Luis Enrique Alvizuri
Tomado de: Filósofos en acción. Grupo cerrado de filosofía. Lima-Perú.
1. No toda la fenomenología existente involucra nuestra
percepción. Es decir, muchísimos fenómenos de la naturaleza que existen solo
han podido ser "visibles" o captables cuando el ser humano dejó de
considerar sus órganos de percepción como los únicos que transmiten "la
realidad". En primer lugar, desde siempre hemos comprobado que muchas
veces estos órganos nos "engañan" en cuanto a las distancias y
proporciones (como los espejismos) y en segundo término poco a poco la
humanidad se fue dando cuenta que "había algo más" en la naturaleza
que no se podía ver, oír y palpar pero que realmente existía.
2. Esta situación llevó al desarrollo de la intuición y del
raciocinio lo que derivó en la filosofía, lo cual consistía en un ir más allá
de la simple relación con la naturaleza a través de nuestros sentidos (como sí
lo hacen los animales, aunque han indicadores que ellos también poseen dicha
intuición y raciocinio, cosa que recién se viene descubriendo conforme avanzan
los estudios sobre ellos). La llamada metafísica fue la culminación de este
proceso y mediante ella se hizo el intento de entender, comprender o
interpretar el mundo "real", que no es el que nos indican dichos
sentidos.
3. Con esto el ser humano abrió la Caja de Pandora pues dejó de
ser un simple "usuario" de la naturaleza para pasar a ser un
"rediseñador" de la misma (no es un creador puesto que no hemos
perdido aún la certeza de ser criaturas, de ser producto de ella misma, no sus
creadores). Ello ha significado que el hombre se ha convertido en un
manipulador pero no de los objetos como son sino de sus propiedades. ¿Qué son
las propiedades? Son aquellas leyes o principios desarrollados en nuestra mente
mediante los cuales nos permiten transformar las cosas en elementos distintos a
lo que son. Lo minerales en su estado natural se encuentran dispersos y
disueltos entre sí; nosotros, gracias a nuestras deducciones, los disolvemos y
mezclamos de tal manera que adquieren una nueva conformación antes nunca vista.
Insisto; si bien no somos creadores de nada (pues todo lo adquirimos de la
naturaleza) somos diseñadores que elaboran nuevas formas de estructurar la
materia. Esto tampoco es muy lejano de lo que también hacen algunos animales (como
el castor) solo que ellos no lo hacen producto del descubrimiento de leyes y
principios.
4. Pero no solo ha sido la intuición y la especulación lo que
nos dio la idea de realidades más allá de las perceptibles por nuestros
sentidos; también lo han sido los instrumentos. A mi entender el invento más
importante en la historia contemporánea ha sido el microscopio pues nos hizo
entender algo sumamente importante: que la dimensión en que nos encontramos no
es la única posible sino que existen otras, tanto hacia lo pequeño como hacia
lo grande. Este misterio aún hoy en día sigue abriendo posibilidades infinitas
pues todavía no hemos comprobado si existe o no un fin en ello, si lo pequeño
se ha terminado con los quarks o si lo grande se acaba con el Universo. Puede
ser que este Universo conocido sea parte de otro Universo mayor y que ello a su
vez lo sea de otros más y así hasta el infinito. ¿Por qué es importante esto?
Porque eso nos indica que el "mundo" donde vivimos no es el único
posible y el único real sino que nos hallamos solo en una porción de él que no
sabemos (ni sabremos) cuál es exactamente. Cada vez nos damos cuenta que la
realidad nos sobrepasa, sobrepasa nuestra idea de ella y nuestro supuesto
"conocimiento" sobre ella. La frase más acertada que podría definir
esto sería la de Platón: "Solo sé que nada sé", y ello resume el
espíritu de la verdadera ciencia, aquella que le dice al hombre que tener
ciencia no es saber sino darse cuenta que tal vez no se sabe, siendo esto la
única sabiduría posible.
5. Es verdad que siempre existen las personas que se aferran a
"verdades", sean estas cuales sean. Por muy distintas razones todos
necesitamos creer en algo pues ello es lo que nos permite poder organizarnos y
darle un sentido a nuestra existencia. Sin una "verdad" de por medio
nuestra vida sería la de un animal (un ser que vive sin ninguna verdad pero
vive), pero mientras podamos darnos cuenta que somos humanos necesariamente
tendremos algún tipo de verdad, por muy ridícula que ella parezca. Ello nos ha
llevado y nos lleva aún a un sin fin de opciones, ninguna de las cuales puede
decirse que es "la última y definitiva verdad". Sin ir muy lejos, en
Occidente, civilización dominante desde hace cinco siglos, se ha pasado de la
verdad de la Biblia (y de la lógica racional) a la verdad de la ciencia
contemporánea (o experimentación) que es con la cual ahora vivimos y en la que
creemos los que estamos inmersos en ella. Dicha ciencia contemporánea es la que
marca el ritmo y el camino de los hombres que hoy vivimos el presente y le
tenemos casi tanta fe como la teníamos a los antiguos dioses.
6. Llegamos entonces al punto principal: la "verdad" y
la "fe" que el hombre moderno tiene están sostenidas sobre el
conocimiento científico moderno (y hago hincapié en lo "moderno"
porque ciencia y conocimiento siempre han existido, pero no como ahora los
identificamos) y este consiste en un método, un procedimiento para abordar la
naturaleza y sus fenómenos. Pero en este punto se suscitan una serie de
preguntas: ¿toda la fenomenología de la naturaleza se agota en el método
científico o metodología? Y aquí volvemos al principio de todo: la realidad
siempre resulta más compleja que nuestros sentidos e incluso que nuestras
herramientas. Si bien el microscopio nos reveló otro mundo, esto no lo cerró y
concluyó sino que simplemente lo abrió, con lo cual el horizonte del
conocimiento se extendió más todavía. Con cada nuevo descubrimiento en vez de
cerrarse el ciclo por el contrario se expande, como cuando hacemos un hoyo:
mientras más cavamos más grande es. Lo mismo para todos los instrumentos:
mientras más desarrollados son nos muestran más misterios por resolver. Es la
paradoja del conocimiento.
