domingo, 26 de octubre de 2025

Mariátegui: un creador que repensó la tradición marxista

 




Patricio Gutiérrez Donoso. 

Director del Centro de Estudios del Pensamiento Ibericoamericano (CEPIB). Universidad de Valparaíso.

 Texto leído en la presentación del libro El encuentro Arico y Mariátegui en el marxismo Latinoamericano. Editado por Yuri Gómez. Editorial LOM. 2025

omo bien sabemos José Carlos Mariátegui (1894–1930) es una de las figuras más originales y profundas del pensamiento latinoamericano del siglo XX. Su lectura del marxismo no fue la de un simple intérprete de teorías europeas, sino la de un creador que buscó repensar críticamente la tradición marxista desde la realidad histórica, cultural y social del Perú desde su particularidad nace su universalidad. En un tiempo dominado por la ortodoxia y el determinismo económico, Mariátegui propuso un marxismo vivo, no dogmático, receptivo al mito soreliano, a la cultura y como se han señalado muchos autores a la “herejía”. Desde sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928) pasando por su Defensa del marxismo (1929), su obra representa un intento de traducir en el sentido gramsciano el marxismo a las condiciones concretas de América Latina, incorporando las dimensiones indígenas, comunitaria y de la vida social del Perú, esta manera de abordar el problema del marxismo por Mariátegui es lo que Aricó va a relevar del olvidado al Peruano, ve en el su potencialidad crítica de la ortodoxia, se identifica con él, mismo impulso que realiza Arico después de la salida del PCA y su lucha contra la ortodoxia.


El libro El encuentro: Aricó y Mariátegui en el marxismo Latinoamericano explora las tensiones en la recepción del marxismo, La tesis central que presenta el libro es la relación del marxismo y la realidad nacional en esa tención se daría un desencuentro. El texto se centra a su vez en el desencuentro de Aricó con la política del PCA y la de Mariátegui con el komintern. El horizonte que articula el texto en este sentido, es la afinidad de Aricó con Mariátegui, o más bien el marxismo que pensó Arico (como editor difusor e interprete) y su vehículo de expresión de su construcción critica es Mariátegui, lo planteo como hipótesis a discutir. (marxismo leninismo, heterodoxia, ortodoxia, mito en fin lo que está dé fondo es volver a Marx ).

Libro publicado por José Aricó en 1978

Desde esta perspectiva se puede aproximar al texto en dos niveles de análisis: Mariátegui como el encuentro problemático con la ortodoxia que no permite pensar en una realidad concreta, es decir el marxismo con lo nacional y segundo Arico en su desencuentro con el Partido Comunista Argentino partido que a los ojos de Aricó es un órgano que reproduce los lineamiento acríticamente de la komintern es decir la ortodoxia, es el juego de espejos complementarios entre Aricó y Mariátegui que se van articulando en el texto. 

En este escenario, Mariátegui, autodidacta formado en el periodismo, fue construyendo una visión crítica a partir de su experiencia con las luchas obreras y campesinas. Su estadía en Europa entre 1919 y 1923 fue decisiva: allí conoció el marxismo en su fuente italiana, asistió a la efervescencia del movimiento socialista, a las secuelas de la Primera Guerra Mundial y al surgimiento del fascismo. En Italia entró en contacto con el mundo cultural y político de comienzos de la década del 20 ahí donde refuerza sus ideas y su fe marxismo. 

El marxismo, -piensa Mariátegui- para ser verdaderamente revolucionario, debe ser reinterpretado a la luz de la historia y la cultura de cada pueblo. La revolución socialista en América Latina no podía seguir los mismos caminos que en Europa, porque la estructura de clases, la composición étnica y las formas culturales del continente eran profundamente distintas. La tarea, por tanto, no consistía en aplicar mecánicamente las categorías del materialismo histórico, sino en traducirlas creadoramente, en un ejercicio de pensamiento situado y crítico labor que realiza en la revista Amauta y Arico en pasado y presente.

Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana
también fue publicada en Chile en 1955 (Editorial Universitaria), acompañada 
con el prólogo de Guillermo Rouillón.

En los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, su análisis del Perú revela una mirada totalizante que articula economía, política y cultura. Mariátegui identifica en el latifundio la base material del atraso nacional: una estructura feudal que impide el desarrollo capitalista autónomo y mantiene a las masas indígenas en la servidumbre. El problema indígena, señala, no es racial ni cultural, sino económico. La opresión del indígena se explica por la concentración de la tierra y por la supervivencia del orden colonial en la República. La liberación del indígena, por tanto, solo puede realizarse a través de una revolución social que transforme las relaciones de propiedad y restituya el principio comunitario como fundamento del nuevo orden. 

