Por: Claudio Chipana.
Discurso efectuado domingo 12 de noviembre del 2017
Estimados compañeros y compañeras,
amigos todos hoy congregados aquí ante la tumba de Carlos Marx para conmemorar
los 100 años de la Revolución Bolchevique.
Queremos rendir tributo a Carlos
Marx quien, sin duda, fue el inspirador de la primera revolución en la historia
que lleva al poder a los trabajadores, a los proletarios, como fue la
Revolución de Octubre en Rusia en 1917, revolución liderada por Lenin y los
bolcheviques. Las ideas y la práctica revolucionaria de Marx, sin embargo,
sirvieron igualmente de fermento para la continuación de otras revoluciones
ocurridas durante el siglo XX.
Carlos Marx junto con su compañero
leal y también coautor de varios trabajos esenciales del socialismo denominado
“científico”, Federico Engels, realizó una labor teórica cuya trascendencia
social, política e ideológica repercute hasta el presente.
Delegación ante la tumba de Marx, cementerio Highgate, Londres. |
Marx, como filósofo, fue muy critico
de los sistemas filosóficos de su época. En sus tesis sobre Feuerbach escribió
una frase que se ha hecho muy famosa y que está inscrita en su tumba: “Los
filósofos hasta hoy han interpretado el mundo de distintas formas, de los que
se trata de es de transformarlo”. En otras palabras, no basta contemplar el mundo,
sino que hay que transformarlo. En otras palabras, el conocimiento, la teoría
deben tener un fin beneficioso para la humanidad. En el Manifiesto comunista,
obra célebre escrita años después en coautoría con su amigo Engels, en1948,
luego de un análisis de la historia universal anunciará la caída del orden
burgués por la acción de los obreros conscientes y organizados.
Pero es en El Capital, obra escrita
en el Reading room del Museo Británico donde Marx realiza un análisis profundo
y la critica más radical del sistema capitalista con resonancia hasta el día de
hoy, análisis que ha servido para demostrar que el capitalismo no es eterno, y
que las crisis que acompañan a este sistema y que causan la miseria de los
trabajadores, de las mayorías, son el anuncio de un nuevo orden económico
social, que Marx denominó socialismo, es decir, un periodo de la humanidad que
sería sucedido por otra etapa superior llamada “comunismo”.
Estas ideas por demás radicales y revolucionarias se esparcieron
progresivamente por todo el mundo y hasta el día de hoy inspiran muchos
movimientos y revoluciones en todo el planeta tal como ocurrió en la Rusia
zarista.
En 1917 Rusia vivía una situación insostenible por la guerra, la hambruna, la pobreza, y sobre todo por el poder ilimitado del Zar Nicolás II y los Romanov, bajo una régimen de autocracia y falta de libertades que llevaba ya más de 300 años. Vladimir Ilich Ulyanov alias Lenin, seguidor de las ideas de Marx, y los bolcheviques, llevaron acabo el asalto al poder para terminar con el régimen autocrático zarista, para terminar la guerra y el hambre de obreros y campesinos rusos. Por primera vez en la historia, ocurría un cambio de regimen social, del capitalismo al socialismo. No era solo un golpe de estado, era más bien el inicio de una nueva etapa en la historia mundial. Ese es el verdadero significado de la Revolución de Octubre aún cien años después.
En 1917 Rusia vivía una situación insostenible por la guerra, la hambruna, la pobreza, y sobre todo por el poder ilimitado del Zar Nicolás II y los Romanov, bajo una régimen de autocracia y falta de libertades que llevaba ya más de 300 años. Vladimir Ilich Ulyanov alias Lenin, seguidor de las ideas de Marx, y los bolcheviques, llevaron acabo el asalto al poder para terminar con el régimen autocrático zarista, para terminar la guerra y el hambre de obreros y campesinos rusos. Por primera vez en la historia, ocurría un cambio de regimen social, del capitalismo al socialismo. No era solo un golpe de estado, era más bien el inicio de una nueva etapa en la historia mundial. Ese es el verdadero significado de la Revolución de Octubre aún cien años después.
Hoy el régimen generado por la la
Revolución Bolchevique ya no existe, pero existe el socialismo como alternativa
al capitalismo, como ideal y como utopía de un mundo mejor. De hecho, la
revolución ruso inspiró a otras tantas revoluciones durante el siglo XX.