7. De modo que quienes seguimos el proceso científico con
fidelidad y precisión (y no con la fe de quien ve en él la respuesta y solución
a todas las preguntas) y nos damos cuenta que es una acumulación de datos
siempre incompletos sabemos que la "sorpresa" y los
"cambios" no son una excepción sino una constante, un característica
necesaria del conocimiento científico. Es un convencimiento que nunca se
llegará "al final" de todo (cosa que solo se obtiene a través de la
fe en una creencia y religión, ese "no más allá" que toda verdad
absoluta plantea) y que cada día, con cada nueva investigación, se amplían no
"la verdad" sino más bien la incertidumbre, la novedad, la idea del
infinito en todas sus dimensiones. Una de esas nociones es la existencia de
otros seres, tanto en lo microscópico como en lo macroscópico.
8. La misma reacción que tenían muchos ante las primeras
revelaciones del microscopio (en principio negación absoluta, luego duda y
finalmente sorpresa) se suscitan ante las revelaciones de otros seres fuera de
nuestra dimensión. Escepticismo, burla y menosprecio es la actitud natural del hombre
común ante cualquier novedad que se le presenta, incluso así provenga del
conocimiento científico. La "novedad" no siempre es bien recibida por
la gente puesto que necesariamente derriba ideas que se creían
"sagradas" e inconmovibles, ideas que para muchos vienen a ser su
verdad personal, aquello sobre lo cual sostiene sus creencias y
comportamientos. Para entender mejor esto recordemos el caso de la Teoría de la
Evolución y todo el revuelo que causó (y aún causa), de cómo ésta afectó de
manera tan directa a personas de todo nivel y condición (aún a científicos). Lo
mismo para la noción de seres inteligentes no humanos, a pesar de las pruebas
de que existen formas de vida extrañas como la fauna abisal, especies que en
muchos casos trastocan el "orden convencional" de lo que creemos que
es la vida (y de tal fauna hasta ahora solo se conoce menos del 5%).
9. Entonces ¿qué hacer? Mi propuesta es admitir el fenómeno a
pesar de que ello nos puede afectar tanto personalmente como socialmente. ¿Por
qué la ciencia "oficial" no lo reconoce? Por la misma razón que no le
reconocían a Galileo sus pruebas ni querían mirar por su telescopio: porque
ello perturba el orden y las verdades "oficiales". Si bien la Teoría
de la Evolución ocasionó mucha disputa y controversia, la revelación oficial de
la presencia de otro tipo de seres vivos a nuestro alrededor produciría una
mayor polémica y alteración del sistema puesto que tales seres no serían como
los de la fauna abisal ("inferiores" a nosotros a pesar de su rareza)
sino "superiores" en el manejo de la naturaleza. Dentro de la
mentalidad contemporánea donde "el conocimiento es poder" la idea de
que algo tenga más conocimiento (como lo serían tales seres) se asocia
inmediatamente al poder, y esto es lo que les aterra a los líderes de la
sociedad moderna. Piensan que necesariamente todo aquel que tiene más
conocimiento inevitablemente buscará tener "poder" y dominio sobre el
resto, o sea, trasladan su propia mentalidad a la de dichos seres.
10. Ello explicaría
entonces la reacción de la "ciencia oficial" ante tal fenomenología
siendo la misma que utilizaron los enemigos de Galileo: negación absoluta,
investigación somera, sarcasmo, sospecha de mala intención, acusación de
ignorancia y un largo etcétera. La ciencia contemporánea, dirigida y orientada
ex profesamente hacia la alimentación de la sociedad de mercado, no ve en tal
situación un motivo de investigación pues no sabría qué beneficios o ganancias
se obtendrían de comprobar que esos seres existen. "¿Qué ganamos con saberlo?"
dicen. "Al contrario, la gente va a creer más ellos que en nosotros,
puesto que conocen mejor a la naturaleza". Es la pérdida de poder entonces
lo que los aterra. Son los magos del rey que sienten amenazado su lugar de
importancia en la corte. ¿Cómo admitir que una cosa pueda romper las leyes de
la naturaleza que nosotros hemos descubierto y denominamos como
"universales"? Eso es un imposible, no por las leyes, sino por
nosotros. Y ahí está el problema: que la ciencia contemporánea está manejada y
manipulada por seres humanos, de carne y hueso, que comen, defecan y se
enferman como cualesquiera otros, así como también tienen ambiciones, virtudes
y defectos muy humanos. "La ciencia" como un cuerpo ajeno,
independiente del hombre y autónomo no existe: es solo un constructo que
utilizamos para ciertos discursos pero en verdad somos nosotros los que
decidimos cuándo ella es "verdad" y cuándo no. Es el científico real,
la persona, la que decide qué es lo verdadero y qué no, no así la propia "ley".
Las leyes no hablan, no respiran ni se expresan por sí solas: son
"interpretadas" por alguien que habla en nombre de ellas, y ese es el
tema en cuestión. Se trata entonces de una "verdad" que depende no de
los fenómenos en sí ni de lo que captan nuestros instrumentos sino de qué dice
el científico o la "autoridad" sobre ellos.
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