Mix de Miguel Lescano basado de acuarela en Crónica de Martín de Murúa. |
Respecto del Tawantisuyu era factible no imaginar sino dar
por cierta la existencia de un sistema de escritura. La dimensión de este
estado con casi 12 millones de personas, un vasto territorio (casi medio sub
continente sudamericano), más un extenso y complicado sistema administrativo
obligaba a dar por cierto la existencia de dicho sistema. La interrogante que
se imponía obviamente era ¿es posible desarrollar y regimentar un estado de
estructuras enormes e intrincadas sólo con el ejercicio de la memoria? NO, es y
ha sido la respuesta de los sabios y de los que tenemos sentido común.
Sin embargo, los historiadores, los arqueólogos y otros
hombres inquietos por el saber han tratado de buscar sin éxito evidencias de
algún tipo de escritura ideográfica, jeroglífica, alfabética o de signos
geométricos (tal como ensayaron Victoria de la Jara y Burns). En algún momento
de la difusión del saber nuestro, se aceptó con optimismo la proposición de un tipo de escritura con signos geométricos
(Burns), pero no pudo demostrarse sus formas de funcionamiento, ni se logró la
decodificación de un texto básico. Así, en ese esfuerzo por encontrar un tipo
de escritura de los Inkas parecido o aproximado a los hallados en fragmentos
líticos, en papiros, en códices, en rollos de papel no se ha dado un resultado
que la devele.
A mi modesto entender, el error mayor fue considerar que
existían sólo estos tipos de escritura o
sistemas comunicativos, porque eso es la escritura, un gran y mejor sistema
comunicativo en relación al oral. O tal
vez, precisamente porque no se ha comprehendido a la escritura como un sistema
comunicativo y registral. En el caso del Perú, el yerro –de investigadores
europeos- se alentó además por el hecho de observar a la sociedad tawantisuyana
como similar a la azteca, en tanto eran próximas en el espacio y tiempo,
asumiendo razones étnicas, de estructuras de estado, de tecnologías (diferentes
a las europeas), y como los aztecas y mayas desarrollaron un tipo de escritura
ideográfica plasmada en códices, se consideraría por cierto posible que en el
Tawantisuyu habría una escritura similar.
Casi nadie percibió o imaginó que el sistema comunicativo y
registral en tiempo de los Inkas podría o tendría que ser distinto y diferente a los ya existentes (comentados
atrás) en los demás continentes. Es decir, pocos vislumbraron que la forma de
guardar la memoria y conservar información y conocimiento podía ser también de
otra forma, en base a una tecnología y signos no comunes, no estandarizados con
la escritura alfabética o ideográfica. En esta premisa se desdeñó aquello diferente que estuvo siempre ante
nuestros ojos y alcance de manos: el Khipu con un soporte de cuerdas que
contiene un sistema comunicativo estructurado en base a nudos y tonos
cromáticos, ambos direccionales (vertical u horizontal). Hasta el momento se
aceptaba que el Khipu permitía el registro sólo de datos contables.
¿Por qué no se entendía que el khipu era más que un
instrumento de registro contable? ¿Por qué no se concebía que el khipu pudiera
ser un sistema comunicativo? Tal vez no se prestó atención al entorno de sus
evidencias, las cuales los cronistas dan testimonio objetivo de su presencia.
Estos rastros se observan en el signo lingüístico, en los archivos y/o
bibliotecas y en los registros de censos y tributación. Leamos sólo un par de
ejemplos.
El cronista Juan Diez de Betanzos, en Summa y Narración de
los Inka (1) menciona el uso de
objetos u cosas que comunican de lo que ofrece –hoy sería lo que se vende- o
produce la persona o familia que coloca tales símbolos frente a su vivienda (hoy
son reemplazados por el aviso, el afiche, la pancarta, el letrero): “y supiese la vida de cada uno y de qué vivía y qué ganados
criaba y el que criaba ganados tuviese colgadas en su puerta insignias dello
como era alguna pata o quijada de oveja [llama o alpaca]”.