A partir de estos diagnósticos, Mariátegui formula la idea de un “socialismo indoamericano”. Con esta expresión se refiere a un proyecto revolucionario que, sin renunciar a los principios universales del marxismo, se enraíce en las tradiciones colectivas de los pueblos originarios (atención planteamiento demasiado hereje para el momento ese es eje dé desencuentro). Para él, las comunidades andinas conservaban una forma de comunismo agrario pre-capitalista, una organización basada en la reciprocidad y la cooperación que podría servir de base moral y económica para el socialismo el Ayllu. En esta clave, el socialismo no es una importación europea, sino una reactivación consciente de la memoria histórica de los pueblos. La revolución no se construye sobre la negación del pasado, sino sobre su reapropiación. Mariátegui veía en las comunidades indígenas no un vestigio arcaico, sino una semilla de futuro. El socialismo debía nacer de esa continuidad, de la alianza entre campesinos, obreros e indígenas en una misma lucha por la justicia social y la soberanía nacional.

Uno de los aspectos más originales de su pensamiento es la integración del mito en la teoría marxista. A diferencia de la lectura racionalista y cientificista de muchos marxistas de su época, Mariátegui comprendió que toda transformación profunda exige una dimensión espiritual. La revolución, decía, necesita de un mito, de una fe, de una esperanza colectiva que movilice las energías morales del pueblo. En Defensa del marxismo (1929) escribió que “el mito mueve al hombre en la historia. El mito de nuestra época es el mito de la revolución social”. Así, la revolución socialista es, para Mariátegui, tanto un acto político como una creación cultural. Requiere de una nueva sensibilidad, de una nueva forma de ver el mundo.

Defensa del marxismo de José Carlos Mariátegui, publicado en Chile en
1934, fue reimpreso por el Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Valparaíso (2015)

La originalidad de Mariátegui radica también en su comprensión dialéctica del marxismo. Rechaza tanto el economicismo que reduce la historia a leyes objetivas como el idealismo que desconoce la base material de la vida social. En su pensamiento, lo material y lo espiritual no se oponen, sino que se integran en una totalidad dinámica. Esta perspectiva lo aproxima a Gramsci, con quien comparte la idea de que la revolución debe ser también una “reforma intelectual y moral”. Aunque no tuvo acceso directo a los Cuadernos de la cárcel, -por obvias razones- sus intuiciones son paralelas: ambos piensan la hegemonía como una síntesis entre estructura y superestructura, entre poder económico y dirección cultural. 

José Aricó
Intelectual marxista argentino en el simposio
 “América Latina. Democracia y movimiento Social

Décadas más tarde, el intelectual argentino José Aricó desempeñó un papel fundamental en la recuperación del pensamiento de Mariátegui (el valor de la entrevista inédita es que aborda estos puntos centrales del pensamiento de Mariátegui) dentro del campo marxista latinoamericano. En su libro Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano (1978), Aricó sostiene que el pensador peruano había sido injustamente marginado por la ortodoxia comunista, que lo consideraba un heterodoxo. Aricó descubre en Mariátegui una de las primeras expresiones de un marxismo latinoamericano autónomo, que, sin abandonar el universalismo del marxismo, lo traduce en clave nacional y popular. Gracias a la lectura de Aricó, Mariátegui dejó de ser un pensador local o precursor aislado, para convertirse en el punto de partida de una tradición teórica propiamente latinoamericana. Aricó destacó la capacidad de Mariátegui para vincular el análisis marxista con las formas de organización social preexistentes, y para articular la dimensión política con la cultural, anticipando debates que décadas después ocuparían a Gramsci y a los teóricos de la dependencia. En esta relectura, Aricó reivindica el carácter creador del marxismo mariateguiano y su distancia tanto del positivismo como del economicismo soviético. Al hacerlo, contribuye a situar a Mariátegui en el centro de la discusión sobre la modernidad periférica y las posibilidades de una revolución desde el Sur.

El estudio de Osvaldo Fernández sobre el pensamiento y la obra 
de José Carlos Mariátegui es muy importante.

