domingo, 5 de julio de 2009

SER MAESTRO (A) EN EL PERU.

(Maestra de Educación Inicial. Foto del autor)

El 06 de julio de 1822, el general José de San Martín por decreto supremo creo la Escuela de Preceptores, siendo la primera institución formadora de maestros primarios del Perú. Tomando en referencia aquella fecha, se celebra en el Perú el día del maestro.

Y es de celebrar la labor sacrificada de los maestros (as) peruanos, mal renumerados y hasta vilipendiados. Nunca hubo tanto desprecio por su labor como hoy en día, llegando al colmo inclusive de culpárseles de la grave crisis que atraviesa el sector educación. Y es jocoso muchas veces escuchar a funcionarios públicos que jamás pisaron una escuela pública maltrecha, con niños famélicos, hablarnos de la realidad educativa del Perú, con cifras y datos, mostrándonos una imaginaria realidad que ha veces sólo existe en aquellos informes, pero que finalmente sólo diagnóstica un mal endémico llamado abandono del Estado respecto a su inversión en el desarrollo del capital más preciado: el ser humano.

Y es de larga data los reclamos de los maestros por mejoras salariales, un justo derecho de dignificación de la carrera magisterial, como de la respuesta de cada gobierno, supeditando un aumento salarial a la expresión: “si la caja fiscal lo permite” o “de acuerdo a los resultados de la evaluación de los maestros”. La dignificación de la carrera magisterial, no implica sólo el incremento del presupuesto público nacional en el sector educación, sino pasa por tener una Política de Estado sostenible y adecuada que fije metas entre el desarrollo nacional y la formación de nuevas generaciones que impulsen este desarrollo, tanto económico como social, y sobre todo, erigiendo un modelo social y cultural equitativo, sin exclusiones.


(Niños de Morococha, foto del autor)

Una propuesta integral para el mejoramiento de la calidad educativa en el Perú, implica abordar todo el conjunto del problema educativo nacional y planificar soluciones en el logro de metas, y esto pasa por incluir la participación de los maestros en la elaboración de dichos planes. El aporte que ellos puedan dar en la construcción de un nuevo sistema educativo, partiendo de sus experiencias y propuestas que redirijan el Proyecto Educativo Nacional a metas mucho más productivas como nación integrada y sin exclusiones económicas, sociales, culturales o idiomáticas. Es necesario entender que el maestro peruano no es sólo un “servidor del Estado”, aparte de ser considerado un “mentor social”, es sobre todo, un “constructor social”.

Los maestros peruanos tienen en sus manos la construcción social, económica y cultural del futuro Perú, su tradición combativa no es opuesta a proponer y experimentar nuevas tendencias educativas partiendo de su propia realidad, debe pasar de la protesta a la propuesta, lo último, es un reto que no se logra en las calles, sino mediante la investigación científica y la experimentación pedagógica. En cuanto comprenda ese inmenso poder que tiene en sus manos, comprenderá que su labor sólo rendirá frutos cuando proponga, innove y experimente nuevas prácticas educativas, rompiendo la rutina y el anatopismo educativo a la que está muchas veces sujeto.

Debe comprender que su labor hoy está impregnada de un pragmatismo curricular, dónde hay privilegio por los resultados antes que por el fin último del proceso educativo: el ser humano. Las competencias y capacidades son más importantes antes que la formación educativa integral de sus educandos. A los maestros peruanos se les impone un programa cunicular y planes de estudios anatópicos, los que no consideran la dinámica peculiar de la sociedad peruana. Muchos gobernantes miran boquiabiertos el “progreso educativo” de otros países, tratando de copiarlos inmediatamente, sin reparar que funcionan sólo en contextos distintos al nuestro. Y es de temer cuando la política curricular emanada desde el Ministerio de Educación resulta errática, careciendo de sistemas de construcción curricular basadas en nuestra propia realidad.


(Niños de una escuela de Morococha. Foto del autor).

Si sirve de consuelo, dos propuestas peruanas aportan al sistema educativo en Latinoamérica: la universalización y obligatoriedad de la educación inicial en todo sistema educativo y la educación intercultural basada en el respeto del idioma nativo del educando. La enseñanza intercultural necesita consolidar el respeto a la diversidad cultural, propiciar la convivencia e intercomunicación dialogica como fuente de nuestra identidad cultural, evitando la violencia cultural y lingüística generada desde una escuela, uniforme y dominante que los ignora como cultura distinta.