Marx y en particular Lenin
demostraron que el capitalismo es un sistema global y que este sistema toma la
forma de imperialismo y colonialismo. El capitalismo desarrolla, es cierto, la
tecnología y las fuerzas productivas, pero al mismo tiempo lleva a la
concentración de la riqueza en pocas manos, y conlleva la pauperización de las
masas de trabajadores, y también a la explotación de las naciones pobres del
mundo, en Asia, Africa y América latina. En América latina hemos tenido
revoluciones como la revolución sandinista y la revolución cubana entre otras
revoluciones para cambiar esta situación de injusticia. Estas revoluciones de
una u otra manera han tenido como antecedente la gran revolución de octubre que
hoy conmemoramos.
Hablar de la Revolución de Octubre es hablar de socialismo. Pero ¿qué significado tiene hoy el socialismo después de todas estas experiencias?
Hablar de la Revolución de Octubre es hablar de socialismo. Pero ¿qué significado tiene hoy el socialismo después de todas estas experiencias?
¿Qué significado tiene el socialismo
para los latinoamericanos y para la Europa de hoy?
Celebramos el mensaje universal de
la revolución de octubre que permanece imperecedero. Ese mensaje es la búsqueda
de un orden social mas justo, más igualitario y más humano opuesto a la codicia
de la burguesía y las clases plutocráticas, que acumulan la riqueza sin compartirla
con las grandes mayorías. Los “Paradise papers” descubierto estos días son la
prueba más clara de cómo las clases ricas evaden impuestos hacia paraísos
fiscales mientras que la escuelas, hospitales, universidades, pensionistas, el
NHS (sistema nacional de salud) sufren por falta de inversión.
El socialismo es la búsqueda de un
sistema distinto al modelo neoliberal impuesto por la burguesía para asegurar
su poder y sus ganancias. El socialismo es opuesto al modelo de austeridad y
privatización. Socialismo significa inversión social antes que ganancia de unos
pocos.
El socialismo es la construcción de
una sociedad más justa opuesta a la guerra y al armamentismo. Proclama la paz y
el progreso.
El socialismo ha cambiado de forma
pero no de contenido. Es cierto que el mundo ha cambiado, se hecho aún más
global, vivimos la era de la información y el poder de los medios de
información. Por otro lado, los flujos migratorios han cambiado a las
sociedades.
El socialismo significó y
significará igualdad, democracia desde abajo, justicia, participación. Pero sin
igualdad auténtica perdería su esencial significado. Por eso, socialismo es
ante todo reconocer los derechos de mujer, el respeto a la diferencia, el
respeto de los derechos de las minorías, de los inmigrantes, de los refugiados,
de los pueblos indígenas, de los grupos LGTB.
El socialismo en nuestros días ha
dado un giro hacia el respeto y los derechos de la naturaleza, de la Pacha
mama. El socialismo se ha diversificado y enriquecido en su significado, ha
ampliado su significado. En tal sentido, a las clases sociales originariamente
asignadas la tarea de la transformación social, se han unido nuevos movimientos
y grupos que igualmente buscan la igualdad y la justicia social. Por lo tanto,
sin la unidad de todos esos movimientos no será posible acceder a una sociedad
alternativa al capitalismo.
Cada vez es menos posible hablar de
un solo modelo de socialismo. Cada país ajusta los principios del socialismo a
su realidad concreta. El pensador marxista peruano José Carlos Mariátegui, sostuvo que
el socialismo no puede ser calco ni copia, sino creación heroica.
La Revolución rusa logró tomar el poder porque fue el resultado de una
interpretación original de las ideas de Marx por parte de Lenin a las
condiciones de la sociedad rusa. Cada vez que una revolución quiso ser una
copia de la otra, ha fracasado.
El socialismo latinoamericano tiene su propia impronta. Con Fidel, el Che, Sandino, Hugo Chávez, Evo Morales y muchos otros socialistas América latina muestra su realidad diversa y a la vez unitaria desde Simón Bolívar, Antonio Sucre, Manuela Saénz, José Martí y muchos otros próceres de nuestra independencia.
Esta dialéctica de la diferencia y
la unidad define a las grandes ideas y nuevos sistemas sociales.
Si el mundo es global, entonces la justicia social no puede ser sino global.
Como nunca resuenan actuales las palabras de Marx y de Flora Tristán:
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNIOS!
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