Víctor Mazzi Huaycucho
Esta disertación se realizó en la
Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, como parte del conversatorio ¿Qué es filosofar? organizado por el Centro de Estudios Filosóficos "César Guardia Mayorga", anticipando el día mundial de la filosofía ha celebrarse este jueves 20 de
noviembre. No pretendo modificar de lo que ya se ha establecido, discutido,
refutado o exaltado sobre el pensamiento de Wittgenstein. Pretendo seguir la pauta
sugerida por el mismo Wittgenstein, atendiendo el giro entre el Tractatus lógico-philosophicus (1918) e Investigaciones filosóficas (1953,
póstumo), textos que fundan dos corrientes muy
importantes en la filosofía del siglo XX.
as ideas de
Wittgenstein sobre la filosofía como actividad guardan cierta unidad discursiva en Tractatus lógico-philosophicus e Investigaciones filosóficas, en ambos textos la base común discursiva es la filosofía del lenguaje. El
referente temático reflexivo del asunto tendría sus antecedentes en Crátilo,
un diálogo de Platón que trataba sobre la exactitud de los nombres, pero
esencialmente trata sobre los problemas del lenguaje.
La definición misma de
filosofía tiene muchas acepciones y aristas que en cada época han cambiado
parte o el todo de su función como reflexión, especulación y saber más general.
Desde la perplejidad y el asombro que causaba su ejercicio entre sus primeros
pensadores griegos, siglos después su ejercicio se concibe como ancilla theologiae. Bajo el capitalismo su ejercicio se asociaba con el ideal
del progreso de la humanidad: La Ilustración francesa nos brindó la idea de la
seguridad del saber, el orden y progreso del positivismo permitió ejercerla
sin el apego al dogma y la tradición.
Cuando nos preguntamos:
¿Qué es filosofar? Las respuestas varían de acuerdo a determinadas
preferencias, sin embargo, a esta pregunta habría que agregar esta otra: ¿Qué
es un problema filosófico? La respuesta podría discurrir como cuestiones
especulativas de la filosofía primera, la exigencia que sus respuestas se basen
en hechos empíricamente comprobables y se sustenten en evidencias analíticas
permite seguridad y certeza de obtener una respuesta consistente y lógicamente coherente.
A inicios del siglo XX
Bertrand Russell en su Our knowledge of
the external world as a field for scientific method in philosophy, afianzó,
-quizás ya en un viaje sin retorno-, el giro de la filosofía hacia la ciencia y
su estructura lógica. Se propuso disipar las dudas que habrían de plantearse
sobre el ejercicio filosófico: reflexionar a partir de hechos comprobados
teniendo a la lógica como herramienta esencial de la filosofía. Sobre el método
científico en filosofía Wittgenstein escribía en su Diario Filosófico que Russell “cae prácticamente por detrás del
método de la física”; la filosofía se reducía al campo de las ciencias
naturales guiada por el método del análisis lógico (atomismo lógico instaurado
por el británico como partículas de la realidad pensada a través del lenguaje).
EL “YO” FILOSÓFICO
¿Qué entiende
Wittgenstein por filosofía? A diferencia de otros pensadores de su época, en su
Diario Filosófico fechado el 2-9-16
escribe un texto sorprendente que resume la condición de la filosofía como
actividad con identidad y representación autónoma del sujeto quien la ejerce.
Sostiene:
“El yo filosófico no es el ser humano, no es el cuerpo humano o el alma humana con las propiedades psicológicas, sino el sujeto metafísico, el límite (no una parte) del mundo. (…) mi cuerpo sobre todo, es una parte del mundo entre otras partes del mundo, (…) quien hace suyo esto, no conferirá a su cuerpo o al cuerpo humano un lugar privilegiado en el mundo. Considerará hombres y animales, con toda ingenuidad, como cosas similares e interrelacionadas.”
En el Tractatus el pensamiento de Wittgenstein muestra la influencia de Gottlob Frege y Bertrand Russell. |
Para el austriaco la
estructuración de este “yo filosófico” requería requisitos y consideraciones,
la cuales ya había esbozado en sus Notas
sobre lógica (1913). Enumeremos dichas consideraciones a manera de
postulados:
1. “En
filosofía no hay deducciones: ella es puramente descriptiva”. Plantea el carácter
descriptivo de la unidad del discurso filosófico, no se guía por la estructura
discursiva de la ciencia.
2. “La
filosofía no ofrece figuras de la realidad.” La filosofía es concebida como
reflexión que se aproxima a la realidad pensada.
3. “La
filosofía no puede confirmar ni refutar la investigación científica.” En sí
misma no es una conclusión plausible después de aplicarse un sistema
hipotético-deductivo. Sostiene que la filosofía “ha de designar siempre algo
por encima de, o por debajo de, pero no al lado de, las ciencias naturales”.
Idea que se muestra en Tractatus.
4.111. La filosofía en sí misma no es la ciencia como plantea el positivismo,
utiliza, se apropia de los conceptos científicos como actualización para su
ejercicio cotidiano, aunque no tiene la misma función que una ciencia natural.