Las resonancias del pensamiento mariateguiano se extienden hasta el presente. Su crítica al eurocentrismo y su defensa de un socialismo enraizado en las tradiciones latinoamericanas anticipan muchas de las preocupaciones del pensamiento decolonial contemporáneo. Autores como Aníbal Quijano (1988) reconocen en Mariátegui el primer esfuerzo por pensar una modernidad alternativa desde América Latina, basada en la heterogeneidad histórica y en la descolonización del poder y del saber. Enrique Dussel (1990) y Michael Löwy (2011) lo consideran el fundador de un marxismo latinoamericano propiamente dicho, capaz de dialogar con lo popular y con las resistencias culturales frente al capitalismo (el imperialismo en su época). En ese sentido, Mariátegui no solo fue un marxista peruano, sino un pensador universal que hizo del marxismo una herramienta dé análisis dé la realidad rescatando el espíritu del método de la economía de Marx pasar de lo abstracto a lo concreto, para construir un concreto determinado.

En tiempos de crisis, el legado de Mariátegui adquiere una fuerza renovada. Su llamado a un socialismo creador, frente al desencanto neoliberal y la fragmentación cultural contemporánea. Su marxismo no es una ortodoxia, sino un método para pensar críticamente la historia y abrir caminos nuevos.

Libro publicado por Patricio Gutiérrez ubicando la influencia
del pensamiento de José Carlos Mariátegui en Chile

José Carlos Mariátegui fue, en definitiva, un pensador que comprendió que la revolución no es solamente una cuestión económica, sino también una cuestión espiritual. Su marxismo, profundamente herético, articula razón y poesía, análisis y fe, ciencia y mito. Su obra no cierra, sino que abre caminos: nos enseña que pensar críticamente América Latina implica no copiar modelos, sino crear heroicamente, con nuestras propias manos, un socialismo que brote de la tierra y del sentido de nuestros pueblos. Termino señalando que la idea central en la búsqueda dé Mariátegui es que la herejía fortalece el dogma. En este sentido este libro recupera seguir pensando el dogma marxista como herejía radical.

Valparaíso, octubre de 2025

Patricio Gutiérrez Donoso

Magíster en Historia de Chile y de América por la Universidad de Valparaíso, Chile. Licenciado en Historia, Licenciado en Educación y Profesor de Enseñanza media en Historia y Ciencias Sociales por la Universidad de Valparaíso.

Director del Centro de Pensamiento Iberoamericano (CEPIB) del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades, Universidad de Valparaíso. Miembro del núcleo de estudios de Historia Social y Cultural del Mundo del Trabajo, Instituto de altos estudios (IDAES, UNSAM).


domingo, 1 de junio de 2025

Leoncio Bueno: «Los verdaderos poetas son los que no han podido cumplir sus sueños»

 «Ya no hay poetas, solo periodistas. Al sistema no le interesa la poesía. Eres inteligente, sabes escribir, tienes vocación, ¿qué haces? vas a un periódico. Y con tu talento, el talento de que generalmente está dotado el poeta, te conviertes fácilmente en periodista. El sistema utiliza a los creativos con fines comerciales. Toda la vida los ha utilizado, desde la época de Homero.» En un viaje de hace unos meses a Perú nuestro corresponsal y amigo, Gian P. Codarlupo cumplió la misión secreta de entrevistar al poeta leoncio, bueno, en exclusiva por el Suplemento Cultural.

Por: Gian P. Codarlupo

01 de junio de 2025

Tomado de: https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/cultural/2025/06/01/leoncio-bueno-los-verdaderos-poetas-son-los-que-no-han-podido-cumplir-sus-suenos/

 

El poeta Leoncio Bueno en su casa de la Tablada de Lurín, Lima, 11 de agosto de 2024

Leoncio Bulmaro Bueno Barrantes nació el 2 de enero de 1920 en la Hacienda La Constancia, en el distrito de Chocope, departamento de La Libertad. Su recorrido vital incluye la fundación de revistas como Marka (1975) y diarios como El diario de Marka (1980), la militancia política, la cárcel y principalmente la poesía. Ha sido mensajero desde niño de dirigentes anarquistas, peón, periodista, actor de cine, etc. Entre sus libros más importantes tenemos Al pie del yunque (1966), Pastor de truenos (1968), Invasión poderosa (1970), Rebuzno propio (1976) y, La guerra de los runas (1980). A sus 105 años, el maestro, más lúcido que nunca, tuvo la amabilidad de recibirnos en su casa de la Tablada de Lurín, Lima, donde tuvimos esta conversación en exclusiva para El Suplemento Cultural.