Es de felicitar a los maestros peruanos, muy ha pesar del irrisorio sueldo que perciben, financian sus estudios de segunda especialidad, maestría y doctorado, aunque no tenemos cifras oficiales de cuantos maestros han seguido o siguen estudios de perfeccionamiento. Este sacrificio poco reconocido, es la respuesta a las capacitaciones que ofrece el Ministerio de Educación, desencaminadas y superficiales, las cuales se basan en pruebas de conocimientos que no evalúan el real desempeño profesional de los maestros.

Hay una política errática de subvenciones y apoyo al perfeccionamiento profesional del maestro, en el Ministerio de Educación este rubro sólo está reservado para dádivas y premios a funcionarios obsecuentes. La excepción resulta ser el Gobierno de la Región Callao, que invierte un importante presupuesto para este rubro, beneficiando al sector educación de manera muy significativa. Se espera que otros gobiernos regionales tomen el ejemplo del Gobierno de la Región Callao.

El maestro peruano, hoy tiene la misión de apropiarse aún más de todas las herramientas científicas, tecnológicas y humanísticas para facilitar su labor, sin olvidar que el fin último de su labor, es formar seres humanos que contribuyan al desarrollo nacional. Debe comprender que la obsolescencia de los conocimientos que posee se acortan constantemente, lo que aprendió en la universidad, termina modificándose o descartándose, estar actualizado es una necesidad vital, muy a pesar de las condiciones adversas en las que trabaja.
TESTIMONIO
Dejo como testimonio mi propia experiencia al iniciar mi carrera de profesor de educación primaria, en la escuela 0027, (Jicamarca), en 1988. Allí tuve la oportunidad de experimentar la potencia del aprendizaje activo con mis alumnos del tercer grado de primaria. El espacio agrícola de la Comunidad era extenso y cerca a ella se ubicaba el Complejo arqueológico de Cajamarquilla.

Dictaba en horario de la tarde, cuando la digestión y el calor causaban sonmolencia en los adolescentes. A principios del año escolar, el calor se hacía insoportable, el precario techo de calamina, intensificaba aún más la sensación agobiante del calor, dificultando el aprendizaje dentro del aula.

Decidimos, con los mismos educandos, salir a hacer clases a campo traviesa, solicitando el permiso al subdirector, quizá intrigado accedió al pedido mío y de los mismos estudiantes, comprendiendo la precariedad de la infraestructura.

Al desarrollar materias referidas a Ciencia y Ambiente, empezamos a realizar acopio, recolección de especies botánicas del lugar. La clase trataba sobre «La planta», partes, clasificación, entre otros. Al instante, ellos empezaron a recolectar, clasificar y comparar especie por especie, a discutir sobre sus diferencias y utilidad.

El interés por el tema se incrementó cuando se asociaron otros factores concurrentes; por ejemplo, descubrieron que estaba produciéndose la transformación de pupa a mariposa en la especie botánica que estudiaban y empezaron a afinar la observación, realizar ensayos y prever consecuencias.
Fue una tarde maravillosa, comprendí algo más en la construcción del aprendizaje: La relación indisoluble entre la motivación activa y el proceso del aprendizaje. La siguiente vez que salimos al campo, mis estudiantes se habían agenciado un microscopio artesanal, con el cual trataban de observar mejor el proceso evolutivo de la «planta» y su nuevo huésped, otra pupa de mariposa, en perfecta simbiosis.
Fue un aprendizaje muy rico y significativo. La disposición curricular de aquella época indicaba realizarlo en el aula mediante láminas y otros infogramas, acompañada de extensas descripciones que muchas veces causaban aburrimiento. En lugar de aplicar rígidamente dicha disposición, habíamos preferido confrontar el conocimiento con la realidad misma, de pronto, aquellos adolescentes, parecieron comprenderlo todo, sentí que la riqueza de conceptual de sus explicaciones se articulaban con el aprendizaje deseado. Hube de redescubrir que la riqueza experiencias superaba toda expectativa de lograr el aprendizaje dentro del aula.
(Tomado de: Una experiencia alternativa en la educación peruana. Lima, 2007. p. 203.)

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