Estas insignias, en la España del siglo XV, como vemos, eran
tenidos como signos, símbolos (lingüísticos) que comunicaban de alguna
actividad que se realizaba o producía. Los mismos signos fueron usados en el
Tawantisuyu a pedido de la administración como refuerzo de un sistema
comunicativo mayor. Aun en el siglo actual subsisten estos signos que nos
comunican determinada actividad como la bandera blanca en las ventas de chicha,
el manojo de hojas de yuca o camote frente a la casa del agricultor, la hoja de
plátano para la venta de tamales, etc.
En las crónicas igual se da testimonio de la existencia de
locales institucionales que cumplían la función de ser archivos o bibliotecas
(según el punto de vista). El español Agustín de Zárate (2) nos da fe acerca de casas especiales dedicadas a conservar y
exhibir los khipu (que eran tenidos –ya se dijo- como libros contables) a cargo
de funcionarios especializados llamados Khipukamayuq:
“…;y en cada provincia hay personas que tienen cargo de poner memoria por estas cuerdas las cosas generales, que llaman quippo camaios, y así, se hallan casas públicas llenas de estas cuerdas, las cuales con gran facilidad da a entender el que las tiene a cargo, aunque sean de muchas edades [antiguas] antes de él”.
Además, por los cronistas nos informamos que los gobernantes
del Tawantisuyu se preocuparon por desarrollar políticas de control de la
población con fines tributarios y de asistencia pública, mediante censos. Y de
esto hicieron un registro técnico, descriptivo y explicativo en los khipu.
Santillán (3) ofrece el siguiente
testimonio:
“Porque se preciaban los ingas de saber cuántas ánimas había dejado de su señorío y gobierno, y cuantas en cada edad, y cuánto se multiplicaban; y cómo iban multiplicándose los indios y entrando en edad para poder ser tributarios, los acrescentaba curacas y señores, porque de la dicha edad no había de tener ningún curaca más número de cien indios tributarios”.Como bien afirma Mazzi (4) “el khipu … distingue jerarquía de valores en el censo para los tributos, le permite vislumbrar un saber contable inventado y desarrollado para gobernar extenso territorio”.
Entonces, dijimos, no se prestó atención a estas huellas
periféricas que desde las crónicas nos advertían de la presencia de un sistema
comunicativo diferente al estándar de la escritura basada en la letra. Pero, bueno, a propósito de Víctor Mazzi Huaycucho, investigador del
pensamiento autóctono, es quien fundamenta la proposición de que el Khipu es un
sistema comunicativo y registral capaz de contener información contable y
guardar historias, narraciones e ideas reflexivas de nivel filosófico. Es uno
de los pocos que nos da una respuesta acerca de que los Inka pudieron gobernar
tan extenso territorio, gracias a este sistema comunicativo y registral, cuyo
soporte son las cuerdas que contienen signos en nudos y colores. Tal
proposición la realiza en su libro Inkas
y Filósofos (2016).
Según la investigación de Mazzi el cronista “Sarmiento indica que no encontró un sistema
de escritura tal como lo tenían en España, pero anotó que los khipucamayuq
tenían un sistema comunicativo alternativo muy eficiente”. Sarmiento de Gamboa
da testimonio que la información registrada en los khipu, si bien quedaba
archivada, guardada, preservada, de ningún modo se ocultaba, no se le consideró
secreto de estado. Por el contrario, se le difundió y trasmitió de una
generación a otra entre los funcionarios especialistas en ejecutarla y
administrarla, se le dio acceso a los hijos de
éstos, a las familias nobles de las panaka cusqueñas y regionales. Se le
difundió desde el aspecto e interés que,
aparte de registrar información contable, narraba sucesos importantes, cuando
no eventos históricos. Sarmiento Gamboa (5),
dice:
“…refiriendo las cosas antiguas pasadas hasta sus tiempos, repitiéndoselas muchas veces, como quién lee lección en cátedra, haciéndolos repetir las tales lecciones historiales a los oyentes, hasta que se les quedaran en la memoria fijas. Y así cada uno de sus descendientes iba comunicando sus anales por esta orden dicha, para conservar sus historias y hazañas y antigüedades y los números de la gente, pueblos y provincias, días, meses y años, batallas…”
Este contador, no es el único que testimonia la función
comunicativa del khipu y la difusión de sus datos contenidos entre las familias
de la nobleza, generación tras generación. El cronista religioso Cristóbal de
Molina (6) menciona sobre los Khipu que
“estos iban de generación en generación mostrando lo pasado y empapándolo en la
memoria a los que habían de entrar, que por maravilla no se olvidaban cosa por
pequeña que fuese”
Lo interesante de esta proposición es conocer que en los
khipu se registró y preservó todo tipo de información y conocimiento, todo
saber proveniente de tecnología hecha, todo razonamiento, todo pensamiento reflexivo
y filosófico, todo dato astronómico, histórico, y cultural; además de todo tipo
de información contable. Mazzi, citando a Molina (2008:19) sustenta que fue el
Inka Pachacuti quien estableció otras funciones al khipu, aparte de las
contables:
“Este Inka fue el primero que empezó a poner cuenta y razón en todas las cosas y el que, quitó y dio cultos y ceremonias; y el que hizo los doce meses del año, dando nombre a cada uno y haciendo las ceremonias que en cada uno de ellos hacen, porque no obstante que antes que reinasen sus antecesores tenían meses y años por sus khipu, no se regían con tanto concierto…"
Las fuentes tomadas de los cronistas por Mazzi son abundantes, las
mencionadas atrás y las que se mencionen adelante en esta nota argumentativa,
han sido seleccionadas de su libro Inkas y Filósofos, publicado recién en el
pasado Junio (2016).