 

El poeta Leoncio Bueno en su taller El Tungar en el distrito de Breña, Lima.

Quisiera empezar esta entrevista preguntándole por su relación con Víctor Mazzi Trujillo y la fundación del grupo intelectual Primero de Mayo

Eso yo lo fundé en mi taller El Túngar, cuando salí de la cárcel. Estuve condenado cinco años en El Frontón. Teníamos un grupo de intelectuales y dirigentes obreros y fundamos un equipo de basketball. Había comunistas, apristas y trotskistas. Yo estaba en el grupo trotskista. Entonces, cuando salí de la cárcel quise continuar, porque ya me había olvidado de la poesía. Yo ya no leía poesía, me dedicaba a mi trabajo de hacer baterías, las baterías de Túngar Battery Company, que era mi compañía. El taller lo convertí en el lugar del Grupo Intelectual Primero de Mayo. Saqué varias revistas con mi plata. Ahí les sacaba sus poemas a todos los amigos, hasta que me cansé, y entonces mi compadre, yo he sido padrino de sus hijos Víctor Mazzi Trujillo tomó el mando. Volvió a su tierra, ahí tenía su casa, su chacra, sus hijos, alquilaba cuartos. Vivía muy pobremente. Pero le dieron una oportunidad en la universidad para que vendiera libros de segunda mano. Y los vendía en el suelo. Hasta que llegó uno de los grandes empresarios y dijo: «¿Cómo puede estar el poeta ahí con sus libros en el suelo? No puede ser. Hay que darle un sitio y hay que pagarle». Y entonces lo acomodaron y pudo resistir hasta que se murió, pero su hijo vivió. Él quedó con el recuerdo del padre, pero tuvo mala suerte, se desbordó el río y se llevó casi todas sus cosas. Mandamos dos o tres periodistas ahí para intervenir y ayudarlo. Esa es la historia con el compadre Mazzi.

¿En los años 60 participó en la expropiación de bancos?

No, yo no participé. En lo que yo participé fue en la fuga de los ladrones que me dijeron que venían de Cuba y que los perseguían. Entonces les dije: «yo lo llevo al Cuzco para que se junten como Hugo Blanco».

 

El guerrillero y líder campesino peruano de filiación trotskista Hugo Blanco Galdós (Cuzco, 15 de noviembre de 1934 Upsala, 25 de junio de 2023

Nació en la Hacienda La Constancia. ¿Cuáles son los recuerdos de esos años con su madre?

 Yo sí recuerdo la infancia. En primer lugar, que era un niño lleno de enfermedades. Cuando tenía dos años me dio una fiebre perniciosa. Casi me muero. Y me curó mi abuela, que era curandera. ¿Cómo? Mi abuelo fue y cazó un pajarito, y me dijeron que comiera ese pajarito ya tostado y después que jalará un plátano con una soga de noche. Me pasearon por toda la frontera de la única cuadra que tenía la hacienda La Constancia. Está hacienda, La Constancia tenía un lote grande que se llamaba Casablanca donde había mucho pino y algarrobo. Y Casa Grande siempre necesitaba madera y leña especial sabe Dios para qué. Entonces mis padres y mi tío, que también llevaba su mujercita, se fueron huyendo ahí a trabajar cortando leña para la Hacienda Casa Grande. Cuando yo nací, como mi mamá no tenía leche, creían que era ya un chico muerto. Entonces empezaron a excavar un pozo para enterrarme. Esta historia es real. Pero de repente dio a luz mi mamá Carmen, la chica que había llevado mi padrino Segundo Barrantes, una hermosa cajamarquina. Eso me salvó, porque si no, claro, ahí me enterraban. Esa chica fue mi nodriza porque mi mamá no tenía leche, ni una gota.

 

Leoncio Bueno: “Rebuzno propio” (1976).

¿En qué momento llegó la poesía? Sé que su abuela compraba revistas.

