Inserto este magnífico artículo de Juan Cruz aparecido hoy 1 de enero en
el Diario español el País. Desde la modificación del currículo escolar en Perú
al influyo de las corrientes constructivistas, se relegó a segundo plano la
enseñanza de filosofía, para después desaparecerla como enseñanza vital en la
formación del pensamiento crítico y creativo de los estudiantes peruanos. El sistema
educativo propende que muchos educadores prefieran enseñar religión antes que
filosofía.
La enseñanza de la filosofía es muy importante para el desarrollo del
pensamiento en los educandos y la formación de una mentalidad crítica que evite
ser manipulada y bombardeada ideológicamente mediante información irrelevante y
banal. La superficialidad y el engaño que muestran muchos canales de televisión
y diarios de circulación nacional resultan muy perjudiciales para el desarrollo
cultural y educativo de las nuevas generaciones. El remedio debe ser reinstalar
los cursos de filosofía en el sistema educativo peruano.
La Filosofía aprende a vivir como ‘maría’
JUAN CRUZ
El país. España.
Profesores y filósofos responden a estas
preguntas: ¿a quién se le ocurre relegar el pensamiento en la enseñanza? ¿Qué
repercusión tiene esta ausencia en el aprendizaje de la vida?
Pero ¿a quién se le ocurre quitar la Filosofía
de la primaria, de la secundaria, del bachillerato? Al Gobierno. Y, ¿por qué?
Además, ¿a quién sirve que el pensamiento se relegue entre las materias que
forman parte del aprendizaje de la vida? ¿Cómo han reaccionado los filósofos?
¿Y los que enseñan Filosofía? Pues con estupor, cómo van a reaccionar.
La Escuela de Atenas, de Rafael, muestra en su parte izquierda a Pitágoras rodeado de estudiantes. |
Fuimos con esas preguntas y otras a distintos
representantes del primer argumento de la educación: la enseñanza. Respondió
así Xavier Serra, profesor de Filosofía y Ética y responsable de Filosofía en
el Instituto Salvador Espriu de Girona. ¿Qué supone este desmejoramiento de la
Filosofía en la enseñanza?: “En realidad, hay que decir que la Filosofía en sí
está en plena forma, que la gente —los ciudadanos reflexivos, sensibles a los
valores, conscientes de su responsabilidad...— sigue pensando con profundidad
filosófica. Lo que está muy mal es la clase política, que mete su zarpa en la
capacidad crítica y la autonomía mental de los ciudadanos permitiendo, sin
inmutarse, la telebasura y la pobreza mental en el ámbito público”.
Serra cree que “leyes ideológicas de
educación como la que se acaba de aprobar pretenden eliminar —sencillamente, a
un plazo no muy largo— un área docente de la enseñanza secundaria y, si
pudieran, de la universitaria: la filosofía se enseña al menos desde la
Academia de Platón hace 2.500 años, y una generación de personajes pendientes
solo de los votos, de los resultados PISA y de moverse para seguir flotando, la
pretenden aniquilar”.
Serra constata, con cierto regocijo
melancólico, el acuerdo unánime del Parlamento de Cataluña a favor de la
enseñanza de filosofía y ética “en un currículum básico del alumnado”. “Es una
proposición no de ley... Se pide al Gobierno catalán que comunique al Gobierno
del Estado el error que está cometiendo en este punto. Pero lo importante no es
solo la unanimidad, ni tan solo la claridad, sino la explícita aseveración de
dar esa formación a nuestros jóvenes. ¿Quién podría oponerse? Nunca se
respetará la dignidad humana, ni la pluralidad de opiniones, ni el deseo noble
de buscar el bien común si se niega la filosofía: en eso están de acuerdo el
100% de los representantes electos de Cataluña”.
Y mucha más gente. Por ejemplo, el filósofo Ángel
Gabilondo, que fue ministro de Educación en el último Gobierno socialista y que
sigue siendo catedrático de Metafísica en la Universidad Autónoma. Él dice: “La
filosofía es determinante para impulsar el camino hacia un pensamiento crítico,
racional y razonable. Es indispensable conocer no solo la historia de las
ideas, también la historia del pensamiento, la generación de determinados
conceptos, la visión que procuran, sus efectos y su funcionamiento. Pensar no
es una mera actividad mental, comporta todo un modo de hacer y de proceder. Y
requiere conocimiento”.