4.“La
filosofía consiste en lógica y metafísica: la lógica es su base.” La lógica resulta
ser la herramienta básica que posibilita la comprensión del mundo.
5.
“Desconfianza
frente a la gramática es la primera condición para filosofar.” Los problemas y
dificultades que originan el estudio de un problema filosófico se inician por
sospechas que el lenguaje en el que está estructurado un discurso, una idea
está siendo utilizando incorrectamente y altera el uso normal de sus
representaciones normadas por las reglas lógicas establecidas. Esto nos conduce
al aforismo 4.0031 del Tractatus:
“Toda filosofía es “crítica del lenguaje”. Aquí se hace evidente un giro hacia
la concepción lingüística de la filosofía como actividad, se interpone la primacía
del mediador comunicativo: el lenguaje.
6. “Lo que
hay que reconocer [de la actividad filosófica] es la estructura de la
proposición [lógica en la cual descansa], el resto viene de suyo. Pero el
lenguaje ordinario oculta la estructura de la proposición; en él, las
relaciones parecen predicados, los predicados parecen nombres, etc.” El interés
de la reflexión se desplaza hacia su estructura lógica subyacente; el lenguaje
ordinario se muestra como la forma en la que oculta una proposición lógica a
pesar de la maraña de confusiones y ambigüedades.
7.“La
filosofía es la doctrina de la forma lógica de las proposiciones científicas
(no sólo las proposiciones primitivas).” Como doctrina, nos plantea que ésta debe
ser instrumentada tomando como referencia las proposiciones de las ciencias
naturales que permitan comprender y edificar un cuerpo de proposiciones que se
rigen por reglas lógicas.
Si estos requisitos
que consideran una condición especial de la actividad reflexiva Wittgenstein en
Investigaciones
filosóficas reitera la condición lingüística a la que se llega cuando
se filosofa. Escribe:
“116. Cuando los filósofos usan una palabra –“conocimiento”, “ser”, “objeto”, “yo”, “proposición”, ”nombre”- y tratan de captar la esencia de la cosa, siempre se ha de preguntar: ¿Se usa efectivamente esta palabra de este modo en el lenguaje que tiene su tierra natal?-“
Aquí sostiene que la
captación de la esencia de la cosa es representada mediante el lenguaje, aquí
funda el criterio de la comunicabilidad de un concepto filosófico sujeto a la variación
y diversidad cultural; el giro lingüístico se extiende a la diversidad
comunicativa. La condición reflexiva, -señala-, debe considerar que:
“126. La filosofía expone meramente todo y no explica ni deduce nada. –Puesto que todo yace abiertamente, no hay nada que explicar. Pues lo que acaso esté oculto, no nos interesa. Se podría llamar también “filosofía” a lo que es posible antes de todos los nuevos descubrimientos e invenciones.”
En esta obra póstuma, Wittgenstein varió sus iniciales planteamientos expuestos en Tractatus lógico-philosophicus. |
“127. El trabajo del
filósofo es compilar recuerdos para una finalidad determinada.” (Dichos
recuerdos representan los antecedentes de reflexiones anteriores que forman
parte del “corpus” argumentativo para dar coherencia al asunto que se trata).
“128. Si se quisiera
proponer tesis en filosofía, nunca se podría llegar a discutirlas porque todos
estarían de acuerdo con ellas.” Aquí señala una condición al establecer el
canon, el consenso implica conformidad de los filósofos con aquella tesis, la
cual se erige exenta de crítica y recusación.
“598. Cuando filosofamos, quisiéramos
hipostasiar sentimientos donde no los hay. Nos sirven para explicarnos nuestros
pensamientos.” Hipostasis, El
ser o la sustancia, de la cual los fenómenos son su manifestación, aproximación
a determinar nuestros pensamientos sobre determinados fenómenos que resultan
aparentes o ausentes en el espacio lógico donde debería ser descrito.
Todas estas ideas
pueden ser resumidas en pocas sentencias tal como enuncia en el aforismo 4.112
del Tractatus. Cito:
“El objetivo de la filosofía es la clarificación lógica de todos los pensamientos.
La filosofía no es una teoría, sino actividad.
Una obra filosófica consta esencialmente de elucidaciones.
El resultado de la filosofía no son “proposiciones filosóficas” sino la clarificación de las proposiciones. La filosofía debe clarificar y delimitar de manera nítida los pensamientos que, de otro modo, se presentan, por así decirlo, turbios y envueltos en brumas.”
Estas ideas conducen a considerar filosofía
como actividad que debe atender los
contextos discursivos que esclarezcan los pensamientos que resulten sometidos
al análisis lógico de las proposiciones desde donde surgen.