A propósito del Tawantisuyu, en su estructura
socio-económica de corte imperial, llegó a desarrollar y erigirse como una
sociedad avanzada, entre otros factores, debido a los conocimientos e
información registrados y difundidos
mediante los khipu. Según Mazzi es Cabello de Balboa, aparte de otros cronistas,
quien da a entender que los khipu y sus cultores y artífices –los khipucamayuq-
cumplen similar función a la cumplida por los escritores (escribanos les
llamarían en España) y contadores. Cabello de Balboa, lo testimonia de esta
manera:
“…[los indios] antiguos comenzaron a usar de ciertos nudos dados en ciertos hilos de colores varios, y según era lo que pretendían, y querían entender de los tales nudos, y hilos así era el color que anudauan a la grandeza y diferencia de el nudo (o nudos) que hacían, y había oficiales tan expertos en esta manera de conocer y anudar como hay entre nosotros Escribanos, y contadores liberales…”.
En otras palabras -reiterativas-, si se compara a los
khipucamayuq con aquellos que escriben en Europa, llamados escribanos, se puede
inferir que la escritura alfabética de los españoles fue ejercitada como
estructura comunicativa para registrar información y el conocimiento que se
quisiese conservar para uso posterior inmediato u mediato. Esta estructura de comunicación
en la sociedad tawantisuyana fue cumplida sin duda alguna por el Khipu.
De esta noción, Mazzi nos muestra mayores evidencias, al
referirse a los testimonios dados por el cronista Joseph de Acosta. Decimos que
sin duda es este cronista, quién con una percepción visionaria “sostiene que el
khipu suple eficazmente la ausencia de letras” (Mazzi, 2016). Leamos, el texto
donde da fe el propio cronista De Acosta:
“…Y en cada manojo de éstos, tantos nudos y nuditos, y hilillos atados; unos colorados, otros verdes, otros azules, otros blancos, finalmente tantas diferencias, que así nosotros [españoles] de veinte cuatro letras guisándolas en diferentes maneras sacamos tanta infinidad de vocablos, así éstos de sus nudos y colores, sacaban innumerables significaciones de [muchas] cosas.” (Corchetes de Mazzi)
Hasta aquí nos detenemos, concluyendo que el khipu es un
sistema comunicativo y registral, en una segunda parte seguiremos opinando e
infiriendo sobre los Khipu, según la lectura que suscita el libro Inkas y Filósofos de Víctor Mazzi
Huaycucho. Siendo casi lego en filosofía, afronto con mayor opción –modestia
aparte- los otros temas del citado libro, como el de los khipu y sus funciones
comunicativas.
Notas bibliográficas:
Las citas 1, 2, 3,
4, 5, 6, y las citas del
propio Mazzi Huaycucho y otras referencias han sido tomadas de su libro Inkas y Filósofos, Lima. Ediciones del
mismo autor. 2016. Leyendo el libro las ubicarán. No es formal, mencionarlo de
este modo, pero se sugiere leer todos los capítulos del libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario