Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Archivado en: http://elpais.com/elpais/2014/12/26/opinion/1419625181_014853.html
La calidad de la educación es crucial para impulsar el crecimiento de América Latina y mantener las conquistas sociales.
El crecimiento no llegará fácilmente. Una expansión alimentada por las
materias primas, como la que experimentó América del Sur en la última década,
difícilmente vuelva a repetirse, dada la menor demanda mundial por sus
productos, en particular desde China. Por si esto fuera poco, el costo de
financiar el desarrollo probablemente aumente en los años próximos, a medida
que la política monetaria de los Estados Unidos cambia de orientación. Las
históricas conquistas sociales logradas por la región en los últimos 10 años
corren peligro. América Latina deberá depender de sí misma si quiere regresar
el camino de crecimiento con equidad que hizo posibles estas conquistas.
El desafío aumentará la presión sobre las arcas públicas. Por lo tanto,
se le conferirá una gran importancia a aquellas políticas que logren impulsar
el crecimiento manteniendo el foco sobre los pobres. Y cuando hablamos de
inversiones públicas que logren ambos objetivos, muy pocas de ellas tienen el
alcance de la educación. Por un lado, un país con mejor capital humano puede
volverse más productivo y crecer más rápido. Por otro, una población mejor
educada puede encontrar mejores oportunidades de vida y romper con el ciclo de
pobreza, que muchas veces se perpetúa por generaciones.
En una región donde
el acceso a la educación hasta el nivel secundario es casi universal, el
desafío central es la calidad. Y para elevar la calidad, es fundamental lo que
ocurre en el aula, o más concretamente, las habilidades de los encargados de
enseñar.
Sin embargo, todas las semanas —debido al
ausentismo docente, baja cualificación y nivel salarial, así como escaso
liderazgo escolar— los alumnos de las escuelas públicas de América Latina y el
Caribe pierden el equivalente a un día completo de clases. Esta es una de las
conclusiones más importantes del innovador informe del Banco Mundial, Grandes docentes: cómo mejorar el
aprendizaje de los alumnos en América Latina y el Caribe.
Otra de las conclusiones que llaman la atención es que aquellos
individuos que ingresan a la carrera docente en América Latina tienen un nivel
académico menor que el promedio general de los alumnos que cursan educación
superior. En Singapur y Finlandia, los docentes provienen del tercio superior
de estudiantes. Y esto me lleva a los maestros-estrellas.
América Latina es conocida por sus grandes estrellas de clase mundial,
sean escritores, ídolos de fútbol o artistas. Shakira por ejemplo es admirada
por su música y talento, y también por sus años de dedicación a mejorar las
vidas de los niños pobres en América Latina. No hay duda de que la cantante y
compositora colombiana merece toda la atención y los elogios que recibe, pero
la región podría beneficiarse de tener docentes que sean la mitad de admirados
que las estrellas de la música.
Más fácil de decir que de hacer, dirán muchos. Pero no imposible.
Por sobre todas las cosas, requiere de una enorme dosis de voluntad política.
En la década de 1970, por ejemplo, Finlandia elevó el nivel
requerido para la contratación de docentes. Esa fue la piedra fundamental de su
estrategia de reforma educativa. Finlandia solía tener un mercado laboral
educativo muy similar al de América Latina, con muchas instituciones de
capacitación docente de calidad variable que producían un número excesivo de
egresados. A lo largo de varias décadas, el país logró un número mucho menor de
instituciones de alta calidad producen la cantidad necesaria de docentes
talentosos, de los cuales todos encuentran trabajo y disfrutan de un elevado
prestigio social (así como salarios competitivos).
Existe un consenso cada vez mayor de que el camino hacia el crecimiento
a largo plazo de las economías latinoamericanas debe forjarse en base a la
productividad. Esto significa principalmente invertir en industrias más
intensivas en conocimiento, que inserten a la región de una manera más
competitiva en las cadenas de valor globales, para generar un mayor crecimiento
apoyándose en las nuevas tecnologías y en mejores prácticas gerenciales.
Esta transformación requerirá de una fuerza laboral capacitada; y la calidad
de la educación debe mejorar rápido. Para evitar el riesgo de ampliar la brecha
de ingreso en el proceso de tornarnos más productivos, la calidad de la
educación no puede limitarse a unos pocos afortunados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario