domingo, 9 de julio de 2017

Claudio Chipana: La globalización y las identidades



La globalización y las identidades


Junio 26, 2017

Claudio Chipana Gutierrez

Los distintos procesos de la globalización y su correlato cultural postmodernista de un modo u otro han quebrado una mirada esencialista de la identidad.
Las rápidas transformaciones sociales, la lucha por los derechos de las minorías, el peso de los medios de comunicación y los flujos migratorios  han cambiado la percepción del mundo, se han acortado las distancias y el sentido del espacio.
Como resultado de los efectos del dominio de las transnacionales se produjo una resistencia por parte de las identidades locales ante la homogeneización y la estandarización de la cultura y del consumo. Hoy existen signos de un retroceso de la globalización debido  a la crisis financiera capitalista   global y a la desilusión por parte de los sectores sociales más desfavorecidos por la globalización sobre todo en el aspecto del empleo y la desigualdad social.
Políticamente esta crisis ha sido aprovechada  por los partidos nacionalistas y xenófobos  que han levantado banderas electorales contra la inmigración y la supuesta islamización del mundo occidental.
Esto ha dado lugar a una crisis de identidad en los países del mundo desarrollado y también al surgimiento de corrientes populistas y nacionalistas contrarias a proyectos integradores como la Unión Europea. Esta crisis ha querido ser  aprovechada por los partidos de derecha que han politizado la inmigración para obtener réditos electorales.
Precisamente, son estos  tiempos de crisis los que dan lugar a las reflexiones sobre la identidad. El sociólogo Jorge Larraín habla de las fracturas de la identidad.
Las minorías por su parte son las víctimas de esas corrientes y políticas nacionalistas y de control migratorio. Las minorías, que contribuyen a la economía como una fuerza laboral importante, en realidad  no son una amenaza a las identidades nacionales, sin embargo son presentadas así. En verdad, son las minorías y no las naciones las  que ven amenazadas sus identidades. Los ultra nacionalistas  ven la identidad nacional en peligro por el temor de la presencia del otro, de los inmigrantes.
Buscando la identidad latinoamericana
La interrogante por la identidad latinoamericana empezó en el mismo momento de la Conquista. La invasión europea significó una ruptura de la continuidad histórica y la destrucción de las culturas aborígenes, un momento trágico que el cronista indio Guamán Poma de Ayala calificara como  “el mundo al revés”.
Desde entonces los habitantes de esta región  en distintos momentos de su historia se han interrogado sobre su propia identidad.   Muchos escritores, pensadores, artistas, intelectuales de America latina se han formulado distintas preguntas que giran en torno a esa pregunta fundamental, por ejemplo sobre la   existencia o no de un pensamiento hispanoamericano (José Carlos Mariátegui), o ya sobre la existencia de una filosofía latinoamericana (Augusto Salazar Bondy)  o  sobre el sentido de la historia latinoamericana (Leopoldo Zea).
La problemática de la identidad latinoamericana también se expresa en la serie de denominaciones que ha tenido  desde el mismo momento de la conquista por los europeos. Cada nombre ha obedecido a un interés de dominarla o de emanciparla. Al continente le ha llamado “Las Indias”, el “Nuevo Mundo”,  Hispanoamérica, Iberoamérica, o Abya Yala, también  Indoamérica, éstos últimos nombres se han utilizado  para marcar una mirada alternativa desde el mundo indígena.
Sin embargo “América Latina” es el nombre que más arraigo ha tenido hasta el presente. No obstante haberse originado dentro del esquema imperial de la Francia del siglo XIX a fin de contraponer la latinidad de la America del sur al anglosajonismo de la America del norte, el nombre “America latina” finalmente prevaleció. Los propios latinoamericanos lo hicieron suyo en razón de la necesidad de oponerse al nuevo imperio del norte y también para tomar distancia del viejo poder colonial ibérico.
Las voces de Bolívar, Miranda, Martí y otros próceres advirtieron la amenaza latente desde el norte y la necesidad de establecer la unidad de la región llamada America latina. En la actualidad  un nuevo proceso que ha avanzado a pasos acelerados, es el proceso de la integración latinoamericana. La integración le agrega un nuevo matiz a la identidad latinoamericana.
En los años recientes han surgido distintos proyectos integradores tales como el Mercosur, el UNASUR, ALBA, varios organismos caribeños y centroamericanos. Incluso ha surgido  uno que engloba a todas las naciones de la región, la CELAC (el más reciente, formado el 2010)
La integración, sin embargo, no elimina la diversidad económica, social y cultural de Latinoamérica, al contrario la reconoce y la promueve. La identidad latinoamericana, pues no es ni totalmente homogénea, ni totalmente dispar, es esencialmente diversa. Por ello, no podríamos hablar de una única identidad latinoamericana, pero es verdad también que hay múltiples razones que dan sustento a la necesidad histórica de la unidad y la integración latinoamericanas para defender su soberanía. Cualquier sentido que se le quiera dar a la idea de una identidad latinoamericana debería partir por constatar esta necesidad histórica y práctica por la unidad y de la integración. Integración, unidad, diversidad y soberanía podríamos decir, son los elementos cruciales de la identidad latinoamericana.
Para muchos lo que define a Latinoamérica es el mestizaje, es decir, la mezcla o fusión  de distintos elementos culturales, raciales, sociales en base a la presencia de las razas blanca, afrodescendiente e indígena los cual ha dado lugar a nuevos tipos raciales y culturales.
Si por identidad entendemos los rasgos distintivos y comunes que identifican a una comunidad, el mestizaje sigue siendo uno de esos rasgos comunes que distingue a Latinoamérica. Pero para afirmar la diversidad de Latinoamérica hace falta subrayar no sólo su homogeneidad sino también su diversidad, o sea su carácter multicultural y plural.
En consecuencia, un rasgo típico de la identidad Latinoamérica seguirá siendo su diversidad en todos los órdenes y su mestizaje como resultado. Latinoamérica es por naturaleza mestiza y multicultural. El mestizaje no cancela la diversidad.

No obstante, hay otro aspecto para hablar de lo propio de Latinoamérica que son los retos comunes y las expectativas hacia el futuro de las naciones que la componen.  Por eso puede decirse que sin esta orientación hacia el futuro no se podría abordar de manera cabal la identidad latinoamericana (Cf. Darcy Ribeyro). En otras palabras, este aspecto temporal del futuro es otro factor importante en la construcción de la identidad de la región.

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