidad de comunicación filosófica peruana rechazó de plano cualquier posibilidad del estudio de la reflexión Inka. Sin embargo, a pesar de dicha “prohibición”, ya mucho antes José Carlos Mariátegui reivindicó el pensamiento autóctono, aunque  se veía atacado desde el conservadurismo de pensadores de orientación procolonial, quienes rechazaban furiosamente sus propuestas dentro de los estudios sociales[4]. Desde la publicación de Wagner de Reyna, La filosofía en Iberoamérica  (1949) la aproximación a lo autóctono se consideró como una “pérdida de tiempo”, porque sencillamente «no existía». Se argumentó que a partir de la dominación colonial hispana todo pensamiento autóctono debió considerarse como “behetría”, es decir, la reflexión originaria tenía como característica la total confusión mental, que no respetaba el canon de la reflexión surgida en Europa. Kush deshechó tal postura, por lo contrario, se pregunta: ¿dentro de qué esquema filosófico cabe connotar nuestra existencia a fin de tomar en cuenta todo lo que pasa con el hombre? ¿Podremos encuadrarlo en un término filosófico que sea realmente propio?
Al publicar El pensamiento indígena y popular en América[5], acopla lo que llamó un “pensamiento seminal”. Distinguiendo la oscilación entre el pensar causal y el juicio emocional que distingue parte del pensar autóctono, la fuente de su existencia: los mallki, wak’a, las ceremonias rituales como parte esencial de pacha en la existencia.

Establece una interesante comparación entre la ontología occidental y los términos de una aproximación en la traducción de la mayor parte de los catequizadores, quienes resemantizaron en sus Vocabularios y Lexicones la lengua del Inka, instalando un conjunto de conceptos traducibles dentro del canon religioso europeo. Torna su mirada a la maravillosa ingenuidad de Guamán Poma cuando describe al filósofo autóctono Juan Yunpa. Destina una mirada profunda para distinguir el “ser y estar” europeo con el “morar” por medio de la comprensión del «Kay» en runasimi o «Cancaña» en aymara.
Acierta Rodolfo Kush en aglutinar los significados de «kay» a la acción en el pensar originario. Recurre a las variantes del yachay (conocer) mediante rikhsikuy, “conocer”, pero el verbo «rikhsiy» también refiere “conocer a otro, conocer a todos los que se trata, o a los de una casa”. Wasi no solo indica “morar”, se extiende como el conjunto de conocimientos establecido y aceptado por sus usuarios, instalados como una comunidad del saber (hamut’aqkuna wasi), respecto a los encuadres de una aproximación del sentido ontológico, existir en cualquiera de las condiciones que se muestra Pacha. En “recuperar el absoluto”, Kush destaca que “estar” no es sencillamente “no más que vivir”, es propiamente “una instalación o radicación en la realidad”, trasciende la simple circunstancia de estar instalados solamente en el presente.” Morar” implica también un tiempo determinado (ñawpa, kaypacha), habitar un determinado espacio (suyu). En sus propias palabras:
Un estar así concebido, constituye el verdadero punto de partida para cualquier análisis del existir. Es al fin de cuentas un estar reducido al habitar, aquí y ahora, que se concreta nebulosamente como algo en torno al cual gira todo. Es lo que se piensa cuando se reconoce el así de la realidad, cuando conmueve la presencia de ésta. Y esto requiere una plenitud, porque como ocurre con el pacha indígena, se abre al mundo de los innombrables. El estar y el pacha parecieran ser la misma cosa.
 Rodolfo Kush prevalece con su distinción original en la consolidación de una reflexión ontológica mucho más genuina; su contribución reside en traducir los contextos de aquella distinción del «ser» que otorga el pensamiento europeo para revelar “existencia” y “presencia” con instalar la condición de «ser» como  «morar», lo que tiene un significado mucho más original y profundo.
En América Profunda es dónde articula el sentido original del pensamiento Inka, mediante el análisis de las oraciones en runasimi que Joan Santa Cruz Yamqui Salcamayhua extrajo de un khipu, tradujo y lo trasladó a la escritura europea.

Rodolfo Kush otorga una interpretación de la dualidad y cuatripartición en el pensamiento Inka. Recurrir a la interpretación de los dos idiomas más difundidos del Tawantinsuyu (runasimi y aymara) le conduce a reinterpretar los datos confusos y reconstruir lo que en Europa se conocía como “filosofía”. El análisis lingüístico y la interpretación son dos metodologías contundentes para el análisis de las oraciones del Yamqui Salqamaywa.
Homenaje a Rodolfo Kush, sede Rectorado de la Universidad Nacional del Oeste. Víctor Mazzi, Florencia Kush (hija de Rodolfo Kush) y Mónica Ruffino.
Proyectando al presente lo valioso de su obra, considero que si Rodolfo Kush hubiera gozado de toda la literatura histórica reciente (Crónicas, manuscritos, Visitas coloniales, Documentos de extirpación de “idolatrías”, entre otros muchos) que emergió después de su deceso, nos plantearía más interpretaciones y retos para descifrar la sabiduría Inka. Considero que, para su época, rompió con la hegemonía eurocéntrica que negaba toda forma de reflexión fuera de la comunidad de comunicación filosófica dominante.

A 40 años de su desaparición física, rindo homenaje a vuestro pensador, hermano nuestro en el latir del mundo andino.

Wiñaytam kawsanki Rodolfo Kush!!!

* Agradezco infinitamente al filósofo Matías Ahumada (Moreno, Buenos Aires) por haberme proporcionado los textos originales de Rodolfo Kusch: El pensamiento indígena y popular en América, 1977 y América Profunda, 1999.

[1] Sobrevilla, D. (1996) La filosofía contemporánea en el Perú. Estudios, reseñas y notas sobre su desarrollo y situación actual. Pág. 394.
[2] Aparte de su visita a Perú, Rodolfo Kush se dio tiempo para investigar el medio autóctono boliviano y la traducción del pensamiento en otra de las lenguas originarias del Perú: el aymara.
[3] Señala: “El hedor es un signo que no logramos entender, pero que expresa, de nuestra parte, un sentimiento especial, un estado emocional de aversión irremediable, que en vano tratamos de disimular. Más aún, se trata de una emoción que sentimos no solo en el Cuzco sino frente a América, hasta el punto de que nos atrevemos a hablar de un hedor de América.”
[4] Véase el caso de la polémica sobre el indigenismo.
[5] El pensamiento indígena y popular en América. (1970, tercera edición 1977, Hachette). Agradezco a Matías Ahumada por haberme proporcionado ambos textos de Rodolfo Kush)

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