LA CLARIFICACIÓN DEL PENSAMIENTO COMO ACTIVIDAD FILOSÓFICA
Señala Wittgenstein en
Investigaciones filosóficas (569) que
“El lenguaje es un instrumento. Sus conceptos son instrumentos. Creemos
entonces –afirma Wittgenstein- que no puede tener mucha importancia qué
conceptos empleemos. Si el lenguaje resulta ser un instrumento para la
comunicación del pensamiento, éste debe ser utilizado adecuadamente evitando su
uso incorrecto. Si bien la actividad filosófica tiene por objetivo la
clarificación lógica de todos los pensamientos, el austriaco sostiene que la
claridad a la que aspira (133) “es en verdad completa. Pero esto sólo
quiere decir que los problemas filosóficos deben desaparecer completamente.”
Tal claridad “lleva a la filosofía al descanso”, esto quiere decir que
su actividad cesa en la medida cuando “ya no se fustigue más con preguntas” de
tal manera “que la ponen a ella misma en cuestión”. El descanso de la filosofía
sólo puede desembocar en el silencio. (aforismo 7. Tractatus. De lo que no se puede hablar, hay que callar.)
Para evitar
confusiones y ambigüedades en la actividad filosófica “La filosofía debe
clarificar y delimitar nítidamente los pensamientos que de otro modo son (…)
turbios y borrosos.” Ante esto uno debe preguntarse: ¿Por qué hay pensamientos
turbios y borrosos en filosofía? En otra parte del Tractatus señala que esencialmente los filósofos utilizan palabras
que carecen de significado, incurren en error porque no comprenden
esencialmente el uso correcto de los significados de las palabras que utilizan,
por lo que pone énfasis en declarar que toda filosofía es “crítica del lenguaje”;
perfección de la herramienta para comunicar adecuadamente ideas.
Si bien la filosofía
tiene como actividad primordial “la clarificación lógica del pensamiento”, clarificar
debe concebirse como la “acción” de limpiar, sanear, depurar, refinar, comprender
el pensamiento mediante la extensión de sus explicaciones que nos permitan
atrapar el sentido exacto de lo que se está conversando y esto implica uso
adecuado de la lógica como disciplina que norma el uso correcto del pensamiento.
En el aforismo 4.003 del Tractatus
señala que buena parte de lo que se ha escrito sobre filosofía, sus
proposiciones e interrogantes, no son falsas, sino ¡¡¡absurdas!!! ¿Por qué
absurdas? Determina que son discursos que no guardan coherencia lógica en sus
enunciados básicos.
EL MÉTODO TERAPÉUTICO.
Para Wittgenstein un
problema filosófico tiene la forma: “No sé salir del atolladero”. Un problema
filosófico confronta la dificultad de corregir proposiciones absurdas mediante
la correcta aplicación de reglas lógicas en el lenguaje utilizado. Sostiene que
“el filósofo trata una pregunta como una enfermedad”. El sinónimo de concebir
problemas filosóficos como una “patología” implica necesidad de aplicar un diagnóstico
y su respectivo tratamiento que frene “la enfermedad”. Afirma que los problemas
surgen por una malinterpretación de nuestras formas lingüísticas, la receta
para el proceso infeccioso consiste en el “mejoramiento de nuestra terminología
[en el lenguaje] para evitar malentendidos en el uso práctico” ya que “las
confusiones que nos ocupan surgen, por así decirlo, cuando el lenguaje marcha
en el vacío, no cuando trabaja.” Señala que la causa principal de las
enfermedades filosóficas es nutrirse bajo una dieta unilateral: “uno nutre su
pensamiento [con] sólo de un tipo de ejemplos”. Propone abrir el abanico de
opciones en el uso del lenguaje, lo que llamó “juego del lenguaje”. El
tratamiento de la enfermedad comporta diferentes rubros, “no hay un único
método en filosofía”, es indispensable reconocer que la existencia de métodos
de tratamiento son tan diversos “como [aplicar] diferentes terapias”.
Willard Quine opinando sobre la función terapéutica de la filosofía planteado por
Wittgenstein acotaba que: “Hubo una vez un puñado de terapeutas positivistas y una
multitud de metafísicos crónicos. Ahora hay terapeutas en todas las facultades
[de filosofía]. La epidemia ha sido contenida y la terapia es rutina.” Se
pregunta Quine “¿En qué forma han de ocupar sus mentes desde ahora en adelante
los terapeutas veteranos? Una forma es dirigiendo sus esfuerzos contra una
forma continuada, pero no menos virulenta, de infección, a saber, la
perplejidad filosófica en la mente de los profanos.
A la terapia del
silencio debemos implantarle una función reflexiva que permita retornar al
asombro y la perplejidad, tan necesarios en la reflexión filosófica de nuestros
días. La receta de la filosofía como actividad debe contemplar en sí misma un
conjunto de reglas y usos para expresar correctamente un pensamiento, aunque esto
tampoco garantiza profundidad en la
actividad filosófica. La reflexión filosófica como actividad debe trascender
sus propios límites y proponer nuevas formas de comprensión del mundo exterior.
Lima, jueves 13 de noviembre.
Lima, jueves 13 de noviembre.
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