La poesía llega a mí porque mi abuelo era poeta y se encontraba con mi papá, que era guitarrista. Y los dos se hicieron muy amigos en esas fiestas que hay en las haciendas y los pueblos. Mi abuelo tocaba el acordeón. Mi papá tocaba la guitarra y cantaba los versos de la época, como ese que dice: «Cuando era joven, nunca me olvido, vivía en un rancho, bajo el sauzal», etcétera, etcétera. Eso cantaba mi papá. Y era un gran bailarín. Bailaba marinera con una botella de chicha en la cabeza. Y hubo un enganche, una presión de emoción de lo que eran estos dos compañeros que se habían convertido en amigos. Mi papá no tenía más que 20 años, ni siquiera tenía papeles, porque en esa época los papeles te los daban a los 21. También era amansador de caballos, igual que mi abuelo. Los dos amansaban caballos y andaban en yeguas, con reloj y con guitarra y todo. Por eso huyeron de la hacienda La Constancia a Casablanca porque mi abuela la curandera tenía mal genio y se metió una chaira en el pecho y comenzó a buscar a mi papá para tirarle unos cuantos cortes. No digamos para matarlo, pero si malograrle la cara. Mi abuela era jodida.

Leoncio Bueno: “La guerra de los runas” (1980).

¿Cómo se siente que su vínculo con los jóvenes poetas del Perú?

¿De ahora? No tengo ningún vínculo. Yo soy de una generación muy antigua, de la generación del 40. Después viene la generación del 50 y luego vienen los muchachos que hicieron Hora Zero. Ahora ya no hay poetas, hay periodistas. Un famoso escritor español dijo eso hace poco. Es una manera de joder, pero es cierto. Todas las universidades tienen la carrera de periodismo. Antes el periodista se hacía en la calle, igual que el poeta. El poeta se hacía solo. No había una carrera para poetas, ni ahora tampoco. Pero para ser periodistas si hay. Este mundo… Este mundo se está haciendo polvo con el cambio climático. No creo que dure mucho. En fin, usted sí va a llegar, porque todavía está joven

¿Y cómo era en sus tiempos?

En mis tiempos sí había poetas. Yo he conocido a poetas antiguos que son inmortales. Vallejo es mi paisano, de un pueblito del departamento de La Libertad. Eso es una señal. También en Lima había poetas muy buenos que se dedicaban a la poesía. Después vino la política. Don Víctor Raúl Haya de la Torre metió a todos los poetas en su partido, ya no son poetas, son periodistas, son cualquier cosa: oradores, luchadores, pero no poetas. Es muy difícil ahora, viendo cómo está el mundo y cómo está el Perú que haya una generación como la generación del 50, la generación del 40. No lo creo, ya no. Esas generaciones se han perdido.

El poeta en una escena del cortometraje “Cien años de Leoncio Bueno” (2019) del cineasta hispanoamericano Javier Corcuera.

 ¿Porque sucede eso?

Porque al sistema no le interesa la poesía. La gente lo que quiere es plata. Tú eres inteligente, sabes escribir, tienes vocación, ¿qué haces? Vas a un periódico o agarras la carrera de periodista. Y con tu talento, el talento del que generalmente está dotado el poeta, te conviertes fácilmente en periodista. El sistema utiliza a los creativos con fines comerciales. Toda la vida los ha utilizado, desde la época de Homero.

 Usted conoció a Werner Herzog y participó en algunos cortometrajes

 Claro, claro. Yo he hecho varias películas en el Perú. Cuando llegó Herzog hubo grandes artistas que se ofrecían gratis. Y él dijo: «No, yo quiero uno que no sea actor.» Y fue entonces que le dijeron: «El hombre que usted busca es Leoncio Bueno». Eran mis amigos, trabajaban y proveían en el sector intelectual de la cultura. Fue así que conocí a Herzog, conversamos y me dijo que estaba contratado.

Foto 7: De izquierda derecha poetas Enrique Verástegui, Carmen Oye y Leoncio Bueno en algún lugar del siglo XX.
¿Sigue creyendo en alguna utopía?

No, nunca he creído en una utopía. Yo siempre he sido realizador, por eso he estado preso un montón de veces. He sido luchador, he sido obrero textil. Mira mi primera prisión fue porque insulté al presidente de la República. Dije que era un sirviente de imperialismo yanqui y me metieron preso. ¿Te das cuenta? Y después vino Odría. Estuve seis meses en prisión. Esa es mi vida. A cada rato preso. Por eso yo, por ejemplo, acá estoy feliz. Mi hija me dice que ya no debo salir ni a la esquina, sobre todo porque pueden cargar conmigo los rateros y asaltantes. Dice que soy un hombre ya de edad, que ya no tengo la fuerza que tenía antes y que me pueden asaltar creyendo que tengo plata. Y yo digo, bueno, mejor para mí, porque como yo soy un pensador, un escritor, como yo soy un soñador, me pone mi televisión, me pone mi radio. ¿Para qué quiero más? Estoy feliz de la vida.

¿Sigue escribiendo maestro?

Yo todos los días escribo. Ven, mira, este es mi cuaderno. Aquí está el poema que le he escrito a Carlos Germán Belli, que murió ayer.* Uno de los grandes poetas latinoamericanos.

El poeta peruano Carlos Germán Belli, Lima 15 de septiembre de 1927 - surquillo 10 de agosto de 2024

 ¿Por qué seguir creyendo en la fuerza de la poesía?

La poesía no tiene fuerza. La poesía tiene dulzura. La poesía entra con dulce. ¿Te das cuenta? Después, una vez que estás adentro y quieres digerir, te amarras. Así es la poesía, es triste. Los verdaderos poetas son los que no han podido cumplir sus sueños. Como no han podido llevarlos a la realidad, agarran su cuaderno y comienzan a escribir. Siempre están soñando, porque el poeta nace. Eso de querer ser poeta, esas son huevadas. El poeta nace del cuerpo. Todo viene en su cerebro preparado para aportar al idioma, a la creación, a las palabras, darles otro sentido, un nuevo sentido a las palabras. De eso está hecho el poeta. Por eso es que la mayoría de los poetas no llegan, porque de poesía no se vive. Se vuelven periodistas, se vuelven escritores. Yo te digo una cosa, por ejemplo. Escucha, pon bien paradas tus orejas: «Sucedía en Megara, arrabal de Cartago, en los jardines de Amílcar.» Es el principio de Salambó de Flaubert. Un escritor que nunca hizo versos, pero mira cómo escribía. Y yo lo tengo en la memoria, así como tantas cosas. Pero la poesía no paga; para que sea buena, tienes que entregarte.

¿Piensa que todavía le queda algo por hacer?

Tú dirás, eso yo no lo voy a decir. tú me estás viendo, me estás oyendo. Puedes contestarte a ti mismo. ¿Soy un huevón o un hombre que sabe vivir su vida? Pero tú eres un buen muchacho, carajo; ya tienes algo que contar.

(Tablada de Lurín, Lima 11 de agosto de 2024)

Leoncio Bueno, “Pastor de truenos” (1968).


Notas

* Carlos Germán Belli de la Torre. Poeta traductor y periodista peruano de la generación del 50. Falleció el 10 de agosto de 2024 poco antes de cumplir 97 años.

 Gian P. Codarlupo Alvarado (Paita 1997) es licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Piura, escritor, periodista y miembro del equipo editorial de la revista cultural chilena Mal de ojo y de la editorial Conunhueno, de Valparaíso y corresponsal extranjero de El Suplemento Cultural. Ha publicado el libro de poemas Caída de un pájaro en el mar (Universidad Nacional de Piura, 2018). Actualmente, vive en Madrid.

El poeta Leoncio Bueno y el autor de esta entrevista. Lima 11 de agosto de 2024.

 

lunes, 17 de marzo de 2025

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL POETA VÍCTOR MAZZI TRUJILLO

 


Hace 100 años nació en Apata (Jauja), aunque fue inscrito como oriundo de Morococha (Yauli) un 17 de marzo de 1925. Él representa, como otros, el caso del autodidacta que desplegó toda su labor en el campo de la poesía, adhiriendo un mensaje, una voz… la de los obreros y los oprimidos. Usualmente no figura en sesudas antologías (“antojolías”) de la poesía peruana.

El 7 de julio de 1956, en conjunto con los poetas Leoncio Bueno, Eliseo García, Carlos Loayza y José Guerra Peñaloza, acordaron constituir un movimiento cultural de raíz eminentemente clasista fundando el Grupo Intelectual Primero de Mayo (GIPM), con el propósito de “plasmar un medio propio de expresión, una presencia inconfundible de la conciencia, el punto de vista y la emoción estética de la clase trabajadora en el campo de la creación artística”.

La poesía proletaria, se percibió como “extraña” en la escena literaria peruana. La obra y acción de muchos de los miembros del GIPM ha sido sufrir persecución, encarcelamientos, deportación y cierre de cualquier medio de difusión para propagar la obra estética.

Sus compañeros del GIPM solían llamarlo “el viejo Mazzi”, sin embargo, cuando ocurrió su deceso en 1989 tenía cumplidos 65 años. Las reuniones y eventos del GIPM marcaban una agenda paralela frente a lo oficial y “normal” de una élite literaria apartada del compromiso social, intentaban ser “puros”, asépticos frente a una dura realidad peruana.