¿Qué supone esta dejadez? Según el filósofo
Gabilondo, “la filosofía es un modo de saber, necesario para comprender el
seguimiento de las categorías que constituyen nuestro presente, que se
cuestiona sobre el estado de cosas, lo problematiza y abre posibilidades de
pensar de otra manera. En este sentido, no resulta cómoda para los amigos de lo
convencional. Que se lo plantee no significa que no aporte respuestas, que
siempre zanjan la pregunta, sino que a menudo la desplazan hacia posiciones
menos cómodas y más ricas”. Para quienes consideran que el conocimiento ha de
ser inmediatamente aplicable, añade Gabilondo, “y es únicamente interesante
como medio o instrumento, semejante pensar les resulta infecundo”.
Por ahí va el argumento de Antonio Campillo,
presidente de la Red Española de Filosofía. Él cree que la reducción drástica
de los estudios de Filosofía en la LOMCE “responde a razones claramente
ideológicas”. Y cita estas dos: “Por un lado, la Ética de Cuarto de la ESO
(actualmente denominada Ético-Cívica) se suprime, al igual que la Educación
para la Ciudadanía y los Derechos Humanos de Segundo de la ESO, para potenciar
en su lugar la Religión, de modo que la Ética deja de ser una materia
filosófica común para todo el alumnado y se convierte en una alternativa a la
Religión bajo el nombre de Valores Éticos, devaluando su dimensión filosófica y
eliminando su obligatoriedad”.
La segunda razón “ideológica”, según Campillo:
“La Historia de la Filosofía de segundo de Bachillerato también deja de ser
obligatoria para todo el alumnado (ni siquiera es obligatoria en el
bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales), porque se trata de potenciar
la Historia de España, reservándose el ministerio la fijación del 100% de los
contenidos de esta última asignatura, para no dejar margen competencial alguno
a las comunidades autónomas, especialmente Cataluña y el País Vasco”.
¿Esto es así tan solo, profesor Campillo, o es
una tendencia europea? “No hay una norma común en toda Europa. Hay países que
incluyen la formación filosófica incluso desde la educación primaria, como
Francia o Finlandia, porque la entienden como una manera de aprender a pensar
desde la infancia, y hay otros países que, por el contrario, prefieren
potenciarla en la Universidad, incluyendo títulos mixtos de Economía y
Filosofía, o Derecho y Filosofía, etcétera, como en el Reino Unido. No
obstante, hay una preocupante tendencia a identificar la sociedad del
conocimiento con la trinidad I+D+I, de modo que se está imponiendo una
concepción cada vez más tecnocrática y mercantilista del conocimiento, con la
consiguiente devaluación de los saberes artísticos y humanísticos...”.
Aporta Campillo un preocupante ejemplo: “Se
está llevando a cabo una reforma educativa en las Escuelas Europeas, que
dependen de la UE y tienen centros en varios países del continente, entre
ellos, España: pues bien, en esa reforma se pretende suprimir la Filosofía en
los cursos de Ciencias, mientras que los alumnos de Humanidades contarían solo
con una optativa, de modo que sería perfectamente posible estudiar en las
Escuelas Europeas, sea en la modalidad de Ciencias o en la de Humanidades, sin
haber cursado ninguna materia de Filosofía; en resumen, la reforma prevista
supondría la eliminación casi completa de la Filosofía en las Escuelas
Europeas”.
José Luis Pardo, filósofo ejerciente, analiza
así las consecuencias que este desentendimiento de la filosofía tendrá en la
enseñanza. “Todas las políticas educativas que se han emprendido en los últimos
tiempos (como el plan Bolonia en las Universidades) tendrán, en el plazo medio
y largo, graves consecuencias. Por lo que hace a esta reforma, no creo que
hagan a nuestros jóvenes más sabios en matemáticas (a pesar de que esta es una
de sus principales coartadas), estoy seguro de que no los harán mejores en
Lengua (porque para ser bueno en lengua hace falta la poesía, que tampoco da de
comer —ni siquiera de merendar, decía José Hierro—), y aunque la otra gran
coartada es que mejorará nuestro puesto en el informe PISA esta es una promesa
de futuro que permanece aún en lo quimérico, mientras que los daños provocados
por el ‘recorte intelectual’ que constituye la disminución del horario lectivo
de la Filosofía y de la Ética son bien ciertos e irrefutables”.
¿Estos son los daños que produce la dejadez?:
“Desde luego”, dice Pardo, “es cierto que la filosofía no da dinero ni poder,
pero la cuestión es que ni los mercados ni los ministerios pueden evitar que
los seres humanos no estemos hechos exclusivamente para la rentabilidad.
Alguien puede tener la ilusión de que, con estos cambios neoliberales en la
cultura educativa, nuestra sociedad volverá pronto a la prosperidad... Pero la
cuestión es que —como la crisis económica nos ha enseñado—, esa presunta
riqueza hoy tan añorada puede ser también una forma de pobreza que, aunque sea
menos ostentosa que la de las hambrunas, no es ni menos grave, ni menos injusta
ni menos inhumana”.
“Y para combatir esa otra miseria que asola
los países dejando en los huesos su espíritu”, dice el catedrático de
Corrientes Actuales de la Filosofía de la Complutense, “de nada sirven los
discursos propagandístico-ideológicos ni los rankings internacionales. La
filosofía, y en general las humanidades, son justamente lo único con lo que
poder alimentar un hambre de la que parece que quieren quitarnos hasta el
gusanillo, a ver si a fuerza de disimular nuestra indigencia cultural nos
resignamos a ser pobres de espíritu, sumisos y tristes”.
Sumisos y tristes, dice Pardo. ¿Cómo le ve su
colega Manuel Cruz, filósofo también, que imparte su cátedra en la Universidad
de Barcelona? ¿A qué se debe este desdén? “Creo que se trata, en efecto, más de
un desdén que de una planificada campaña en contra de la filosofía. Parece
claro que las más altas autoridades tienen una concepción del proceso educativo
extremadamente técnico-instrumental. No les importa otra cosa que no sea la
adecuación al mercado de trabajo por parte de programas de estudio en sus
diferentes niveles. De hecho, el propio ministro José Ignacio Wert llegó a
hacer recientemente unas declaraciones en las que consideraba motivos espurios
para decidir a qué se quería uno dedicar en la vida (esto es, a la hora de
elegir una carrera) cosas tales como la pasión por una disciplina, la vocación,
el deseo de enriquecer la propia tradición o similares. Lo que debía primar,
según él, eran “las necesidades de la sociedad (esto es, del sistema
económico)”.
Dos testimonios más, una profesora ejerciente
de instituto y una profesora ya jubilada. Esperanza Rodríguez insiste en
motivos ideológicos: “Eliminar la Historia de la Filosofía de las troncales
obligatorias en segundo de Bachillerato facilita la implantación de la Historia
de España como asignatura obligatoria para la prueba de evaluación final.
Igualmente ideológica es la decisión de eliminar la obligatoriedad de cualquier
materia ética, ahora sólo será alternativa a la Religión... Me temo que
nuestros políticos (algunos) son un poco ciegos y no saben ver la importancia
propedéutica que para la lectura comprensiva y la argumentación tiene esta
materia”.
Ana Hardisson, ¿qué repercusión tiene en la
formación de los chicos esta ignorancia? “La carencia fundamental en la
formación del alumnado que no estudia filosofía es la falta de pensamiento
crítico. Además de la carencia cultural que implica ignorar la historia del
pensamiento occidental. No conocer el pensamiento lleva a no entender
adecuadamente los distintos momentos históricos y culturales. Por ejemplo, no
se puede entender la Revolución Francesa y la Ilustración, sin conocer el
pensamiento moderno racionalista y empírico. De igual modo, no entenderíamos el
romanticismo sin conocer El idealismo de Kant y Hegel. Asimismo, no se
entienden las revueltas europeas del XIX sin conocer a Marx. El resultado de
todo esto será un alumnado más sumiso, menos culto, menos crítico, menos maduro
intelectualmente hablando y más fácil de convencer con cualquier propaganda”.
Como diría Pardo, la ausencia de filosofía
construirá un ciudadano más gris y más triste. Pobre filosofía, camino de ser
una ‘maría’ más.
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