La globalización y las identidades
Junio 26, 2017
Claudio Chipana Gutierrez
Los distintos procesos de la globalización y su correlato cultural postmodernista de un modo u otro han quebrado una mirada esencialista de la identidad.
Las rápidas
transformaciones sociales, la lucha por los derechos de las minorías, el peso
de los medios de comunicación y los flujos migratorios han cambiado la
percepción del mundo, se han acortado las distancias y el sentido del espacio.
Como resultado de los efectos
del dominio de las transnacionales se produjo una resistencia por parte de las
identidades locales ante la homogeneización y la estandarización de la cultura
y del consumo. Hoy existen signos de un retroceso de la globalización debido
a la crisis financiera capitalista global y a la desilusión por
parte de los sectores sociales más desfavorecidos por la globalización sobre
todo en el aspecto del empleo y la desigualdad social.
Políticamente esta crisis ha
sido aprovechada por los partidos nacionalistas y xenófobos que han
levantado banderas electorales contra la inmigración y la supuesta islamización
del mundo occidental.
Esto ha dado lugar a una
crisis de identidad en los países del mundo desarrollado y también al
surgimiento de corrientes populistas y nacionalistas contrarias a proyectos
integradores como la Unión Europea. Esta crisis ha querido ser
aprovechada por los partidos de derecha que han politizado la inmigración para
obtener réditos electorales.
Precisamente, son estos
tiempos de crisis los que dan lugar a las reflexiones sobre la identidad. El
sociólogo Jorge Larraín habla de las fracturas de la identidad.
Las minorías por su parte son
las víctimas de esas corrientes y políticas nacionalistas y de control
migratorio. Las minorías, que contribuyen a la economía como una fuerza laboral
importante, en realidad no son una amenaza a las identidades nacionales,
sin embargo son presentadas así. En verdad, son las minorías y no las naciones
las que ven amenazadas sus identidades. Los ultra nacionalistas ven
la identidad nacional en peligro por el temor de la presencia del otro, de los
inmigrantes.
Buscando la identidad latinoamericana
La interrogante por la
identidad latinoamericana empezó en el mismo momento de la Conquista. La
invasión europea significó una ruptura de la continuidad histórica y la
destrucción de las culturas aborígenes, un momento trágico que el cronista
indio Guamán Poma de Ayala calificara como “el mundo al revés”.
Desde entonces los habitantes
de esta región en distintos momentos de su historia se han interrogado
sobre su propia identidad. Muchos escritores, pensadores, artistas,
intelectuales de America latina se han formulado distintas preguntas que giran
en torno a esa pregunta fundamental, por ejemplo sobre la
existencia o no de un pensamiento hispanoamericano (José Carlos
Mariátegui), o ya sobre la existencia de una filosofía latinoamericana (Augusto
Salazar Bondy) o sobre el sentido de la historia latinoamericana
(Leopoldo Zea).
La problemática de la
identidad latinoamericana también se expresa en la serie de denominaciones que
ha tenido desde el mismo momento de la conquista por los europeos. Cada
nombre ha obedecido a un interés de dominarla o de emanciparla. Al continente
le ha llamado “Las Indias”, el “Nuevo Mundo”, Hispanoamérica, Iberoamérica,
o Abya Yala, también Indoamérica, éstos últimos nombres se han
utilizado para marcar una mirada alternativa desde el mundo indígena.
Sin embargo “América Latina”
es el nombre que más arraigo ha tenido hasta el presente. No obstante haberse
originado dentro del esquema imperial de la Francia del siglo XIX a fin de
contraponer la latinidad de la America del sur al anglosajonismo de la America
del norte, el nombre “America latina” finalmente prevaleció. Los propios
latinoamericanos lo hicieron suyo en razón de la necesidad de oponerse al nuevo
imperio del norte y también para tomar distancia del viejo poder colonial
ibérico.
Las voces de Bolívar,
Miranda, Martí y otros próceres advirtieron la amenaza latente desde el norte y
la necesidad de establecer la unidad de la región llamada America latina. En la
actualidad un nuevo proceso que ha avanzado a pasos acelerados, es el
proceso de la integración latinoamericana. La integración le agrega un nuevo
matiz a la identidad latinoamericana.
En los años recientes han
surgido distintos proyectos integradores tales como el Mercosur, el UNASUR,
ALBA, varios organismos caribeños y centroamericanos. Incluso ha surgido
uno que engloba a todas las naciones de la región, la CELAC (el más reciente,
formado el 2010)
La integración, sin embargo,
no elimina la diversidad económica, social y cultural de Latinoamérica, al
contrario la reconoce y la promueve. La identidad latinoamericana, pues no es
ni totalmente homogénea, ni totalmente dispar, es esencialmente diversa. Por
ello, no podríamos hablar de una única identidad latinoamericana, pero es
verdad también que hay múltiples razones que dan sustento a la necesidad
histórica de la unidad y la integración latinoamericanas para defender su
soberanía. Cualquier sentido que se le quiera dar a la idea de una identidad
latinoamericana debería partir por constatar esta necesidad histórica y
práctica por la unidad y de la integración. Integración, unidad, diversidad y
soberanía podríamos decir, son los elementos cruciales de la identidad
latinoamericana.
Para muchos lo que define a
Latinoamérica es el mestizaje, es decir, la mezcla o fusión de distintos
elementos culturales, raciales, sociales en base a la presencia de las razas
blanca, afrodescendiente e indígena los cual ha dado lugar a nuevos tipos
raciales y culturales.
Si por identidad entendemos
los rasgos distintivos y comunes que identifican a una comunidad, el mestizaje
sigue siendo uno de esos rasgos comunes que distingue a Latinoamérica. Pero
para afirmar la diversidad de Latinoamérica hace falta subrayar no sólo su
homogeneidad sino también su diversidad, o sea su carácter multicultural y
plural.
En consecuencia, un rasgo
típico de la identidad Latinoamérica seguirá siendo su diversidad en todos los
órdenes y su mestizaje como resultado. Latinoamérica es por naturaleza mestiza
y multicultural. El mestizaje no cancela la diversidad.
No obstante, hay otro aspecto
para hablar de lo propio de Latinoamérica que son los retos comunes y las
expectativas hacia el futuro de las naciones que la componen. Por eso
puede decirse que sin esta orientación hacia el futuro no se podría abordar de
manera cabal la identidad latinoamericana (Cf. Darcy Ribeyro). En otras
palabras, este aspecto temporal del futuro es otro factor importante en la
construcción de la identidad de la región.
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