Su obra se exhibe libremente en la vía digital, a través del blog spot “el khipu de Juan Yunpa”. Al celebrar sus cien años, el mejor homenaje que se le puede rendir es leer su obra completa y difundirlo entre la nueva generación. La familia del poeta agradece sus saludos y mensajes en este día tan especial.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Filosofía: Así PENSABAN los Incas | Historia del Perú | Podcast Librero

Comparto con mis lectores la entrevista realizada en el portal El buen librero. En el Perú, en la mayor parte de medios periodísticos impresos la sección cultural está ausente, salvo excepciones honrosas. Se inunda al lector y vidente con noticias sobre farándula, la invasión a la intimidad personal y su exposición como espectáculo, con la finalidad de amaestrar y manipular al público con lo superficial y banal. Marco Aurelio Denegri criticaba la estupidez que propenden dichos medios impresos y visuales (TV) entre la población.
Hay ausencia de revistas culturales de gran nivel y calidad. Felizmente hay espacios digitales que han venido a ocupar aquel terreno que llamamos cultura. Ellos constituyen una fuente alternativa muy valiosa para propender ideas y pensamientos distintos a la “normalidad noticiosa” que se nos ofrece. 
Mi agradecimiento a Gianfranco Hereña por la entrevista realizada el jueves 7 de noviembre. Aliento a mis lectores a que sigan su portal El buen librero, que resulta muy amplio y objetivo al tratar temas culturales.

domingo, 20 de octubre de 2024

Sensible deceso del maestro Osvaldo Fernández

Imagen en Anuario Mariateguiano Vol. VI, N.° 6, 1994.

 Hoy domingo 20 de octubre 2024 a fallecido en Valparaíso-Chile el maestro Osvaldo Fernández. Lamentable pérdida de un gran hombre, un gran intelectual, un gran maestro; mariateguista cabal, gramsciano consecuente, una gran ausencia que vamos a vivir en estos duros tiempos!! Mi pesar para su familia, toda la comunidad de amigos, militantes y discípulos!! Osvaldo Fernández siempre seguirá vigente!!

lunes, 29 de julio de 2024

RESEÑA A LIBRO DE PEDRO ZULEN: GAMONALISMO Y CENTRALISMO

 


Rommel Plascencia Soto

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

ORCID 0000-002-6637-8431




l formidable trabajo emprendido por el historiador Wilfredo Kapsoli y el cantuteño Victor Mazzi, nos introduce a varios aspectos dignos de mencionar en esta reseña. El primero es el esfuerzo editorial por publicar un libro inédito de Zulen. Esto supuso una travesía de investigación a través del propio archivo del intelectual que obra en la Biblioteca Nacional, además de un riguroso relevamiento bibliogfico para poder entender el acervo conceptual de este precursor de ideas de progreso y justicia social.

 

Así mismo es importante, poner ya a disposición del lector, un libro organizado y ordenado por el propio Zulen y que se extravió en el camino. En efecto como lo menciona el estudio preliminar, el proyecto de su publicación se evidencia a través de una carta fechada el 19 de febrero de 1919 dirigida a la editorial madrileña de Saturnino Calleja en que encomendabaun estudio de sus aspectos histórico, político y social.

 

El texto de los investigadores pues, nos muestra los tres aspectos en que está dividida la obra. En la primera discurre por una idea fuerza que ya empezaba a discutirse en el parlamento, en algunos intelectuales de la generación del 900 y la prensa de la época. La conciencia de ese país fallido que había faltado a los votos de la utopía republicana” tenía en su diagnóstico que, una de sus causas era no lo la desigualdad regional asfixiada por el centralismo, sino que ese faccionalismo espacial tenía su correlato con el caciquismo apuntalado por el dominio terrateniente.


 Aquí, al inicio Zulen muestra sus preferencias por el federalismo que había sido ya anunciado sistemáticamente por Nicolás de Piérola, para luego ir atenuándose hacia el regionalismo de base plebeya, es decir que, en lugares como el sur peruano, esta debería recaer en las clases profesionales, obreras y sobre todo en los ayllus” y comunidades campesinas que asistían ya, a lo que se ha venido en llamar el tercer ciclo de rebeliones”.

 

No olvidemos pues, que el propio Zulen había participado de la creación de la Asociación Pro-Indígena en 1909 y que conformó entre otros a destacados personajes como Dora Mayer y Joaquín Capelo. El espacio andino visto como escollo del desarrollo nacional con la población originaria que la albergaba, sería discutida más adelante por pensadores como Mariátegui, Emilio  Romero o Víctor Andrés Belaúnde tal como lo ha documentado la geógrafa Mesclier (1990).

Primer número de La Autonomía que dirigió Pedro S. Zulen (1915)

 

La segunda parte nos remite a un fenómeno netamente republicano: el gamonalismo. Es decir, ante el vaciamiento de las autoridades coloniales después de la independencia, esta fue reemplazada por una tropa de (para utilizar una elocuente frase de Favre) petit blancs, mestizos ambiciosos, curas y tinterillos que expoliaron al campesino ya convertido en nuevo ciudadano”. Este subconjunto parasitario (que parece ser la acepción original de la palabra gamonal) fue clave en la intermediación explotadora de los campesinos ante los poderes locales y el precario estado nacional.

 

El gamonalismo pues, fue también ese objeto oscuro en la discusión intelectual de las primeras décadas del siglo XX. Ya lo era en las primeras novelas de Aristegui o Clorinda Matto. Y también en el magisterio de Gonlez Prada que, como una estela lascasiana, influi en lo más graneado del pensamiento cusqueño (Nieto 1994).


La última parte nos remite a discusiones sobre la educación peruana. Zulen como sabemos fue estudiante sanmarquino de ciencias y que viajará con la diáspora legusta, hacia los Estados Unidos, donde recala en Harvard. De ahí plantea la modernización académica de nuestra universidad a través del pragmatismo y el positivismo que eran casi en un ideario en el coloso del norte. Pero creemos que un aspecto importante fueron sus arculos dedicados a la comunidad campesina que tenía un peso demográfico decisivo en el sur andino.

 

No lo las visitó como fue el caso de Puno o el valle del Mantaro. Sino que creía que el impulso colectivo de sus instituciones podrían ser un insumo esencial para un nuevo país. No dejaremos pasar el hecho de que realiza una conferencia en la comunidad de Marco de la provincia de Jauja, que no lo apareció en El Porvenir de esa localidad, sino que, eso le valió ser arrojado en la prisión.

 

Jauja era pues un escenario recurrente como lo manifiesta Baquerizo (1998). Ciudad letrada de pequeños propietarios, cosmopolita y rodeada de comunidades campesinas, fue el asiento temporal de personajes como Sebastián Lorente; allí se escribió Castro Pozo Nuestra comunidad indígena (1924). Era la tierra del socialista Abelardo Solís amigo de Mariátegui, del escritor obrero Augusto Mateu Cueva, como también lo sería de Julián Huanay creador de esa novela dickeniana El Retoño (1950).


Foto de Pedro S. Zulen en 1920

Finalmente se concluye de esto de la obra en conjunto de Zulen, en cierto modo influyó en el pensamiento del Amauta. Pues tanto los temas del centralismo, regionalismo o el gamonalismo, atraviesan los 7 ensayos. Sino, que, además, la acción militante y de compromiso con los menos favorecidos (de esa nueva palabra pueblo) fue su legado y que en cierto modo creemos fue un precursor de las ideas modernas del siglo XX que surgirán luego como faros en la ciénaga: el socialismo y el aprismo.

Si bien no está exento de cierto romanticismo e intuitivismo tal como lo menciona Fernández (2028), fue sobre todo un intelectual orgánico que quizás por su origen asiático ayudó a peruanizar el Perú.

Referencias bibliográficas


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Favre, H. 1983/1985. El mundo andino en tiempos de Bovar. Los Asto entre 1780 y 1830. Revista del Museo Nacional (47): 259-271.

 

Fernández, G. 2018. El joven Pedro Zulen Aymar: historia social de un romántico revolucionario (1889-1912). Tesis de maestría, Universidad Estadual de Feira de Santana.

 

Mesclier, E. 2001. De la complementariedad a la voluntad de “aplanar los Andes”: representaciones de la naturaleza y pensamiento económico y político en el Perú del siglo XX. Boletín del Instituto Frances de estudios Andinos (30), 3: 541-562.

 

Nieto, L. 1994.Una aproximación al cusqueñismo. Allpanchis (26) 43-44: 441-476.


Pedro S. Zulen. Gamonalismo y Centralismo. Lima: Heraldos Editores, 2024. (Estudio preliminar de W. Kapsoli y V. Mazzi).


28/07/2024