Vidal Villanueva Chávez*
Publicado en el diario La República 29/9/17.
Se publica con autorización expresa del autor.
En mi condición de profesor de aula en actividad, el 7 de
agosto de 2016 en este diario formulé la misma pregunta a PPK al inicio de su
gobierno. Decía entonces que los alumnos que llegan a la universidad (con las
debidas excepciones) no entienden un texto elemental, no saben reconocer los
núcleos de una oración; escriben "hiba" por iba, "calló" por cayó; no saben quién
fue Manco Inca, ni dónde queda el Puerto de Ilo; algunos creen que Apurímac
limita con Tumbes y que Ciro Alegría fue un jugador de fútbol; ni saben una
estrofa de nuestro himno, con lo que solo se ha conseguido la pérdida de
nuestra identidad como nación porque se dejó de lado el aprendizaje de nuestra
historia, de nuestra geografía, de nuestra cultura.
Esto
debido a que el currículo (a propósito, este sustantivo es masculino, no
femenino: no es la currícula sino el currículo o el currículum) está construido
sobre el marco de las llamadas competencias, que tienden a la generalidad en
desmedro de la profundidad, por lo que se debe pensar en hacer un reajuste al
currículo para incorporar contenidos que den sustento al aprendizaje y también
educación cívica para que se enseñe a respetar las reglas de tránsito, a no
ocupar los asientos reservados, a no arrojar desperdicios al piso (que tampoco
se enseña en el hogar), y que serían mejor trabajados con el apoyo de los
medios informáticos con los que hoy contamos para no dar la penosa imagen de
pueblo atrasado como nos ven.
El 9
de abril pasado, el Minedu informó que “Se avanza en matemática, pero se retrocede
en comprensión lectora”, pero ¿qué propuestas metodológicas, qué recursos
didácticos ha presentado para revertir este problema? Más bien distorsiona el
concepto de lectura al incluir en el plan lector resúmenes de textos porque se
busca el argumento, la historia, la anécdota, con lo cual se pierde la
capacidad de análisis y de entendimiento. Por el armazón de la lengua circula
la anécdota, la historia, pero para entender un texto hay que conocer la lengua
por ser la envoltura del pensamiento, el que se desarrolla mediante la
asimilación de conceptos, imágenes, metáforas, símiles que en ella se hallan, y
si no se entiende esto no se entiende nada: he aquí el problema de la
comprensión lectora.
Por
eso los libros de lectura deben ser originales y seleccionados en forma gradual
según el nivel de enseñanza desde inicial hasta la universidad, sin interesar
la cantidad por año.
Política
de Estado en materia educativa debiera ser no permitir que a diario tanta
inmundicia ingrese a los hogares a través de algunos programas de televisión
donde se transmiten los amores frustrados y los juegos de sexo de personas
intrascendentes de la farándula; debiera ser construir escuelas bien equipadas
por año y ambientes adecuados para los profesores en los lugares más pobres y
alejados del país; debiera ser aumentar en forma progresiva el porcentaje del
PBI, que hoy es del 3,9%, para mejorar la calidad de la educación; debiera ser
promover la lectura en los hogares, en las universidades y en la sociedad por
distritos con incentivos por ejemplo de becas integrales para los hijos de las
familias que mejor leen, y aquí ayudaría mucho la televisión, porque hoy la
gente anda, ensimismada, prendida a un celular antes que a un libro. Ojalá con
el nuevo ministro no siga el statu quo.
* Ph.D. Profesor principal de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán
y Valle.
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